viernes, 30 de marzo de 2012
Visto y oído
Ya se acaba marzo y yo casi no me he enterado. Entre unas cosas y otras (sobre todo mocos, toses, etc.) antes de darme cuenta ya había pasado medio mes, y en un abrir y cerrar de ojos ¡se terminó! La verdad es que, aunque lo he pasado bastante mal, todo ha estado muy bien. Al estar sola la mayor parte del tiempo, y no poder hablar, agudizas la vista y, sobre todo, el oído. Y no cabe duda de que escuchar es uno de los mejores ejercicios que podemos hacer.
Desde muy pequeña me ha encantado la radio. Sigo convencida de que es mucho mejor compañera que la tele. Te permite, sobre todo, hacer otras cosas a la vez, y te da una libertad impagable. Mirar, observar, también es uno de mis pasatiempos. Como decía Carmen Martín Gaite, tengo afición de ventanera. Un poco "voyeur" que es una. Pero, volviendo a lo oído, una de las cosas que más me entretienen son los magazines radiofónicos. Programas un poco cajón de sastre, donde cabe de todo: música, entrevistas, participación ciudadana, estrenos, novelas, etc. Sobre todo de vez en cuando salen historias de personas anónimas que son como un rayo de luz entre tanta oscuridad.Personas que ayudan a otros; padres coraje que luchan por sus hijos (y en el término "padres" incluyo a los dos, padre y madre, porque es lo correcto en castellano); inventores de aparentes pequeñeces que pueden ayudar a salvar el planeta; gente que lucha contra la enfermedad. En fin, toda una galería de no famosos que se merecen un lugar preferente en la Historia. Hoy, me ha emocionado la madre de Mario, un niño autista de Pamplona. Todo un ejemplo de superación, de encontrar la verdadera medida de las cosas, y de encarar la vida positivamente. Y es que estoy segura de que hay una manera diferente de vivir, mucho más sencilla y generosa. Y, a veces, lo aparentemente malo, negativo, se convierte en una oportunidad para lo mejor. Lo que hay que tener es los oídos, los ojos, muy abiertos para que estas, aparentemente, pequeñas historias no se nos escapen. Con la que está cayendo, necesitamos buscar siempre motivos para la esperanza y la alegría.
Desde muy pequeña me ha encantado la radio. Sigo convencida de que es mucho mejor compañera que la tele. Te permite, sobre todo, hacer otras cosas a la vez, y te da una libertad impagable. Mirar, observar, también es uno de mis pasatiempos. Como decía Carmen Martín Gaite, tengo afición de ventanera. Un poco "voyeur" que es una. Pero, volviendo a lo oído, una de las cosas que más me entretienen son los magazines radiofónicos. Programas un poco cajón de sastre, donde cabe de todo: música, entrevistas, participación ciudadana, estrenos, novelas, etc. Sobre todo de vez en cuando salen historias de personas anónimas que son como un rayo de luz entre tanta oscuridad.Personas que ayudan a otros; padres coraje que luchan por sus hijos (y en el término "padres" incluyo a los dos, padre y madre, porque es lo correcto en castellano); inventores de aparentes pequeñeces que pueden ayudar a salvar el planeta; gente que lucha contra la enfermedad. En fin, toda una galería de no famosos que se merecen un lugar preferente en la Historia. Hoy, me ha emocionado la madre de Mario, un niño autista de Pamplona. Todo un ejemplo de superación, de encontrar la verdadera medida de las cosas, y de encarar la vida positivamente. Y es que estoy segura de que hay una manera diferente de vivir, mucho más sencilla y generosa. Y, a veces, lo aparentemente malo, negativo, se convierte en una oportunidad para lo mejor. Lo que hay que tener es los oídos, los ojos, muy abiertos para que estas, aparentemente, pequeñas historias no se nos escapen. Con la que está cayendo, necesitamos buscar siempre motivos para la esperanza y la alegría.
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