lunes, 28 de febrero de 2011

De vuelta


Acabo de volver de este sitio tan bonito que podéis ver en la foto. El sitio se llama Puiu y está en Transilvania (Rumanía). Allí he estado en un Encuentro de Jóvenes de Europa de la Renovación. Ha sido una experiencia preciosa. Yo iba acompañando de traductora a Bárbara y Ruth, dos chicas de Madrid. Hemos estado unos 125 de distintos países de Europa. El lema del Encuentro era "Caminar en el Espíritu" y las charlas nos las han dado Charles Whitehead de Inglaterra y Christoph Hemberger de Alemania. Han sido 4 días intensos, llenos de actividades de todo tipo. Hemos tenido hasta guerra de bolas de nieve y construcción de muñecos de nieve. Me ha impresionado ver a tantos jóvenes comprometidos, llenos de fe y alegría en el Señor, y sin ninguna mojigatería. ¡Qué gusto! A veces me desanima ver los pocos jóvenes que vienen a nuestros grupos en Madrid, y esto ha sido como un soplo de aire fresco. Creo que debemos hacer lo imposible para hacer cosas con jóvenes. Estos días me han llenado de ganas y de impulso para poner manos a la obra y le pido al Señor que me guíe y me indique cómo hacerlo.

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Nubes?


Dicen los ingleses, que son especialistas en nubes, que toda nube está forrada en plata ("every cloud has a silver lining"). ¿Qué quieren decir con eso? Pues que a pesar de lo mal que parezcan ir las cosas, siempre existe un lado bueno. Y eso es lo que creo que tenemos que vivir, y además hacerlo a tope. Llevo varios días dando vueltas a todo esto. Una mañana me levanté un poquito baja, y de pronto toda mi perspectiva cambió. Llevaba tiempo sin escuchar Radio María, porque en mi zona llega mal la señal, y se me ocurrió probar por la TDT a ver si sonaba. ¡Y, gracias a Dios, sonaba! Estaban comentando el Evangelio del día, la Buena Noticia, y me llegó como una luz entre tanta negrura. ¡Podía ver el forro de plata de las nubes! Comencé a recordar todo lo bueno que el Señor había hecho en mi vida, y sigue haciendo. Reviví esos momentos difíciles en los que Él me había cogido en brazos y había conseguido seguir adelante. Me sentí como invadida por una ola de optimismo. Y eso es lo que creo que todos necesitamos: recordar y hacer memoria de lo bueno. Lo malo está allí, es una realidad a la que nos enfrentamos, pero también está lo bueno y tenemos que rescatarlo. Si sólo nos quedamos con las malas noticias, la nube será siempre negra, pero si metemos buenas noticias, seremos capaces de ver el forro de plata. Además si sólo vemos el lado negro le haremos el juego a los que nos quieren tristes, desanimados y derrotados. ¡No! No nos dejemos vencer por el mundo, levantemos la mirada al Cielo y pidámosle al Señor que nos muestre el forro de plata de cada nube.

martes, 8 de febrero de 2011

Llenar espacios

Dice una canción que cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. Y la verdad es que en estos días lo estamos viviendo. Desde el día 3 por la noche somos muchos los que lloramos la ausencia de nuestro amigo Fidel. Cuesta trabajo imaginarse un viaje sin él. En los últimos años, a pesar de su enfermedad, Fidel se apuntaba a todo. Y si hacía falta se iba solo, con tal de no perder ni un segundo de vida. Va a ser difícil llegar al grupo el miércoles y no ver a Fidel alabando al Señor, siempre con la Biblia en la mano. Va a ser difícil ir a cenar a Las Murallas sin Fidel. Y no digamos visitar un viernes el grupo del Buen Humor y no ver a Fidel en su rincón. Va a ser muy difícil. Cenando el otro día con Marga y Mariángeles, sus enfermeras de cabecera, recordábamos tantos momentos de estos últimos días vividos con Fidel. Todos los pequeños y grandes detalles que el Señor ha tenido con él hasta el final. Ahora toca cuidar a los que quedan: sus tres hijas, su nieto y su nieta, su único hermano y todos nosotros. Algunos van a necesitar más cuidado que otros y todos debemos estar al quite para que consigan llenar esos espacios vacíos. Yo estoy segura de que Fidel, junto con Carmen su mujer, estará intercediendo desde el Cielo por todos nosotros y le pido al Señor que nos abra todos los sentidos para percibir ese cuidado especial. Y desde aquí quiero entonar un canto de acción de gracias al Señor por regalarme un día la posibilidad de conocer a alguien tan especial, y de ser testigo de las maravillas que Él hizo en Fidel desde que decidió quedar en el Michelangelo.