viernes, 25 de noviembre de 2011
Acción de gracias
Ayer celebraban los americanos, los de EEUU, el día de Acción de Gracias. A través de la tele y las películas lo hemos visto cientos de veces. La familia se reúne, come pavo, calabaza, puré de patatas, salsa de arándanos, etc. La verdad es que es algo totalmente ajeno a nosotros como tantas otras fiestas importadas desde "allende los mares". Pero he de reconocer que es bonito tener una fiesta para dar gracias. ¡Y tenemos tantos motivos para hacerlo! En nuestra Iglesia Católica existe una fiesta de acción de gracias, que suele pasar desapercibida por la mayoría. Es el día 5 de octubre, las Témporas de Acción de Gracias. Pero como ya he dicho pasa sin pena ni gloria; no se anuncia ni sale en la tele, se queda sólo para los que van a Misa ese día y poco más. La verdad es que es una pena, ¡qué mal vendemos nuestro producto!
Este mes he tenido muchos motivos para dar gracias a Dios. En primer lugar por mi hija Cecilia. El lunes 14 la tenían que ingresar de urgencias y estuvo dos días en el Hospital. Tenía un dolor abdominal muy fuerte, y como ya está operada de apendicitis no daban realmente con lo que tenía. Finalmente determinaron que era una pielonefritis (palabreja que yo nunca había oído antes), en definitiva una infección de orina grave. Yo tenía que irme a Alemania, a traducir en una reunión del ESCI (subcomité europeo del ICCRS), y no tenía nada seguro si podría ir o no. Finalmente, le dieron el alta hospitalaria el miércoles 16, y la dejé al cuidado de mi familia y su novio, y me pude ir, aunque reconozco que con el ánimo preocupado. Como siempre le digo al Señor: "Yo me voy a ocupar de tus cosas, y te pido que Tú te encargues de las mías". Hablé con Cecilia desde Alemania y me contó que había ido a su ginecóloga, que resulta que es mi prima, y le había dicho que a parte de la infección de orina, le había estallado un quiste en un ovario y había tenido una peritonitis química. A mí me ha pasado y os puedo asegurar que duele muchísimo. Gracias a Dios todo está bien y Cecilia está ya totalmente recuperada. Además en estos días ha tenido la alegría de ver renovado su contrato de trabajo y ya tiene un contrato indefinido, lo cual en estos tiempos es motivo suficiente para dar muchísimas gracias a Dios. A parte de todo esto, ya se va haciendo un nombre en el mundo del cine y ha presentado su corto en un festival en Madrid, y en dos festivales en Italia. ¡Gloria a Dios!
Mi viaje a Alemania también es motivo de acción de gracias. Siempre es una gozada volver a ver a tantos hermanos y hermanas que no tengo ocasión de ver a menudo. Sobre todo, porque viven lejos. Además fui con Mamen Sánchez y Mª Jesús Casares, de modo que pude compartir un montón con ellas. Estuvimos en un santuario llamado Heilligenbrunn, donde la comunidad de las Familias con Cristo tienen una casa. El nombre en español sería Fuente Santa, y es que tiene una fuente de agua milagrosa y es lugar de peregrinación. Está cerca de Munich, como a tres cuartos de hora, y a ese aeropuerto llegamos. Como suele pasar en mis viajes, no vimos nada "turísticamente" hablando, pero tuvimos la oportunidad de ver cómo el Señor está actuando en tantos países de Europa, y, sobre todo, ver como está la Renovación Carismática en los mismos. En estos días, que han sido agridulces, he aprendido una lección de la cual doy muchísimas gracias a Dios. ¡Qué importante es nuestro trato con los demás! Es decir, cuan exquisitos debemos ser con los que nos rodean. A veces, una palabra a destiempo, una broma aparentemente no maliciosa, pueden herir la sensibilidad de otro, y qué importante es solucionar la cuestión en el momento. Sobre todo, cuando nos encontramos en una posición de "liderazgo" o "superioridad" frente al otro. En fin, ¡qué importante es que las cosas no se enquisten!
Por esto y mucho más le doy gracias al Señor y le pido que no deje que me olvide de cada lección aprendida.
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