Después de muchas andanzas, aquí estoy. Dentro de dos días vuelvo para Madrid y espero "perder el tiempo" a gusto con muchos de vosotros. Ahora que está por finalizar mi "soggiorno" por estas tierras, echo la vista atrás y me parece que llevo aquí media vida, pero a la vez siento que el tiempo ha pasado volando. La última vez os dejé paseando por Roma y desde entonces han pasado muchos paseos y muchas cosas. Aunque me había propuesto ir escribiéndolo todo, la verdad es que ha habido momentos en que no he encontrado tiempo para hacerlo. Me fiaré de mi memoria. Desde el día 4 hasta el 12 que nos fuimos para Bari estuve bastante ocupada. Tenía que terminar una traducción para el ICCRS de modo que pasé tiempo con ellos en la oficina y pude disfrutar de largas conversaciones con Oreste, el director de la oficina. Oreste me invitó a su grupo de oración y allá me fui encantada de la vida. Más que un grupo de oración son una comunidad de alianza que se llama Magnificat. Se reúnen en una iglesia muy grande que se llama San José. Allí disfruté de la alabanza y de una Eucaristía preciosa. Echaba de menos estar en un grupo alabando, cantando, escuchando, compartiendo. Después tuvimos un rato de adoración. Con Julia y Stefania estuve dentro del Vaticano comprando en la Farmacia y curioseando por los jardines de esta pequeña ciudad-estado. Me sorprendió el centro comercial que tienen, ¡todo con las grandes marcas de lujo! Parecía Harrods en Londres. Es curioso esto de pasar a otro país cruzando una verja. Podemos entrar porque Julia tiene un pase que le permite tener acceso a este estado tan chiquito. El día 12 tomamos un tren para Bari, donde nos esperaba el encuentro de Kairós, con la Comunidad de Jesús. Julia se encontraba muy mal y con mucho dolor en un costado. Al final terminó en el Hospital donde le diagnosticaron un ¡herpes zoster! ¡Horror! La pobre sigue bastante pocha y dolorida, aunque progresa adecuadamente dentro de su dolor. Los dos primeros días en Bari los pasé cuidando de Julia y no salí de la casa de las monjitas donde nos alojábamos. El sábado 14 por la tarde, ya pude ir al Encuentro y compartir algo de lo que se cocía en Bari. El Kairós es un encuentro ecuménico internacional organizado desde hace unos 10 años por la Comunidad de Jesús. Estábamos hermanos católicos, ortodoxos, anglicanos, evangélicos, pentecostales, no denominacionales, etc... de distintos países (Brasil, Angola, Argentina, Inglaterra, Canadá, España, Italia, Grecia, Albania, Rumanía) compartiendo experiencias, alabanzas, cantos, oraciones. El domingo tuvimos un acto de oración ecuménica, presidido por el Cardenal Rylko (presidente del Pontificio Consejo para los Laicos) en la Basílica de San Nicolás. Luego tuvimos un desfile de las naciones por las calles de Bari. Allí estuve ondeando la bandera de España y haciendo un poco de patria. El encuentro terminó con una Eucaristía en la catedral de Bari. Cantaron dos coros. Uno ortodoxo y otro católico. El coro ortodoxo era de Rumanía y lo componían sólo hombres. ¡Cantaban como los ángeles! Hubo un momento impresionante en el que se cantó el Evangelio en griego con el coro ortodoxo contestando y persignándose en determinados momentos. Yo tenía al lado a mi amiga Caterina, griega ortodoxa, que lloraba emocionada. La única nota triste es que todavía no podemos compartir juntos de la mesa de Nuestro Señor. Pero, llegará el día en que con un solo corazón podamos acercarnos a "cenar" juntos.
jueves, 19 de mayo de 2011
Roma -Bari-Roma
Después de muchas andanzas, aquí estoy. Dentro de dos días vuelvo para Madrid y espero "perder el tiempo" a gusto con muchos de vosotros. Ahora que está por finalizar mi "soggiorno" por estas tierras, echo la vista atrás y me parece que llevo aquí media vida, pero a la vez siento que el tiempo ha pasado volando. La última vez os dejé paseando por Roma y desde entonces han pasado muchos paseos y muchas cosas. Aunque me había propuesto ir escribiéndolo todo, la verdad es que ha habido momentos en que no he encontrado tiempo para hacerlo. Me fiaré de mi memoria. Desde el día 4 hasta el 12 que nos fuimos para Bari estuve bastante ocupada. Tenía que terminar una traducción para el ICCRS de modo que pasé tiempo con ellos en la oficina y pude disfrutar de largas conversaciones con Oreste, el director de la oficina. Oreste me invitó a su grupo de oración y allá me fui encantada de la vida. Más que un grupo de oración son una comunidad de alianza que se llama Magnificat. Se reúnen en una iglesia muy grande que se llama San José. Allí disfruté de la alabanza y de una Eucaristía preciosa. Echaba de menos estar en un grupo alabando, cantando, escuchando, compartiendo. Después tuvimos un rato de adoración. Con Julia y Stefania estuve dentro del Vaticano comprando en la Farmacia y curioseando por los jardines de esta pequeña ciudad-estado. Me sorprendió el centro comercial que tienen, ¡todo con las grandes marcas de lujo! Parecía Harrods en Londres. Es curioso esto de pasar a otro país cruzando una verja. Podemos entrar porque Julia tiene un pase que le permite tener acceso a este estado tan chiquito. El día 12 tomamos un tren para Bari, donde nos esperaba el encuentro de Kairós, con la Comunidad de Jesús. Julia se encontraba muy mal y con mucho dolor en un costado. Al final terminó en el Hospital donde le diagnosticaron un ¡herpes zoster! ¡Horror! La pobre sigue bastante pocha y dolorida, aunque progresa adecuadamente dentro de su dolor. Los dos primeros días en Bari los pasé cuidando de Julia y no salí de la casa de las monjitas donde nos alojábamos. El sábado 14 por la tarde, ya pude ir al Encuentro y compartir algo de lo que se cocía en Bari. El Kairós es un encuentro ecuménico internacional organizado desde hace unos 10 años por la Comunidad de Jesús. Estábamos hermanos católicos, ortodoxos, anglicanos, evangélicos, pentecostales, no denominacionales, etc... de distintos países (Brasil, Angola, Argentina, Inglaterra, Canadá, España, Italia, Grecia, Albania, Rumanía) compartiendo experiencias, alabanzas, cantos, oraciones. El domingo tuvimos un acto de oración ecuménica, presidido por el Cardenal Rylko (presidente del Pontificio Consejo para los Laicos) en la Basílica de San Nicolás. Luego tuvimos un desfile de las naciones por las calles de Bari. Allí estuve ondeando la bandera de España y haciendo un poco de patria. El encuentro terminó con una Eucaristía en la catedral de Bari. Cantaron dos coros. Uno ortodoxo y otro católico. El coro ortodoxo era de Rumanía y lo componían sólo hombres. ¡Cantaban como los ángeles! Hubo un momento impresionante en el que se cantó el Evangelio en griego con el coro ortodoxo contestando y persignándose en determinados momentos. Yo tenía al lado a mi amiga Caterina, griega ortodoxa, que lloraba emocionada. La única nota triste es que todavía no podemos compartir juntos de la mesa de Nuestro Señor. Pero, llegará el día en que con un solo corazón podamos acercarnos a "cenar" juntos.
Los dos días siguientes, lunes y martes, los pasamos en el local de la Comunidad de Jesús, compartiendo testimonios y momentos preciosos de intercesión y reconciliación. Ayer, volvimos para Roma, donde llegamos a las 7 de la tarde. Nos fuimos a cenar por la zona de la Piazza Navona. Estaba hasta la bandera de gente y nos comimos unas pizzas increíbles. Estábamos, Julia, Caterina, Stefania, Tiziana (hija de Stefania) y la que suscribe. Después nos llevó Stefania a una heladería enorme, donde habia un surtido de helados increíble. Yo no como helado de manera que me dediqué a sacarles fotos mientras consumían gigantescas creaciones de distintos sabores, coronadas por montañas de nata. La pobre Julia se ha pasado la noche malísima en el baño. Yo creo que entre tanta medicina y el helado que se tomó, su cuerpo no lo ha resistido. Y bueno, aquí estoy descargando las fotos de estos días y mirando los correos que no he podido mirar ni contestar. He pasado un rato por la oficina de ICCRS y mañana volveré a despedirme. Pero, como me han dicho, sólo hasta el día 8 de junio donde con algunos de vosotros me iré a Asís a celebrar Pentecostés. Pero eso será otra historia y otro momento. Mentiría si dijera que no os echo de menos, y que no tengo ganas de volver a casa. Mi corazón lleva cantando desde anoche "Arrivederci, Roma". Dentro de poco entonará: "Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací". Baci a tutti.
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