miércoles, 11 de febrero de 2009
Tiempo de bendición
Por fin ha salido el sol. Hace un día precioso. Después de tanta nieve, lluvia, niebla, viento y demás fenómenos meteorológicos invernales es de mucho agradecer este día radiante. Me siento como los animalillos despertando después del crudo invierno. Hoy además es mi santo y eso lo hace todavía más especial. Ya estoy recibiendo mensajitos de felicitación que me hacen darme cuenta de la gente que me quiere, o por lo menos me aprecia lo suficiente para acordarse de mí. Y es que a veces se me olvida, despistada que anda una. Por eso creo que es un buen momento para acordarse de las muchas bendiciones y dejarse de negruras y tristezas. La vida tiene momentos agrios y momentos dulces; si nos quedáramos sólo con los agrios andaríamos siempre con muy mal sabor de boca y estaríamos permanentemente asqueados. Además seríamos muy desagradecidos con Aquel que sólo quiere nuestro bien y nos quiere felices SIEMPRE. Una de las bendiciones más grandes que estoy viviendo es el Seminario de Vida en el Espíritu que estamos teniendo en mi grupo, Maranatha. No os podéis hacer idea de las maravillas que está haciendo el Señor. Yo he estado sirviendo en diferentes Seminarios y he visto al Señor actuar de manera extraordinaria, pero como en éste nunca. Desde el primer día se ha manifestado con una fuerza y con un poderío espectaculares. Lo mejor de todo es que todo se está produciendo desde la pobreza más absoluta. Por eso creo que el Señor se está prodigando con tanta riqueza. Somos pocos, nunca sabemos quien va a venir, y el Señor no deja de sorprendernos. Los "nuevos" nos están catequizando a los "viejos". Su frescura, sus ganas de encontrarse con Jesús, su docilidad, su sed de Dios, tantas cosas. El fin de semana pasado tuvimos el Retiro de Efusión, y ha sido algo extraordinario. Y eso que desde el punto de vista humano todo estaba en contra: gripes, accidentes, nieve, ausencias, etc.. Parecía imposible que pudiéramos sacarlo adelante. Pero, como siempre, el Señor nos ha demostrado que la obra y la gloria son suyas, y que nosotros lo único que tenemos que hacer es dejarnos en sus manos. ¡Qué gran lección nos ha dado el Señor! En el momento de la Efusión su presencia era tan grande, con tanta fuerza, que una hermana de las nuevas cayó en descanso en el Espíritu y luego nos contaba su experiencia. Ella estaba al fondo, sola, mientras orábamos unos por otros. Se había situado allí porque se sentía indigna de estar cerca de nosotros. Y el Señor la cogió en brazos, la hizo descansar y, como contaba ella, se sintió sanada de esas dudas y se sintió hija querida llena de la dignidad que sólo Dios sabe darnos. Ni ella misma podría creerse lo que allí había sucedido. ¡Pura maravilla! No podemos dejar de dar gracias a Dios por todo lo que hace por nosotros. Después de un fin de semana así, sientes como si te hubieran recargado las pilas, la batería, y que el motor de tu vida se lanza hacia delante con una energía nueva, con una fuerza sin límites. Estoy segura de que los frutos de este Seminario serán de una bendición muy especial para Maranatha, porque el Señor ha comenzado una obra nueva y veremos su gloria entre nosotros como nunca pudimos pensar o esperar. ¡Gloria a Dios!
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3 comentarios:
!!!Felicidades, guapa!!!.
Me parece un dia estupendo inagurar tu blog para felicitarte, la verdad es que me meto muchas veces pero no soy de mucho escribir, en fín, me alegro de que estes contenta y espero darte un abrazo esta tarde.
Besazos.
Hola, guapa! Me encanta verte por aquí. A ver si dejas más mensajes. Gracias por tu cariño. Besitos.
Lou ánimo y palante...con el tema del tabaco.Vamos a ser unas chicas sanísimas Besos Encarna
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