Como una caja de regalo sin abrir, así se presenta este nuevo año. ¿Qué habrá? ¿Qué sorpresas nos esperan? Sólo Dios lo sabe. Vivamos cada día como una gran sorpresa, como algo excepcional que se nos da. Cada día traerá su afán y una gracia especial que es para ese día. Disfrutemos de todo ello con confianza. Sepamos dar gracias a Dios por cada momento que nos tiene reservado, por lo que sucedió, sucede y sucederá.
Para todos los que me habéis acompañado durante este año que acaba, y los que me vais a acompañar durante el año que empieza, os deseo todo lo que vuestro corazón anhele. Doy gracias a Dios por cada uno de vosotros.
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