jueves, 26 de noviembre de 2009

Carta a "ma belle mere"

Querida Miquette,
Hoy hace 14 años, y a veces me parece que fue ayer. Ese día era domingo, día de Cristo Rey, y el tiempo era frío y gris. Hoy también ha hecho un día gris, pero ni mucho menos tan frío. Esa mañana tú te fuiste alrededor de las 11, con una sonrisa preciosa como si hubieras visto cara a cara a tu amado. Creo que fue uno de los momentos más intensos de mi vida, mezcla de dolor y paz, y una felicidad inexplicable. Desde entonces he sentido muchas veces tu intercesión en mi vida, en nuestras vidas, porque aquí incluyo a Fer y a Cecilia. Gracias a ti y a tu fiel oración volví a la casa del Padre, conocí la Reno, y recibí bendición tras bendición. Me dejaste la mejor de las herencias, la fe. Nada puede igualarse a ella. Hoy quiero escribirte para darte las gracias por las cosas grandes y pequeñas que vivimos juntas y por todo lo que hemos vivido desde ese 26 de noviembre de 1995. Desde donde estás sé que velas permanentemente por nosotros y que así será hasta que un día nos volvamos a ver. En estos últimos años, por muchos motivos, te he echado mucho de menos en momentos muy intensos, y me hubiera gustado tenerte a mi lado, oír tu voz, tu risa, tu consejo oportuno. En mi corazón he sentido tu compañía, pero me hubiera gustado tenerte a mi lado. Dale recuerdos al jefe de mi parte.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Para "cocinillas"


Permitidme que aproveche para hacer propaganda de una iniciativa de mi cole. Bueno en realidad es una iniciativa de la Fundación Altius de la Universidad Francisco de Vitoria. Resulta que el año pasado se les ocurrió ir recogiendo recetas en los distintos colegios y el resultado es un libro con más de 500 recetas de cocina, aportadas por más de 500 familias. Es una pasada. El dinero recaudado es para ayudar a la educación de niños desfavorecidos de Latinoamérica. Se llama "Sabores de casa" y cuesta sólo 20€. Si estáis interesados por favor encargádmelo dejando un comentario aquí. Si quereís más información de estas iniciativas entrad en www.1kilodeayuda.es

Ahora que llegan días de comidas, cenas y regalos os aseguro que este libro es ideal y además contribuís a una buena causa. Venga, ¡ánimo y manos a la cocina!

domingo, 22 de noviembre de 2009

Santa Cecilia, Cristo Rey y Efusión

Hoy es Santa Cecilia, el santo de mi hija, y además es Cristo Rey. Es decir, un día grande. Más grande aún porque acabo de volver de un retiro de efusión, con el grupo de Santa María del Buen Humor, y vuelvo llena de Espíritu Santo. Hemos estado en Caleruega, donde nació Santo Domingo, un lugar lleno de historia y bendición. Hacía tiempo que no iba a un retiro y la verdad es que lo necesitaba. Parece tópico decir que el Señor ha estado grande, pero debo caer en el tópico y decirlo muy alto, ¡el Señor ha estado grande! El sábado por la mañana escribí estas palabras: "En esta Efusión no quiero nada y lo espero todo". Sentía que no quería pedir nada en especial pero que necesitaba esperarlo todo de Aquel que todo lo puede. Doy gracias al Señor por cada una de las personas que han estado allí y que han hecho que reinara un ambiente de concordia y comunidad. Especialmente quiero dar gracias por las enseñanzas de Pilar del Barrio y por recuperar al Padre Pitillas (Piti) que hacía mucho tiempo que no veía. ¡Cuántos detalles del Señor en dos días!

domingo, 15 de noviembre de 2009

Bendita rutina

Los fines de semana tengo la rutina de escuchar un programa "mañanero" en RNE. Se llama "No es un día cualquiera". Me gusta porque es muy variado y los colaboradores son estupendos. Hoy en la tertulia hablaban de la rutina. La rutina como monotonía, como necesaria, como sinónimo de aburrimiento, la rutina como cotidianeidad, etc.. Me he ido a Misa pensando en ello y me he dado cuenta de que no habían mencionado la bendición que supone tener rutina. Solemos caer en la queja sobre la rutina, pensando que es un rollo levantarse, ir a trabajar, volver a casa y así todos los días. Y ¿qué haríamos si no tuviéramos esa bendita rutina? ¿Si nuestra rutina fuera la de no tener cama de la que levantarnos, trabajo al que ir, comida que llevarnos a la boca, casa a la que volver? ¿Qué diríamos entonces? Creo que se nos olvida con cierta, por no decir, con mucha frecuencia pararnos y dar gracias por nuestra bendita rutina.
Gracias, Señor, por cada día de la semana en el que puedo con mi coche, dirigirme a un trabajo, levantándome de una cama calentita y habiéndome tomado un buen desayuno. Gracias por cada minuto rutinario de mi vida. Tú te manifiestas en cada uno de esos momentos, bendiciendo cada instante. Enséñame a bendecir como Tú lo haces. No me dejes caer en la rutina de la maledicencia, la envidia, la queja permanente, el desagradecimiento, el rencor, la tristeza, el temor, etc.. Y si caigo en ello, pon pronto la bendición y la alabanza en mis labios y en mi corazón.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Viaje




Tenía pensado hacerlo hace tiempo, y lo reservé con bastante tiempo y me fui este fin de semana aprovechando la fiesta en Madrid (la Almudena). Me fui a Londres a ver a mi hija. Salí el viernes 6 (me pedí ese día) y volví el lunes 9. No ha sido mucho tiempo pero os puedo asegurar que hemos aprovechado cada minuto. Ya el avión iba a reventar de madrileños, familias enteras dispuestas a consumir sin freno. Es curioso, se habla mucho de la crisis pero el aeropuierto estaba lleno de gente y en Londres parecía que las tiendas regalaran en vez de vender las cosas. Yo no soy muy amiga de compras de modo que no he consumido demasiado. Me encanta mirar, observar, ver a la gente, las calles, los árboles, los parques. Montarme en un autobús de dos pisos, subirme al de arriba y ver cosas. No podía dejar de ir al Museo Británico, templo para cualquier aficionado a la Historia, y recrearme en alguna de las joyas que contiene. Mi favorita, el friso de la leona herida. Además, da la casualidad, que están poniendo una excelente exposición sobre Moctezuma y los aztecas y por si alguno no lo sabía, eso es lo que yo estudié en la carrera (Arqueología Americana) y claro allá que me fui a disfrutar como loca. Hemos tenido mucha suerte y no ha llovido mucho, es más ha brillado el sol la mayoría de los días. Eso sí, hacía muchísmo frío. Cecilia, mi hija, está estupendamente de superviviente en Londres. Domina el metro y los autobuses, los barrios, los mercadillos y todo lo más barato en una ciudad carísima. Me encanta verla así de bien, aunque a veces se me hace un nudo al pensar que está tan lejos ella sola. En fin, han sido cuatro días estupendos y muy navideños. Londres ya está todo decorado y parecía que ya estábamos en Navidad. La verdad es que hacía que todo pareciera aún más bonito. Ya sé que la Navidad no la dan las lucecitas etc, pero hay que reconocer que cuando están puestas con buen gusto las ciudades están mucho más bonitas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Todos santos

Aunque por el tiempo que hace parece mentira que estemos en noviembre, la verdad es que ya estamos en ese mes. Hoy hemos celebrado la fiesta de Todos los Santos. Me encanta pensar en todos aquellos que nos precedieron y que están ahí intercediendo por nosotros. Son tantos los que se merecen ese título de santos. Según dicen esa es nuestra meta, llegar a ser santos, aunque nunca nos pongan en un altar. Yo me siento bastante limitada para ello y como Teresa de Lisieux le pido a Él que sea mi santidad. "Deseo ser santa pero siento mi impotencia, y os pido Dios mío que vos mismo seais mi santidad". ¡Qué maravilla! Ella sí que llegó a los altares. Yo sólo deseo desear esa santidad que me parece algo inalcanzable. Cuando era pequeña los santos me parecían seres superiores. Gente que no sólo había dedicado su vida a Dios, sino que además eran buenísimos, intachables, etc... Ahora me doy cuenta de que no es así. La imperfección es algo santo. El pecado es necesario para alcanzar la santidad. El saberse pequeño, pobre, indefenso, cansado, te acerca a Dios. Creo que es el abandono en su voluntad, en su gratuidad lo que hace posible que lleguemos a ser santos. Al final todos llegaremos por puro amor de Dios hacia nosotros, por pura misericordia divina y escucharemos al Señor invitándonos a entrar en su gozo. ¡Gloria a Dios!