Jueves 16 de julio
Día lleno de sensaciones y de emociones. Volver a ver paisajes tanto tiempo soñados, te hace llorar y reír al mismo tiempo. El día ha empezado muy temprano (5 de la matina) y a las 6:30 me ponía en camino. 8 horas después llegaba a Lourdes (my town) tras varias paraditas (pipi, café, gazole). He hablado con Ceci y con Fer y el sábado les iré a ver al barco en S. Juan de Luz. ¡Qué cosas!
El hotel es pequeño, modesto y céntrico. Perfecto para una viajera solitaria. Es una pena que MªÁngeles no haya podido venir. ¡Qué bien le habría venido! He pasado la tarde en el Santuario. Lo primero saludar a Mamá María en la gruta. No había mucha gente (¿la crisis?); y he hecho un montón de fotos. Luego la procesión de los enfermos con el Santísimo. ¡Precioso! Allí estaban todos “mis malitos” recibiendo la bendición del Señor. ¡Qué nudo tan grande!.
Lo único malo de viajar sola es que no hablas casi (sólo para pedir algo a un camarero o en una tienda) y es bastante “triste” (al menos para mí).
Ha hecho mucho calor (húmedo y pegajoso) y me he dado una ducha estupenda.
Tendré que buscar palabras para describir lo vivido, visto, oído y sentido. He llorado, reído, alabado y dado muchas gracias a Dios por todo.
Nota aparte: Es increíble la cantidad de jóvenes que hay en Lourdes. De todas las nacionalidades. Vienen a ayudar con los enfermos y esas cosas. Creo que empieza a llover. “Efestiviwonder” ¡llueve! No podía dejar de hacerlo en Lourdes, la ciudad del agua.
Aquí se palpa la fe. Cuando entras en la Explanada de la Basílica todo cambia. Fuera el mercadeo absurdo y grosero de las cosas “sacras”, dentro fe pura y dura. Silencio, recogimiento. Expectativa. Es algo increíble. Toda lengua, raza, sexo, condición, se dan cita en este lugar; y todo empezó hace 151 años cuando a Mamá María se le ocurrió aparecérsele a una pobre niña, Bernadette. Año tras año la gente viene en busca de un milagro. Nadie sale indiferente de aquí. Hay algo tangible, muy tangible.
Me voy a las antorchas.
Viernes 17 de julio
Al final no hubo procesión. Llovía tanto que me tuve que ir empapada al hotel. Me tomé un poleo calentito y a la cama. ¡10 de la noche! A las 6 ya estaba despierta. (Parezco una gallina). Dicen que al que madruga Dios le ayuda y hoy se ha cumplido. A las 8:15 llegaba al Santuario y comencé a deambular. De pronto un cartel con las Misas: ¡8:30 Misa en español en la gruta! ¡Gloria a Dios! El día lluvioso y frío (el corazón alegre y soleado). Era una Misa de canario: Hospitalidad de Ntra. Sra. de Lourdes de la diócesis de Tenerife. Nunca había estado en una Eucaristía en la gruta. Es algo muy especial. Llovía al principio, luego ha parado, pero el sol no ha salido. Los lugares “santos” tienen algo especial. No me gusta el culto a lugares ni a imágenes, pero me doy cuenta de que cuando están tocados por Dios, verdaderamente (con autenticidad) son de otra dimensión. Luego he rezado el rosario por “mis malitos” y me he ido a pasear.
Ahora estoy tomando un fabuloso capuchino en el Café Jeanne d’Arc. El tiempo transcurre de modo diferente. Comeré pronto y seguiré disfrutando de este mini Retiro.
Como buen animal de costumbres he vuelto al Jeanne d’Arc a comer. Es una monada de sitio. Los camareros son encantadores. Esto es un crisol de razas, culturas, idiomas y demás. Se siente lo universal, “lo católico” de nuestra Iglesia y fe.
Ha entrado un grupo bullanguero de Toledo. Van todos con la bandera de España en plan condecoración. Se les distingue bien. Son de Consuegra para ser más precisos.
Ha salido el sol.
Un poquito de siesta y otra vez al Santuario. Llueve y está frío. Después del calor de ayer se agradece. Estoy en la Tienda de la Adoración, sentada al abrigo de la lluvia. Acaban de retirar al Santísimo. Ahora va a empezar la Adoración de los Enfermos en la Basílica de San Pío X (subterránea). Todos los días a las 5 de la tarde se adora con los enfermos. Es precioso. Ayer hubo procesión, pero hoy como llueve tanto no hay.
Se está bien en esta tienda a pesar de que el Señor ya no está expuesto.
Paseo sin fin por el Santuario y por el pueblo. Por fin he visto el Cachot y la Casa natal de Bernadette. Más vale tarde que nunca. Me duelen un poco los pies, pero ¡bendito cansancio! Espero que no llueva y poder ir a la procesión de las antorchas.
Ahora de nuevo en el Jeanne d’Arc para cenar. Es una monada. Ya lo he dicho antes.
He pedido info en la Hospitalité para el trabajo de voluntariado. Creo que me voy a apuntar. Siento la llamada a ello. Me agrada el aire que se respira entre los hospitalarios. Ya veremos.
Hasta aquí lo que escribí en Lourdes. Después de la cena fui a la procesión de las antorchas. ¡Qué maravilla! Es la segunda vez que voy. La lluvia nos dio una pequeña tregua y pude disfrutarla. Es emocionante ver como los enfermos tienen prioridad para todo en este lugar. Acostumbrados a un mundo “tan perfecto” ver que lo enfermo, pobre, pequeño y humilde tiene reservado el lugar principal es algo que te anonada. No sé cómo describir las caras de tantas personas “empujadas” y “empujantes”. Las primeras filas, siempre para ellos. Lourdes es una buena experiencia que recomiendo a todo el mundo. Me ha encantado la experiencia de viajar sola. Ha sido una sensación de mucha libertad.
Me fui de Lourdes muy temprano por la mañana camino de los paisajes que más me gustan y añoro. Y he vivido otros dos días completamente diferentes pero también llenos de buenas cosas. He estado con Fernando y Cecilia (mi ex y mi hija). Sólo os diré que lo he vivido con paz, que me he sentido sanada de muchas cosas que todavía me rondaban y que ya no me duele. Creo que el hecho de haber ido antes a Lourdes tiene mucho que ver con todo esto. En fin, que ha sido un viaje estupendo.
1 comentario:
Lulu, gracias por acordarte de mí, seguro que ahora a María no se le va a olvidar mi nombre. Un beso.
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