viernes, 31 de enero de 2014

Bordar con nuevos hilos

Hace unos años descubrí el punto de cruz y, aunque llevo tiempo sin hacerlo, me encanta. Es una labor paciente, que requiere tranquilidad y buena vista. Una de las cosas que más me gustan son los hilos que empleas para bordar. Son de seda y de unos colores brillantes. Guardo muchos de ellos, siempre pensando que los voy a utilizar en algún otro momento. Aunque la verdad es que la mayoría de ellos se han quedado olvidados en un cajón.
En estos días me doy cuenta de que el Señor está constantemente bordando nuestras vidas. No siempre nos damos cuenta y, cuando lo hacemos, no podemos dejar de admirarnos de la belleza del resultado. Eso es lo que me ha pasado a mí. Llevo tres años y pico viviendo en pura fe, y con momentos de mucha soledad y muy duros, aunque algunos ni se han enterado. De pronto, el dibujo ha tomado forma y el Señor me ha sorprendido. Yo, intentaba bordar por mi cuenta, sin advertir que el Señor iba trabajando a su tiempo, modo y manera. Me he pasado este tiempo intentando bordar con hilos que ya me eran familiares. Conocía su color y me gustaba, y, hasta ahora, me habían servido para conformar el dibujo de mi vida. Muchos de ellos, además, habían logrado ayudarme a crear muy bellos bordados. Pero, el Señor me ha demostrado que esos hilos ya no me sirven. Son hilos que se han ido retorciendo y perdiendo brillo. Te das cuenta de pronto que ya no te sirven, que ya no puedes contar con ellos. No encajan en tu bordado. Y eso que durante años pensaste que eran tus hilos, con los que siempre ibas a poder tejer. Pero ya no es así. Guardaré su recuerdo y agradeceré siempre lo que un día contribuyeron a lograr en el bordado de mi vida. Por pura gracia, el Señor me ha regalado unos hilos nuevos, fuertes, brillantes. Nuevos colores que están dando lugar a nuevas formas, ni soñadas por mí. No puedo dejar de estar agradecida. Ahora el dibujo está en Sus manos y estoy más que convencida de que el resultado va a ser precioso. Ya lo está siendo.

miércoles, 1 de enero de 2014

Cierre y Apertura




Inaugurar un año nuevo es como estrenar un cuaderno. Por delante un montón de páginas en blanco donde ir apuntando el devenir de la vida. Pero antes debo cerrar el viejo cuaderno, el del año anterior. Atrás dejo personas, lugares, situaciones alegres y tristes, que me han acompañado en el 2013. Casi todas ellas las he ido dejando apuntadas en este cuaderno de bitácora que es "Tirarpalante", de modo que no voy a repetirme. Permitidme sólo destacar algunas: el Retiro Internacional de Sacerdotes en Loyola en julio; volver a Roma para traducir en el Instituto de Formación de Líderes del ICCRS  en septiembre  y volver a Tierra Santa en noviembre. Cada una de ellas me ha proporcionado nuevas vivencias, reencuentros, nuevos amigos y mucha bendición. Por lo demás, 2013 ha sido el año en que he sido más consciente de lo que supone envejecer. Mis padres han dado un bajón considerable y desde julio para acá no hemos dejado de tener "sustillos" más o menos grandes. Toda una lección de vida.
Ahora, por delante, nuevos retos, nuevos sueños, nuevas realidades. Lo que os digo, como enfrentarse a una página en blanco. Hasta que no escribes la primera palabra sientes como un vacío, como un vértigo, pero luego, cuando te lanzas, las otras palabras van colocándose una detrás de otra. Os deseo a todos una buena "escritura". Sólo Dios sabe lo que va a suceder de aquí en adelante. ¡Feliz Año Nuevo a todos!