martes, 31 de agosto de 2010

Epílogo

Aunque sea recurrir a un tópico, parece que fue ayer cuando comenzaba el verano y aquí estamos terminando las vacaciones. Mentiría si dijera que no me entra algo de agobio por volver a trabajar, pero es lo que hay. Casi es de agradecer tener un sitio donde volver a trabajar después de haber disfrutado de unas vacaciones. ¡Con la que está cayendo! Pero no quiero hablar de eso ahora, ahora quiero prolongar por unos instantes todo lo vivido en estos meses. El otro día volvía de Loyola pensando que el momento "post-retiro" es como un atardecer de verano, cuando la luz se prolonga un buen rato haciéndote seguir disfrutando del día que está finalizando. Esa luz entre rosa, naranja, morado que posterga el momento de la oscuridad, de la noche. Loyola ha sido el broche precioso de este verano. Llevaba un tiempo algo "vaguilla" con las cosas de Dios, entre Algarve, Rusia y piscina, tenía al Señor un poco dejado de lado. Pero, el Señor, siempre fiel, me estaba esperando en Loyola, en ese precioso valle guipuzcoano. Han sido días llenos de alabanza, adoración, fraternidad, enseñanzas profundas y sobre todo Espíritu Santo aleteando con fuerza. Además volver a mis paisajes vascos me ha llenado el alma de paz y gozo, y de un poquito de "morriña", he de reconocerlo. Ahora, de vuelta, en vísperas de empezar otra vez a trabajar le doy muchas gracias al Señor por todo este verano y por todas las personas con las que lo he compartido.

lunes, 16 de agosto de 2010

De regreso


De vuelta del viaje a Rusia, me parece mentira haber vivido todo lo que hemos vivido. Han sido días intensos, ¡es dura la vida del turista! Madrugones, calor, atascos, corriendo de un lado a otro con todo en una maleta. Pero realmente merece la pena. ¡Me encanta viajar! Empezamos en San Petersburgo y terminamos en Moscú. Entre San Petersburgo hemos ido visitando ciudades preciosas, de la Rusia profunda: Novgorod, Valday, Tver, Sergiev Posad, Rostov, Jaroslavl, Kostroma, Suzdal, Bogolubovo, Vladimir. Hemos visto y navegado en ríos impresionantes, Neva y Volga. Iglesia tras iglesia a cual más bonita, iconostasios impresionantes, cúpulas doradas, pintadas, de cerámica, frescos. Palacios y jardines. Moscú de noche brillante y espléndida. El Ermitage con todos sus tesoros. Ahora cuando miro las fotos revivo cada momento vivido, cada paso dado. Hemos podido celebrar la Eucaristía casi todos los días, dos de ellos en iglesias católicas en San Petersburgo y Moscú. Un auténtico regalo. Además hemos tenido suerte con el problema de los incendios y el humo y no hemos tenido que hacer uso de las mascarillas. Pero, tenemos que seguir pidiendo para que se acaben los incendios y el pueblo ruso pueda recuperarse de tan tremenda tragedia.
La verdad es que resumir todo lo vivido es difícil, son tantas vivencias en poco tiempo, que se amontonan los datos y no sabes ni por donde empezar. Ahora estoy ordenando las fotos y las ideas y quiero hacer un diario del viaje para que no se me olvide. Además de todo lo que hemos visitado la otra parte preciosa es la de la convivencia con el resto de los viajeros. Gracias a Dios no sólo nos une el haber hecho este viaje, sino que llevamos viajando muchos años juntos, recorriendo este camino precioso que el Señor nos ha dado para compartir. Y eso ayuda mucho a la hora de convivir. Le doy muchas gracias al Señor por haberme regalado esta vivencia tan preciosa.

domingo, 1 de agosto de 2010

En agosto


Parece mentira pero ya estamos en agosto. Para mí desde siempre, como para otros muchos, es el mes de vacaciones por excelencia. Agosto huele a playa, a sardinada, a pólvora de fuegos artificiales, a Virgen de Agosto, celebrada en tantos pueblos, a pandilla de verano, a tardes de Sierra. Pues eso, ya estamos en agosto y llevo un montón sin escribir, sin enviar correos y totalmente ajena a este mundo de Internet. Pero hoy me ha parecido conveniente volver a entrar y decir que aquí sigo, que estoy bien y que sigo "tirando palante". He estado unos días en el Algarve (Portugal) con mis padres y mi hermana Ana. La foto la tomé en la playa de Tavira. Me encantan los veleros, me encanta el mar y me encanta la playa. Me gusta cambiar de paisajes exteriores, manteniendo mi paisaje interior. Dentro de unos días me voy a Rusia. Desde pequeña he querido ver San Petersburgo, y ahora voy a cumplir mi sueño. ¡Qué emoción! Voy con un montón de gente querida y creo que va a ser un viaje estupendo. Este año no puedo ir a Santiago, pero me iré a Loyola a finales de agosto, a una semana de oración con los de Guipuzcoa. Ya estuve hace años con ellos y fue una auténtica gozada. Desde hace años esa última semana de agosto la he pasado de retiro, y es una muy buena costumbre. Así cargas pilas y empiezas septiembre con tranquilidad de cuerpo, mente y espíritu.
En estos días que no he escrito, ha habido muchas cosas que me han llamado la atención y pensaba, voy a escribir de eso, pero al final me ha podido la pereza y no lo he hecho. Mejor así, he podido leer mucho y descansar mucho, y eso también es bueno. Porque a la larga, y a la corta, de eso se trata en vacaciones, de descansar de rutinas, de hábitos y de cosas que haces el resto del año. No se trata de hacer grandes viajes, ni grandes cosas, se trata de disfrutar de tu tiempo a tope, sin cargarte de obligaciones y hacer de lo mínimo algo grande. ¡Me encanta el verano!