viernes, 26 de marzo de 2010

¡VACACIONES!

¡Por fin! ¡Gracias, Dios mío! Ya estaba agotada de niños, de teatros, de clases y de otras cosillas que acompañan este trabajo en el cole. Bueno, no todo es malo, pero sí muy intenso. Como el tiempo pasa volando, sobre todo a estas edades, parece mentira que ya estemos en Semana Santa. Este año me voy a quedar en casa y disfrutaré de los Oficios en mi Parroquia. Hace años que no lo hago y la verdad es que me apetece. Yo estoy en el Coro y te hace vivirlo todo de un modo especial. No niego que voy a echar de menos a los de mi grupo que estarán celebrando la Pascua en Herencia (Ciudad Real), pero este año se presenta así y sé que el Señor va a suplir cualquier carencia.
Hace mucho (20 días) que no escribo, pero es que he estado liadísima. Llegaba agotada a casa y aunque todos los días miro el correo-e y esas cositas, no tenía inclinación especial a escribir. Mi cabeza no daba para más. Ahora me siento como liberada y con ganas de hacer cosas estos días que tengo para mí. Empezando por escribir.
Sigo en la cresta de la ola, anímicamente, y he hecho un montón de cosas en estos días. Prediqué en el grupo del Buen Humor sobre Jesús nuestra salvación, y me encantó volver a ese grupo en el que me siento realmente como en casa. El sábado 13 estuve en el concierto de Jesús Adrián Romero en Madrid, y fue espectacular, maravilloso, intenso, tocado por Dios, no hay suficientes palabras. Fuimos bastantes hermanos de la Reno y era impresionante ver a miles de personas alabando al Señor. Me pareció una persona sensible, muy en Dios y con Dios, nada divo y muy cercano. Salimos encantados con la sensación de haber estado en un auténtico retiro.
El 19 de marzo era fiesta en Madrid, y aprovechamos para irnos 3 días a Úbeda y Baeza. Fuimos 25 Travellers. Amalia y yo organizamos el viaje, y aunque me esté mal decirlo, fue un total éxito. La verdad es que es una gozada viajar con personas tan fáciles de contentar. Todo salió rodado y os aseguro que es una gran satisfacción ver que algo que has preparado con tanto cariño sale así de bien. La verdad es que siempre me ha encantado organizar este tipo de cosas, igual que me encanta ser anfitriona y recibir y atender a la gente, o acompañar a amigos o familiares que no son de Madrid y llevarles de turismo. A lo mejor tendría que haber sido guía u hotelera, quien sabe. Me basta con hacerlo en plan afición.
Ahora toca prepararse para esta Semana intensa que nos espera. Sé que muchos simplemente se lo toman como días para ir de parranda o de descanso, pero, como dice Vicente Borragán, también es bueno dedicarle a Él, que todo nos lo da, un tiempo largo, pleno, intenso. Un tiempo de reflexión, de adoración, de alabanza, de acción de gracias, de todo lo que nos pida el corazón. Espero que todos disfrutéis de estos días con el Señor.

sábado, 6 de marzo de 2010

Porque quiero

Exactamente, porque quiero, porque me da la gana. Y ¿qué es lo que quiero y me da la gana? Pues querer a los que quiero. Ya sé que parece un juego de palabras pero no lo es. Esto va dirigido a mis amigos y amigas, a las personas de carne y hueso que conforman mi paisaje humano. Sobre todo a una de ellas, que todavía se cree que se tiene que merecer que le quieran. En todo mi caminar con el Señor lo que mejor he aprendido es aceptar que me quieran. Sin más. Simplemente por ser yo. Así siento que me quiere Dios y así quiero querer y que me quieran. Yo no quiero hacer una competición, ni ganar puntos para que me quiera Dios o me quieran mis amigos, simplemente me encanta pensar que a pesar de mí y de todas mis "cositas" me quieren. Yo así quiero. No importa el aspecto físico, ni los años, ni el carácter, ni nada de nada. No hace falta que haya grandes manifestaciones de cariño, ni regalos especiales, ni nada de nada. Es en los detalles pequeños y cotidianos donde radica el cariño, incluso el amor. Un mensajito, una llamada oportuna, una oración, un pensamiento, una sonrisa, un abrazo, un beso... ¡Que no se nos acaben nunca! A veces no hay segundas oportunidades, y por eso debemos aprovechar los momentos más inesperados para demostrar nuestros sentimientos. El otro día sentí el impulso de enviar uno de esos detallitos, un mensaje: "Love you. Miss you." La persona sorprendida me contestó "¿Es a mí?" Pues sí, es a ti, le dije. Un impulso, yo creo que del Señor, me hizo escribir eso y mandarlo. Probablemente porque esa persona necesitaba en ese momento darse cuenta, de que a pesar de todo se le quiere, se le echa de menos. ¿A quién le puede amargar o molestar que le digan que le quieren, que le echan de menos? Creo que es mucho peor que nadie nos lo diga, que pasemos por aquí sin dejar huella en la vida de nadie. Por eso, porque quiero, porque me da la gana a todos los que os considero mis amigos, de carne y hueso, a los que tenéis melodía especial en mi móvil, a los que tenéis nombre y apellidos en mi agenda, os quería decir que, a pesar de todo, OS QUIERO.