jueves, 19 de mayo de 2011

Roma -Bari-Roma



Después de muchas andanzas, aquí estoy. Dentro de dos días vuelvo para Madrid y espero "perder el tiempo" a gusto con muchos de vosotros. Ahora que está por finalizar mi "soggiorno" por estas tierras, echo la vista atrás y me parece que llevo aquí media vida, pero a la vez siento que el tiempo ha pasado volando. La última vez os dejé paseando por Roma y desde entonces han pasado muchos paseos y muchas cosas. Aunque me había propuesto ir escribiéndolo todo, la verdad es que ha habido momentos en que no he encontrado tiempo para hacerlo. Me fiaré de mi memoria. Desde el día 4 hasta el 12 que nos fuimos para Bari estuve bastante ocupada. Tenía que terminar una traducción para el ICCRS de modo que pasé tiempo con ellos en la oficina y pude disfrutar de largas conversaciones con Oreste, el director de la oficina. Oreste me invitó a su grupo de oración y allá me fui encantada de la vida. Más que un grupo de oración son una comunidad de alianza que se llama Magnificat. Se reúnen en una iglesia muy grande que se llama San José. Allí disfruté de la alabanza y de una Eucaristía preciosa. Echaba de menos estar en un grupo alabando, cantando, escuchando, compartiendo. Después tuvimos un rato de adoración. Con Julia y Stefania estuve dentro del Vaticano comprando en la Farmacia y curioseando por los jardines de esta pequeña ciudad-estado. Me sorprendió el centro comercial que tienen, ¡todo con las grandes marcas de lujo! Parecía Harrods en Londres. Es curioso esto de pasar a otro país cruzando una verja. Podemos entrar porque Julia tiene un pase que le permite tener acceso a este estado tan chiquito. El día 12 tomamos un tren para Bari, donde nos esperaba el encuentro de Kairós, con la Comunidad de Jesús. Julia se encontraba muy mal y con mucho dolor en un costado. Al final terminó en el Hospital donde le diagnosticaron un ¡herpes zoster! ¡Horror! La pobre sigue bastante pocha y dolorida, aunque progresa adecuadamente dentro de su dolor. Los dos primeros días en Bari los pasé cuidando de Julia y no salí de la casa de las monjitas donde nos alojábamos. El sábado 14 por la tarde, ya pude ir al Encuentro y compartir algo de lo que se cocía en Bari. El Kairós es un encuentro ecuménico internacional organizado desde hace unos 10 años por la Comunidad de Jesús. Estábamos hermanos católicos, ortodoxos, anglicanos, evangélicos, pentecostales, no denominacionales, etc... de distintos países (Brasil, Angola, Argentina, Inglaterra, Canadá, España, Italia, Grecia, Albania, Rumanía) compartiendo experiencias, alabanzas, cantos, oraciones. El domingo tuvimos un acto de oración ecuménica, presidido por el Cardenal Rylko (presidente del Pontificio Consejo para los Laicos) en la Basílica de San Nicolás. Luego tuvimos un desfile de las naciones por las calles de Bari. Allí estuve ondeando la bandera de España y haciendo un poco de patria. El encuentro terminó con una Eucaristía en la catedral de Bari. Cantaron dos coros. Uno ortodoxo y otro católico. El coro ortodoxo era de Rumanía y lo componían sólo hombres. ¡Cantaban como los ángeles! Hubo un momento impresionante en el que se cantó el Evangelio en griego con el coro ortodoxo contestando y persignándose en determinados momentos. Yo tenía al lado a mi amiga Caterina, griega ortodoxa, que lloraba emocionada. La única nota triste es que todavía no podemos compartir juntos de la mesa de Nuestro Señor. Pero, llegará el día en que con un solo corazón podamos acercarnos a "cenar" juntos.
Los dos días siguientes, lunes y martes, los pasamos en el local de la Comunidad de Jesús, compartiendo testimonios y momentos preciosos de intercesión y reconciliación. Ayer, volvimos para Roma, donde llegamos a las 7 de la tarde. Nos fuimos a cenar por la zona de la Piazza Navona. Estaba hasta la bandera de gente y nos comimos unas pizzas increíbles. Estábamos, Julia, Caterina, Stefania, Tiziana (hija de Stefania) y la que suscribe. Después nos llevó Stefania a una heladería enorme, donde habia un surtido de helados increíble. Yo no como helado de manera que me dediqué a sacarles fotos mientras consumían gigantescas creaciones de distintos sabores, coronadas por montañas de nata. La pobre Julia se ha pasado la noche malísima en el baño. Yo creo que entre tanta medicina y el helado que se tomó, su cuerpo no lo ha resistido. Y bueno, aquí estoy descargando las fotos de estos días y mirando los correos que no he podido mirar ni contestar. He pasado un rato por la oficina de ICCRS y mañana volveré a despedirme. Pero, como me han dicho, sólo hasta el día 8 de junio donde con algunos de vosotros me iré a Asís a celebrar Pentecostés. Pero eso será otra historia y otro momento. Mentiría si dijera que no os echo de menos, y que no tengo ganas de volver a casa. Mi corazón lleva cantando desde anoche "Arrivederci, Roma". Dentro de poco entonará: "Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací". Baci a tutti.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Crónica italiana bis













Hola a todos desde la Ciudad Eterna. Desde la última vez que escribí no he parado y espero ser capaz de acordarme de todo y de poder contaros mis "aventuras romanas". Del día 27 al 29 estuve encerrada traduciendo para el Ejecutivo de la Fraternidad en una casa de ejercicios en Roma que se llama Villa Aurelia. Un sitio precioso, rodeado de un jardín-bosque increíble, ¡en plena ciudad! Desde la terraza del comedor se veía esta espléndida vista de la cúpula de San Pedro. Traducir en reuniones de trabajo es siempre un poco aburrido. Lo que compensa son los momentos de compartir en las pausas de café, comida, cena, Misa, etc... Además yo era la única mujer, de modo que he estado de lo más atendida y cuidada. El viernes 29 se inauguraban oficialmente las oficinas de la Catholic Fraternity en el Palacio de San Calixto, y tuvimos una Misa solemne en la iglesia de Santa María en Trastevere. Para mi gusto demasiada pompa y circunstancia, y muy poca alabanza carismática, pero la iglesia es tan bonita que te elevaba el corazón a la vista de tanta belleza. Luego fuimos a las oficinas. El obispo Clemens, secretario del Pontificio Consejo para los Laicos, inauguró oficialmente las oficinas y luego hubo un pequeño refrigerio. El sábado amaneció gris y lluvioso, y algo frío. Estábamos agotadas después de tanto sarao, pero tuvimos que volver a la oficina porque Julia tenía cosas que hacer con Matteo. En fin, que fue un día sin demasiados sobresaltos. Ese día empezaban las actividades de la beatificación de Juan Pablo II. Esa tarde en el Circo Máximo hubo una velada y las Basílicas Mayores de Roma iban a permanecer abiertas toda la noche. A las 5 de la mañana abrirían las vallas de seguridad de San Pedro y la gente podría empezar a acceder a la Plaza. Yo he de reconocer que lo he visto todo por la tele. Ya, ya sé que estoy en Roma y todo eso, pero la masa me espanta y mi espalda me duele muchísimo. Antes de venir para acá tuve que ir a urgencias por una lumbalgia, y sigo con dolor de espalda. Aunque no me impide andar ni moverme, no puedo estar parada mucho tiempo de pie. Sólo pensar en las horas de espera, etc... me horrorizaba. De todos modos se palpaba en el aire el ambiente, ya que toda la ciudad estaba llena, y sigue estando llena, de gente de todos los continentes. El domingo fue un día precioso. Aunque anunciaban lluvia, el sol brilló resplandeciente durante todo el día. Estuvimos comiendo en casa de Stefania con toda su familia. Una auténtica comida italiana en familia, con abuela, tíos, nieta, papá, mamá e hijos. Luego una sobremesa en el balcón, con limoncello y risas. ¡Todo muy italiano! Después Julia y yo volvimos al Trastevere, a San Calixto, porque teníamos que ver a Matteo en la oficina. Fuimos a cenar con Matteo y cuatro americanos, miembros de las comunidades que fundaron la Fraternidad Católica. Fue una cena de lo más agradable y distendida. En un momento determinado uno de ellos, Bob, dijo algo que me encantó. Habló de lo bueno que es "perder el tiempo con los amigos, como lo hacía Jesús". Y qué verdad es. No se trata de pasar tiempo simplemente, sino de perderlo. Porque lo que parece una pérdida, es una gran ganancia. El lunes por la mañana se suponía que yo iba a remolonear un poco e ir luego a la Fraternidad, pero Matteo llamó a Julia y le dijo que nos pusiéramos guapas, según sus palabras "de Primera Comunión", porque teníamos que ir al Vaticano a una reunión con miembros del Ejecutivo en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Allí nos recibió Monseñor Ladaria, Secretario de la Congregación y otro obispo americano, Monseñor Brown. Yo tuve que traducir al francés, (Mon Dieu) y Julia al inglés. Después cuando salimos la plaza de San Pedro estaba llena de gente celebrando la Misa de Acción de Gracias por la beatificación. El martes, nos tomamos el día libre para visitar un poco por Roma. Fuimos a ver la Iglesia de Gesú, sede de los Jesuitas en Roma. Es una maravilla. Luego visitamos el Campidoglio, en la colina capitolina, el sitio favorito de Julia en Roma. Comimos frente a la casa de Estefania en un restaurante que se llama la Taverna Pretoriana. Es un sitio barato, pero se come genial y es precioso. Después fuimos a visitar la Basílica de Santa María la Mayor y luego a casa. La Basílica es preciosa y estuvimos un rato orando en la capilla de Santa María de la Salud del pueblo de Roma. Tiene un cuadro antiquísimo de María, que en un momento de la historia de la ciudad fue sacado en procesión para salvar a Roma de una plaga de peste. Existe mucha devoción por esta imagen de María y la verdad es que es una capilla preciosa. Volvimos al Trastevere y paramos en la plaza de San Cosimato, en nuestro café para disfrutar de uno de esos momentos de pérdida de tiempo. Y aquí estoy hoy miércoles escribiendo desde la Fraternidad. Suenan las campanas de la torre de Santa María, que me acompañan en mis noches y mis días en este barrio maravilloso del Trastevere donde vive Julia. Esta tarde iremos a visitar San Pablo Extramuros, otra de las Basílicas mayores que todavía no conozco. Julia me ha dicho que es una maravilla y estoy deseando verla. Y, de momento, nada más. Espero que todos estéis bien y que a mi vuelta podamos perder el tiempo juntos. Baci a tutti.