viernes, 18 de enero de 2008

Por fin ya es viernes

Hace tiempo que no tenía esta sensación. ¡Gracias, Dios mío, por el fin de semana! Me encanta mi trabajo en el cole, pero estoy agotada. Los niños me han pegado todos sus males: mocos, toses, etc.. Poco a poco me iré inmunizando pero de momento estoy perdida. Espero no pillar los piojos con los que se me ha presentado una, ¡por ahí no paso! Lo único que no te pegan es su juventud. Una pena, la verdad.
La profe a la que he sustituido ya ha dado a luz. Ha tenido una niña que se va a llamar Gabriela. Hoy los niños le han hecho un montón de dibujos y se los hemos mandado con todo nuestro cariño. Espero que le gusten.
Ha sido una semana intensa. La semana que viene tenemos preevaluación y los niños están todos nerviosos con exámenes y notas. Además tengo dos alumnos nuevos. Son hermanos, niña y niño, y vienen de Colombia. Edward en 1º de primaria y Valentina en 3º. Se han adaptado bien con los demás niños, pero están algo atrasados en conocimientos. Como todas mis clases son en inglés, se pierden un poco y tengo que mandarles trabajo extra para que se pongan al día. Valentina es tan tímida que todavía no he oído su voz. Me mira con ojos grandes y rasgados y me sonríe, pero no habla nada de nada. Poco a poco espero que se vaya abriendo. Edward es más abierto y pregunta un montón. Me pongo en su piel, y debe ser muy difícil entrar tan tarde en un cole y adaptarte a todas las cosas nuevas. Aunque los niños son como el chicle, se amoldan a todas las circunstancias.
Cada mañana cuando voy conduciendo le pido al Señor por cada uno de mis niños. El otro día casi me paso la salida de la M-50 pensando y pidiendo por ellos. Algunos tienen situaciones familiares muy difíciles. Aprovecho para que pidáis por ellos si os acordáis. Algunos están muy necesitados.
Lo más gracioso de todo es que toda mi vida he rechazado la enseñanza. No me interesaba como salida profesional, y no me veía haciéndolo. Al final, me veo aquí ejerciendo de Miss, como me llaman mis niños, (también me llaman Teacher), y dándome cuenta de que es una de las cosas más bonitas que se pueden hacer. Sobre todo con los "diminutos", como yo les llamo cariñosamente. Te exigen mucho, pero te dan mucho. Por eso no me canso de dar gracias al Señor por esta oportunidad que me ha dado. ¡Quién me lo iba a decir a mí!

No hay comentarios: