jueves, 30 de septiembre de 2010

Aquí estoy yo

Esta canción de Jesús Adrián Romero, se ha convertido en mi "himno" particular en estos momentos de mi vida. Esto es lo que dice:
No quiero perder las cosas que me quedan por hacer,
las cosas que me quedan por vivir en Ti.
No quiero olvidar las cosas que planeaste para mí,
los sueños que me diste lograré por Ti.
No tienes que buscar a nadie más yo quiero ir
aquí está mi tiempo, aquí estan mis horas,
aquí estoy yo.
Mi vida es para ti, y en ti la quiero yo invertir
aquí están mis manos, aquí está mi voz,
aquí estoy yo, aquí estoy yo.
Listo quiero estar,
los dones que me diste voy a usar,
los años que me has dado viviré por Ti.
Voy a conquistar la tierra que me diste
y sin dudar haré lo que me pidas,
viviré por ti.
No tienes que buscar a nadie más yo quiero ir
aquí está mi tiempo, aquí están mis horas,
aquí estoy yo.
Mi vida es para ti, y en ti la quiero yo invertir
aquí están mis manos, aquí está mi voz,
aquí estoy yo, aquí estoy yo.

No tengo más que decir. Sólo le pido que me muestre luz para no perder mis pasos en medio de la turbulencia. Gracias por todo vuestro apoyo.

martes, 28 de septiembre de 2010

Por pura gracia


Quizás ésta sea una de las entradas a este blog que más va a costar entender, pero necesito volcar todo lo que mi corazón rebosa.
Estoy viviendo un momento de pura gracia en el Señor, de abandono total y absoluto; de radicalidad profunda. Me están sucediendo cosas que ni podía imaginar en el más absurdo de los sueños, pero es lo que hay y no lo puedo cambiar. Ya conté que a finales de agosto estuve en un Retiro en Loyola con la Renovación. Y allí me estaba esperando el Señor. En una adoración el Señor me habló y me dijo que me había estado cuidando todos estos años; que había abierto puertas para mí que yo no podía ni imaginar que fuera posible abrir, y que me había demostrado todo lo que Él puede hacer. Ahora me quería pedir una cosa, ¿estaba dispuesta a entregarle mi vida a Él? ¿A dejarlo todo por Él? ¿A utilizar los talentos que me había dado sólo para Él? Me quedé acobardada (por no decir algo peor sonante) y me encontré diciéndole que sí, que se lo ponía todo en sus manos, pero que me diera signos, pautas por donde guiarme. Volví a Madrid y empecé a recibir signos. Lo más impresionante era la paz que sentía, la sensación de tranquilidad interior. Pedí discernimiento a varias personas y les pregunté cómo había sido su llamada. Me incorporé a mi trabajo, pero con la sensación que estaba cerrando una etapa de mi vida y que algo nuevo se abría ante mí. Y ayer sin comerlo ni beberlo sucedió, renuncié a mi trabajo, firme, tranquila y resueltamente. Sin malos rollos ni portazos ni nada. Simplemente sucedió. Y así entre muchas lágrimas y abrazos de mis niños dejo atrás una etapa preciosa de mi vida. Poniéndome totalmente en las manos de Aquel que sabe infinitamente mejor que nosotros lo que necesitamos. Ahora se abre ante mí un camino completamente nuevo, y me aferro al Señor con todas mis fuerzas. Sé que es difícil de entender, que el mundo no está preparado para cosas así, pero tengo la absoluta certeza de que era lo que tenía que pasar antes o después. ¿Para qué postergarlo? La sensación es de plenitud, de paz, de confianza y de total libertad.
Hoy las niñas de 6º, a las que dí clase el año pasado, me han regalado un cuadrito que me han hecho y pone:
"Soy libre con la libertad del Espíritu. Vivo libre y plenamente al utilizar las cualidades divinas de sabiduría, fortaleza y poder que moran en mí". No tengo palabras para describir lo que he sentido al leerlo. ¿Qué habrán percibido estas niñas para poner algo así? Me ha parecido impresionante, revelador, confirmación de muchas cosas. Y sí, me siento totalmente libre en el Espíritu, libre en el Señor. Lo que tenga que ser será y a partir de ahora Su voluntad será la mía. Todo está en marcha y lo único que me queda es agarrar mi mochila y seguir el camino. Os pido oración para mí y contad con la mía.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El día después

Ayer fue mi cumpleaños. ¡Happy birthday to me...! Hoy ha empezado el otoño y con la nueva estación se abre ante mí todo un año por estrenar. Desde hace un tiempo, final del verano, vivo con la sensación de que "algo nuevo está naciendo, algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?" Eso hace que todo a mi alrededor, como dice Pilar, parezca tener fecha de caducidad. Y cuando digo todo, os aseguro que es todo. Todo lo que conforma la vida de una persona; "la vida y su cortejo" que decía Miquette, mi suegra. "Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar..." Estoy en fase de desprendimiento, de despedida, de comienzo.
Vivo seducida y abducida por la Palabra de Dios. Al fin y al cabo es lo único que permanece, estable, firme, eterna. "Cielo y tierra pasarán, más tus palabras no pasarán". Me llena, me subyuga, me consuela, me conforta, me corrige, me alimenta, me ilumina, me enseña, me quiebra, me alienta, me sostiene... y así sin fin. Cada día nueva. De la mañana a la noche me atrapa. Yo creo que hasta vela mi sueño. Por ella estoy dispuesta a dejarlo todo, a dejarme atrapar, a dejar que me guíe, a dejar que me conduzca hasta donde el Señor quiera. ¡Bendita locura! Como dicen en Toy Story: "hasta el infinito y más allá". Por ella te encontré de nuevo, Señor y por ella vale la pena entregarlo todo. "Habla, Señor, que tu sierva escucha".

domingo, 19 de septiembre de 2010

Año Nuevo

Para mí desde siempre el año empieza en septiembre y termina en junio. Sigo guiándome por los cursos académicos, más que por los años naturales. El verano se convierte así en el puente entre los dos años. Por eso cuando digo el año pasado, probablemente me esté refiriendo a algo que sucedió en mayo o junio. Puede que influya también el hecho de haber nacido en septiembre. Para más señas el día 22, próximo miércoles (ya sabéis). Por eso ahora estoy empezando el año y empezando una nueva fase en mi vida. En el cole hemos empezado "raro". Noto un peso, como una nube que no se disipa. Hay muchos cambios. Profes que se han ido. Niños que se han ido. Profes nuevos. Todo genera una sensación de algo intangible pero notable en el alma y en el cuerpo, en los sentidos, en los sentimientos. Yo tengo sensación de que estoy al final de una etapa, preciosa, de mi vida. No sé qué va a pasar ni cuando, ni de qué modo, pero lo único que sé seguro es que ante mí se abre todo un horizonte de novedades. No puedo decir más. Ya se encargará el Señor de indicarme el camino y de iluminar cualquier oscuridad que pueda surgir. Desde hace años he aprendido a esperar en Él, a confiar sin límites y a dejarme hacer, porque nadie mejor que Él puede guiar mi vida. Os puedo asegurar que eso hace que mi sensación de libertad sea tan infinita como lo es Él. Sólo os pido una cosa, que oréis por mí.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Día tras día

Así tituló su charla Manolo Tercero. Era la mañana del día 26 de agosto y estábamos en la Semana de Oración en Loyola. Manolo prepara muy bien sus Retiros y nos daba unas hojitas cada día para seguir el tema del que iba a hablar. Este tema lo comenzaba así: "El tema se refiere al aprendizaje de la vida en proceso. Aprender a respetar el ritmo que Dios marca a su obra en nosotros, distinto en cada uno". ¡Nada más y nada menos! Después de cada charla nos invitaba a que cada uno, libremente, se fuera a meditar, a orar, a reflexionar, o a simplemente estar con el Señor, escuchándole. Yo suelo ir con un cuaderno donde voy escribiendo, a veces casi automáticamente, lo que el Señor me habla al corazón. Me fui a la capilla y esto es lo que escribí:
Señor, ahora me doy cuenta de que el protagonista de esta película eres sólo Tú. ¡Cuántas veces intentando ser yo sin Ti! IMPOSIBLE. Siempre mirando a los demás desde sus realidades humanas, sin darme cuenta de que lo que tengo que mirar es Tu obra en sus vidas, y no sus vidas sin Ti.
No es San Ignacio el importante. Eres Tú en su vida y la obra que Tú has hecho en él. Y así con cada santo (canonizado o no por la Iglesia). Tú en ellos, Señor. Tú, en cada uno de nosotros. Esperar en Ti. Esperar Tu obra en mí. Tú eres el único y verdadero Santo. Sólo Tú, Señor.
¿Cuál es mi piedra de tropiezo que impide tu acción en mi vida? Yo creo que yo misma soy esa piedra de tropiezo. Pero, al mismo tiempo, siento que Tú me amas de un modo inconmensurable, que soy preciosa a Tus ojos. ¡Tantas veces me lo has demostrado! Yo no puedo ni quiero decirte que voy a cambiar, que voy a hacer grandes propósitos, porque Tú, que me conoces bien, sabes que eso es imposible para mí, y sabes que no voy a ser capaz ni de empezar. Pero es que tampoco quiero eso. Por activa y por pasiva me estás diciendo que quieres que sea yo, y que quieres ser Tú en mí. "Pafuera telarañas", fuera caretas de quien no soy. ¿Y cómo puedo ser sin Ti? ¿Cómo puedo vivir la VIDA sin Ti? No es que seas el Camino, la Verdad y la Vida, es que eres mi camino, mi verdad y mi vida. Ni siquiera es una cuestión de voluntad, es una cuestión de dejarte hacer a Ti. De dejarse hacer por Ti, en Ti y contigo.
¿Camino de santidad = camino de perfección? No lo sé. Supongo que si te dejo a Ti, ser Tú en mí, Tu propia perfección me hará perfecta.
Jesús, único espejo en el que deseo mirarme. ¡No! Único reflejo que quiero ver al mirarme en el espejo de mi vida.
Piedras de tropiezo: mis despistes, mi inconstancia; lo "Guadiana" que soy; mis miedos, mis refugios, mis apoyos, mis afectos (y mis desafectos).
¡Señor, no abandones la obra de Tus manos!