lunes, 26 de enero de 2009

¡Viva Sonseca!

Y allá que nos fuimos los "Travellers" el pasado día 24. Encarna y Javier llevaban tiempo haciendo negociaciones con Balbi para nuestra visita. Los "Travellers" somos una comunidad nada virtual que navegamos por el mapa allá donde haya algo que ver o que hacer. En Sonseca hay un grupo de la Renovación, Magnificat, formado por gente maravillosa. Nos han recibido y agasajado como si fuéramos de la realeza. No hay palabras para expresar y agradecer tanta generosidad. Quedamos a las 11 y comenzamos nuestra visita en la Ermita de Ntra. Sra. de los Remedios, patrona de Sonseca. De allí fuimos a la Parroquia donde se reúne el grupo. El retablo es impresionante, y espero que algún día puedan restaurarlo para que luzca en todo su esplendor. Con la impagable guía de Margarita visitamos las ruinas de San Pedro, monasterio visigodo. El viento y la sensación de frío eran increíbles, pero el día era tan radiante (cielo azul y sol de invierno), que merecía la pena el sacrificio. En Arisgotas, pedanía de Orgaz, visitamos el Museo Visigodo. De allí ya fuimos al aperitivo y nos encaminamos de vuelta a Sonseca a degustar la paellita de Germán. (Para los que leáis esto y no lo sepáis, Sonseca es un pueblo de la provincia de Toledo, famoso por sus dulces). La paella estaba buenísima y antes nos tomamos un estupendo aperitivo. La verdad es que de principio al fin del día nos colmaron de todo tipo de atenciones y buenos alimentos. Por la tarde estuvimos compartiendo testimonios, canciones y alegría. Acabamos con una Eucaristía, presidida por nuestro querido Vicente Borragán. Algunos nos quedamos a cenar y compartir un poco más. Un día verdaderamente redondo. A veces pensamos que necesitamos gastarnos un montón de dinero y tener muchas cosas para pasárnoslo bien, pero os puedo asegurar que el día en Sonseca me ha demostrado que lo único que hay que tener es una buena disposicion para disfrutar, y buena gente con la que poder compartirlo.

martes, 20 de enero de 2009

Semana de oración por la unidad

Tradicionalmente, la Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo. Son unos días de súplica a la Santísima Trinidad pidiendo el pleno cumplimiento de las palabras del Señor en la Última Cena: “Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros” (Juan 17,11). La oración de Cristo alcanza también a quienes nunca se han contado entre sus seguidores. Dice Jesús: "Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño con un solo pastor" (Juan 10, 16). (Fuente: catholic.net)

Mensaje de la Comisión Episcopal Española para el ecumenismo
MADRID, sábado, 11 de enero de 2009 (ZENIT.org).-


Estarán unidas en tu mano
1. Estas palabras proféticas de Ezequiel dirigidas al pueblo elegido son una alegoría de la unidad de la Iglesia, aunque el profeta las aplicó a la necesaria unidad de Israel rota por los pecados de los dirigentes y del pueblo. Habla el profeta de dos leños a modo de trozos de una vara de mando rota, que el Señor le ordena al profeta unir en su propia mano como signo para la casa de Israel (Ez 37,15-28). Son aplicables a la Iglesia dividida porque, al igual que el pueblo de la antigua Alianza, dividido en contiendas contrarias a la voluntad de Dios, también las divisiones de las Iglesias cristianas son contrarias a la voluntad de Cristo, que quiso una sola y única Iglesia visible: "Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado" (Jn 17,21).
2. Estas palabras de Jesús en el gran discurso del adiós en la noche de la Cena, que nos ha transmitido san Juan, suenan cada año como un aldabonazo en el corazón de todos los cristianos, para que su empeño por la unidad visible de la Iglesia no cese, porque no son ellos los que lo sostienen sino la voluntad de Cristo, cuyo cumplimiento suplican en la oración. El Vaticano II recordaba a todos los cristianos que "en esta una y única Iglesia de Dios aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones", y que esto sucedió "no sin culpa de los hombres por ambas partes"; es decir, tanto por parte de los miembros de la Iglesia Católica como por parte de los cristianos agrupados en las otras Iglesias y Comunidades eclesiales (Decreto Unitatis redintegratio sobre el ecumenismo, n. 3). Sin embargo, la unidad es una de las cuatro características notas de la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica; y por tanto, no puede desaparecer de la Iglesia fundada por Cristo, ya que si así fuera la Iglesia habría dejado de existir. La unidad pertenece a la "una santa Iglesia de Cristo", y nosotros creemos, con las palabras del Vaticano II, que "subsiste en la Iglesia católica" (Constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia, n. 8). Al mismo tiempo que afirma esta verdad de fe para todos los católicos, el Concilio dice también que "los que creen en Cristo y han recibido ritualmente el bautismo están en una cierta comunión, aunque no perfecta, con la Iglesia católica" (Unitatis redintegratio, n. 3).
Recientemente, el Magisterio de la Iglesia ha recordado esta doctrina católica, para que no se banalice la situación objetiva de la división entre los cristianos y no cejemos en el empeño por la reconstrucción de la unidad visible de la Iglesia. Se trata de hacer visible ante el mundo la unidad real de la Iglesia de Cristo que subsiste en la Iglesia católica, pero que también se halla presente en grados y elementos diversos en las Iglesias y Comunidades eclesiales que, por esta razón, mantienen una cierta unidad incluso visible, aunque no plena y perfecta conforme a la mente y a la voluntad de Cristo.
3. Todos han de tomar en consideración esta unidad ya existente entre todos los discípulos de Cristo. Tenemos un bautismo común, que hemos de esforzarnos todos por reconocer en su verdad y efectos de salvación. Hemos sido bautizados en el nombre de la Santa Trinidad de Dios y configurados con la muerte y resurrección de Cristo, somos verdaderamente hijos de Dios y miembros de la Iglesia una. Con algunas Iglesias, como es el caso de las antiguas Iglesias orientales y las Iglesias ortodoxas, compartimos la sucesión apostólica en el Episcopado y la misma fe en los sacramentos. Por esta razón, recientemente los Obispos españoles, conscientes de las necesidades espirituales de tantos hermanos nuestros provenientes de las Iglesias orientales, se han propuesto aplicar las orientaciones del Vaticano II, según las cuales "la práctica pastoral demuestra, en lo que se refiere a los hermanos orientales, que se pueden y se deben considerar diversas circunstancias personales en las que ni sufre daño la unidad de la Iglesia, ni hay peligros que se deban evitar, y apremia la necesidad de salvación y el bien espiritual de las almas. Por eso la Iglesia católica, según las circunstancias de tiempos, lugares y personas, usó y usa con frecuencia un modo de actuar más suave, ofreciendo a todos medios de salvación y testimonio de caridad entre los cristianos, mediante la participación en los sacramentos y en otras funciones y cosas sagradas" (Decreto Orientalium Ecclesiarum sobre las Iglesias católicas orientales, n. 26).
4. No hace todavía mucho, los Obispos españoles aprobaron unas orientaciones sobre los «Servicios pastorales a orientales no católicos» (2006), con ánimo de prestar la ayuda que les es posible a la cura pastoral de los fieles de estas Iglesias, sin ánimo alguno de proselitismo y fundándose en la ausencia de suficientes pastores propios y comunidades estables en las que estos fieles puedan integrarse. Al hacerlo han tenido también en cuenta cuanto dice la encíclica Ut unum sint, del Papa Juan Pablo II, de feliz y santa memoria, que se expresaba en ella invitando a proseguir por el camino abierto por el Vaticano II, y teniendo presentes las normas establecidas por el derecho de la Iglesia y las orientaciones del Directorio ecuménico. Así, al tiempo que invitaba a avanzar por el camino del diálogo teológico y de la caridad con estas "Iglesias hermanas", el Papa pedía en la encíclica llevar a cabo estos servicios instruyendo bien a los fieles sobre su alcance y significado, "para que éstos conozcan con claridad las razones precisas tanto de esta participación en el culto litúrgico como de las distintas disciplinas existentes al respecto" (Ut unum sint, n. 58).
Juntamente con estas orientaciones, los obispos en sus diócesis han tomado providencias distintas para que los hermanos orientales no católicos puedan celebrar la Divina Liturgia compartiendo algunos templos expresamente puestos para este delicado cometido, o bien, según sus posibilidades, cediendo algunos locales para el ejercicio del culto y de la acción pastoral, siempre a tenor de las vigentes normativas diversas de las Iglesias hermanas y de la Iglesia Católica. En cualquier caso, se ha de proceder con conciencia clara de la propia fe y del propio rito en que se expresa, evitando siempre la caída en el confusionismo, contrario a los principios y a la práctica del ecumenismo. Ni el voluntarismo por sí solo produce unidad, ni tampoco el proselitismo es camino para lograrla. El proselitismo y la pretensión de eliminar las diferencias de fe y culto, como si se tratara de cosas sin importancia, son actitudes contrarias al verdadero ecumenismo. La práctica de un ecumenismo acorde con su propia naturaleza respeta tanto el carácter eclesial de la fe como la conciencia de los cristianos particulares.
5. También las relaciones con las Iglesias de la Reforma han avanzado notablemente y es necesario que los católicos tomen conciencia de los pasos dados. Recientemente ha sido presentada en Madrid la nueva «Biblia Traducción Interconfesional» [BTI], que es resultado de más de treinta años de trabajo conjunto de protestantes y católicos para conseguir un mismo texto en español de la Sagrada Escritura. Años atrás fue posible contar con una traducción ecuménica del Nuevo Testamento; hoy la Biblia Interconfesional es un motivo de gozo y comunión entre las Iglesias protestantes y la Iglesia Católica en España. Después del reciente Sínodo sobre la Palabra de Dios, el lanzamiento de esta nueva versión de la Biblia supone un impulso esperanzador para que la Palabra de Dios tenga el lugar que le corresponde en la vida personal y familiar. En el diálogo entre hermanos de las distintas confesiones, cristianos católicos y evangélicos podrán servirse de un texto común en las reuniones de estudio conjunto de la Palabra de Dios y en los foros de oración ecuménica. Todos debemos alegrarnos de ello y agradecer a los especialistas en las ciencias bíblicas, de la Iglesia católica y de las Iglesias y Comunidades eclesiales hermanas no católicas, a las editoriales católicas y a Sociedad Bíblica Española el esfuerzo que han realizado durante años para lograr esta traducción interconfesional, que viene a sumarse a las ya existentes en las grandes lenguas de uso común y en muchas otras.
6. Hemos mencionado en anteriores mensajes los importantes pasos que todos hemos dado hacia la unidad visible, pero nos queda un largo camino hacia la meta; por eso no podemos cejar en el empeño de la oración, cometido indeclinable de todos, tanto de los cristianos particulares que, movidos por el Espíritu Santo y unidos a Cristo, piden al Padre la unidad de la Iglesia, como de las parroquias y comunidades. El Octavario ha de estimular nuestro anhelo de unidad. Que los encuentros que se promuevan con cristianos de otras Iglesias y las asambleas de oración que se organicen no pierdan de vista que la unidad es un don de Dios y que sólo llegará como don, que es preciso suplicar con inmensa confianza en Cristo, que oró para que no le falte a la Iglesia la unidad.
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Y digo yo que sería bueno que nos parásemos un momento y pensáramos en serio sobre esto de la unidad entre los cristianos. Me encanta esa imagen de ser "constructores de puentes" y no "constructores de barreras". Siempre he pensado que a Dios le encantaría vernos a todos juntos con las manos elevadas y dirigiéndonos a Él como un solo pueblo. El mismo Jesús en su oración al Padre lo dice: "para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí" (Jn 17, 21-23). Amén, Amén, Amén.

martes, 13 de enero de 2009

Verdad verdadera

Estos días por Barcelona se pasean unos autobuses con publicidad atea. El mensaje es: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida". Fijaos bien, empiezan ya con un "probablemente", cosa que ya indica duda o por así decirlo cierta relatividad. No se atreven a ser más contundentes diciendo simplemente "Dios no existe". Eso da que pensar, ¿o no? ¿Acaso tendrán miedo a ser más absolutos en su afirmación? Y si es así ¿por qué? Puede que en este mundo relativista una verdad tan absoluta como la existencia de Dios, cree cierto desasosiego a algunos. Yo lo tengo muy claro y por eso les contesto con mi propia publicidad: "DIOS EXISTE. POR ESO NO ME PREOCUPO Y DISFRUTO LA VIDA". ¡Toma ya! Esa es la verdad verdadera (como dicen mis niños). Y gracias a la existencia de Dios disfruto plenamente de mi vida y no estoy preocupada. Hubo un tiempo en que yo podría haber estado de acuerdo con esa publicidad atea pero, gracias a Dios, me caí del caballo, conocí Su infinito Amor y mi vida cambió por completo. Es algo que está al alcance de todos (es totalmente gratis) y os puedo asegurar que una vez que te has encontrado con Él, nada vuelve a ser igual. Dios es muy paciente y siempre está allí dispuesto a entrar en nuestra vidas cuando menos lo esperamos. Lo mejor de todo es que nunca lo va a hacer violentándonos, sino que con infinita y entrañable misericordia nos respeta hasta el extremo. Los niños suelen ser grandes filósofos, y a veces grandes teólogos. Mi sobrina Bea cuando estaba en catequesis de Primera Comunión llegó un día muy preocupada porque había un niño que decía que no creía en Dios. Ella no podia entenderlo. ¿Cómo era posible? Se fue a su habitación y después de mucho meditarlo salió radiante diciendo: "¿Sabes, mami? No importa que él diga que no cree en Dios, Dios sí que cree en él". A mí me pareció precioso, ¿verdad? Pues nada, queridos ateos, os digo que aunque Dios no exista para vosotros, vosotros sí existís para Él. Verdad verdadera.

lunes, 12 de enero de 2009

La vida sigue

Después de unas estupendas (y merecidas) vacaciones ya hemos vuelto al tiempo ordinario. Algunos lo llaman rutina, pero bendita sea. En estos tiempos que corren tener trabajo y rutina diaria es una auténtica bendición. Debo ser algo rara porque ya tenía ganas de volver al cole a ver a mis peques. No sé si ellos tenían las mismas ganas, la verdad. Este trimestre vamos a estar muy ocupados porque tenemos que representar una obra de teatro en inglés en marzo y ya hemos empezado a ensayar. Además algunos de ellos se tienen que presentar a un examen de Cambridge y tienen que estudiar un poquito más. Cada día me doy cuenta del gran reto que es esto de la enseñanza, pero a la vez qué bonito es. Es una responsabilidad y un desafío, sobre todo con los enanos. Es una gozada ver cómo van aprendiendo, algunos más deprisa que otros, y cómo te exigen cada vez más. Ya llevo un año en el cole y a veces me parece que llevo mucho más tiempo. Nunca pensé que fuera a disfrutar tanto con este trabajo. La verdad es que me he pasado parte de mi vida pensando y diciendo que esto de la enseñanza no era para mí, pero al final resulta que parece que es lo mío. ¡Qué cosas!

domingo, 4 de enero de 2009

Día especial

Hoy es un día especial porque es el cumple de Cecilia, mi hija. Hoy cumple 26 años. Parece mentira, pero es así ¡26 años! Fue mi regalo de Reyes especial en el año 83. Tenía que nacer a partir del día 10 de enero, pero creo que ella no quería perderse el día de Reyes y decidió nacer antes. En fin, que estoy de fiesta. Cecilia está hoy un poco pocha, la gripe, y no hemos podido celebrarlo como se merece la ocasión. Al ser domingo, esta mañana en Misa le he dado muchas gracias al Señor por Cecilia y todo lo que me ha dado y me da a través de ella.