sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz 2012

Le pido al Señor que nos conceda alegría para llenar nuestros días, paz para llenar nuestros corazones y amor para llenar nuestras vidas.
"Toda dádiva buena y todo don perfecto viene de lo alto", Santiago 1, 17
Que el dador de todo lo bueno y perfecto nos bendiga con las bendiciones del cielo en este año.

¡FELIZ Y BENDITO AÑO NUEVO!



viernes, 30 de diciembre de 2011

Año viejo

Llega el momento de hacer memoria del año que ha pasado. 12 meses cargados de cosas buenas, malas y regulares, pero sin duda llenos de vida. Se amontonan paisajes, personas, viajes, vivencias y cuando menos te lo esperas, ha vuelto a pasar todo un año. De mucho de ello ya he escrito en este cuaderno de bitácora (palabra que me encanta) y otras se han quedado para siempre en el cajón de mi memoria. Como toda historia que se precie de serlo, lo mejor es empezar por el principio. Pues vamos allá, y volvamos a enero de este año que se acaba. Como siempre desde hace unos años todo empezó en compañía de Pilar y Mariángeles, en casa de la primera. El día 1 de enero suele ser un día "raro". Te levantas tarde y la verdad que algo resacosa de la noche anterior. Mi hija cumplió ¡28 años! el día 4 y le doy muchísimas gracias a Dios por ello. Ella es sin duda lo mejor que tengo. Los Travellers celebramos nuestro Primer Festejo Postnavideño o "Fiesta del Cascajo". Nos reunimos en casa de Gonzalo el día 8 de enero y allí disfrutamos de una velada ruidosa y jaranera. Tan bien nos lo pasamos que ya estamos preparando el Segundo Festejo. Todo vale como excusa para reunirnos y disfrutar unos de otros. Entre los días 12 al 15 estuve en El Escorial en el Encuentro Preparatorio de la JMJ. Matteo Calisi, Presidente de la Fraternidad Católica, me pidió que fuera en su lugar. Fue muy interesante ver todo lo que se estaba preparando y compartir con gente de todo el mundo. Teníamos que esperar hasta agosto para ver todos esos planes plasmados en la vida real, y la verdad es que te entraban muchas ganas de que sucediera todo ya mismo. Aunque tenía planes para irme a Italia en la segunda quincena de enero, todo se trastocó por la repentina hospitalización de mi padre. Gracias a Dios todo se quedó en un susto y al día de hoy mi padre está bastante bien. Me quedé en Madrid y aproveché para disfrutar más de mi familia. Y llegó febrero. El día 4 de madrugada murió Fidel y nos dejó un vacío enorme. Mi madre celebró el día 18 su cumpleaños, ¡83 años! Como cada año desde hace 8, nos reunimos los de Pozuelo en Pozuelo. Fue un encuentro difícil, pero bastante provechoso. Lo mejor de estos encuentros es volver a ver a hermanos de toda España, a los que no tienes la oportunidad de ver con frecuencia. A finales de febrero tuve que ir a Rumanía a traducir en un Encuentro de Jóvenes de la Renovación de Europa. Fui con Bárbara y con Ruth, y la verdad es que nos lo pasamos muy bien. El primer fin de semana de marzo me fui para Loyola con Margot a la Regional de la zona Norte. ¡Una gozada! Predicaba Manolo Tercero y, como siempre, no tuvo desperdicio. De Madrid también fueron Encarna y Mamen. El día 17 me fui para Sacrofano, cerca de Roma, al Coloquio sobre el Bautismo en el Espíritu que organizaba el ICCRS con el Pontificio Consejo para los Laicos. Margot y yo fuimos como siempre juntas a traducir. De España fueron Chus Villarroel y Clara como representantes. Fue muy interesante. Yo me quedé hasta el día 26 traduciendo para el Consejo del ICCRS. El mes de abril comenzó con un tiempo esplendoroso. Aproveché para pasear un montón por las Dehesas de Villalba Este año la Semana Santa cayó muy tarde, casi a finales de abril. Me quedé en mi Parroquia y disfruté cantando con mi coro. El domingo de Pascua, 24 de abril, me fui para Roma. Allí estuve hasta el día 21 de mayo, que volví a Madrid. Pude disfrutar de Julia, mi querida Julia, a tope. De todo ello ya me he explayado a gusto en varias entradas y si os interesa refrescar la memoria, no tenéis más que ver las entradas de abril y mayo. A mi vuelta a Madrid, ya casi con mayo terminado, disfruté de algunos paseos estupendo por mi ciudad. Sobre todo recuerdo uno con Marga y Encarna por Madrid Río, un espléndido parque que bordea el Río Manzanares. Merece la pena pasearlo y disfrutar de unas espléndidas vistas. Llegó junio y el día 12 mi padre celebró su cumpleaños, ¡83 años!. Yo no pude estar ese día con él porque estaba en Italia. Fuimos a celebrar Pentecostés en Asís. Esta vez no me acompañó Margot a traducir. En su lugar tuve a Vicky, la gallega, como compañera de cabina. Fuimos muchos desde España, y disfrutamos un montón. Volví a Madrid por poco tiempo. Tuve que volver a Roma a traducir en Adoratio 2011. No era un encuentro de la Reno, era una cosa bastante más "pomposa". De todos modos, a pesar de lo tedioso de algunas de las intervenciones, pude disfrutar de nuevo de la compañía de Vicky y como siempre disfruté a tope conociendo a nuevas personas de otros lugares del mundo. Empezó el verano con todo su esplendor, sus días largos y su canto de grillos. Los últimos días de junio y los primeros de julio los pasé con Marga en Orihuela Costa. Días de playa y relax. No tenía planes para viajar en verano, de modo que a mi vuelta de la playa pasé el resto del mes de julio tranquilamente en mi casa, disfrutando a tope de la piscina. A finales de julio tuvimos el Rastrillo de la Parroquia. Llegó agosto y todo "respiraba" JMJ. El día 13 estuvimos algunos Travellers de excursión en El Paular. Y por fin, llegó la ansiada visita del Papa. De todo lo que disfruté en esos días especiales también me he explayado a gusto, y repito si queréis refrescar la memoria no tenéis más que leer la entrada de agosto. Fue maravilloso ver en vivo y en directo todo lo que nos habían contado en enero en El Escorial. Tenía planeado irme a Roma en septiembre, pero mis planes cambiaron. A principios de septiembre decidí hacer un viaje en solitario. Me fui para Francia, vi a Fernando en San Juan de Luz, visité Lourdes, estuve en Lasarte con hermanos de la Reno de Guipúzcoa, fui a Loyola, visité Getaria y a mi vuelta paré en Burgos. (Ver entrada de semptiembre). El día 22, como siempre, fue mi cumpleaños. ¡53! Lo celebré con mis amigos el día 24. Organicé una cena "de traje". Ya sabéis, "y traje esto, y traje lo otro". Lo pasamos muy bien. En octubre, el día 6, me fui para Paray-le-Monial con Margot, a traducir en el Primer Congreso Mundial del Corazón de Jesús, porque nuestra "fama" como traductoras ha traspasado ya las fronteras de la Reno. (Ver entrada de octubre). Los días 22 y 23 celebramos el Encuentro Nacional en el Colegio del Recuerdo. Esta vez no tenía que traducir porque predicaba Chus. El lema de este año fue "Yo hago nuevas todas las cosas". Y llegó noviembre, y todavía hacía calor. La verdad es que ha sido un otoño seco y bastante caluroso. El día 17 me fui a traducir a Alemania con Mamen y María Jesús. Casi no voy porque tuvieron que ingresar a Cecilia, mi hija, pero gracias a Dios se recuperó bien y pude irme. El día 26 llegaron Sor Sophie y Laurent, de ACAY, para presentar su misión en Madrid. Y pasó noviembre y llegó el "festivo" diciembre. Estuve con Encarna en Puente la Reina, pasando el puente de la Inmaculada. A la vuelta comencé a preparar mi casa para la Navidad y mandé las tradicionales tarjetas navideñas, por correo tradicional (snail mail como dicen los ingleses) y por correo electrónico. La Nochebuena la pasé en casa de mis padres con mi hermana Ana y mi hija, Cecilia. El día de Navidad nos reunimos toda la familia a comer, en total 18, en casa de Ana. El día 27 me vine para Alpedrete a mi casa. Ayer, 29, estuve ensayando con mi coro el concierto de Villancicos, y hoy, 30, iré por la tarde a cantar en el concierto.
Este año no he viajado mucho con los Travellers, porque la verdad es que hemos estado algo vaguillos con los viajes. Enki Tours preparó un viaje a Alemania en octubre, pero yo no pude ir. Desde julio estoy traduciendo para el Encuentro Mundial de Jóvenes de la Renovación que se celebrará en julio del 2012. (No confundir con la JMJ de Río que será en el 2013). Si Dios quiere me iré a Brasil el próximo verano, y la verdad es que me apetece. Pero eso será el año que viene. He traducido mucho, he volado bastante (en total he aterrizado y despegado 14 veces), he engordado, me he cortado el pelo (adiós a la melena rubia), no he dejado de fumar (aunque lo sigo intentando), he predicado en varios grupos, he leído mucho, he visto bastantes películas (sobre todo por internet), he cantado, he bailado, he alabado, y sobre todo he podido disfrutar ¡¡¡mucho!!! con muchos de vosotros. En fin, que no puedo dejar de dar gracias al Señor por todo ello, a tiempo y a destiempo, por lo bueno y por lo malo, por lo que pudo ser, por lo que no pudo ser. Y ahora, a por el año nuevo.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Boxing Day


Boxing Day o Día de las Cajas es una festividad celebrada principalmente en las islas Británicas y otras naciones que pertenecieron al Imperio británico. Se suele realizar el 26 de diciembre y durante la fecha se promueve la realización de donaciones y regalos a las clases más empobrecidas de la sociedad. Boxing Day puede ser traducido como "día de las cajas", y su nombre está relacionado con el origen de la festividad.

Erróneamente se ha asociado el término Boxing Day a la necesidad que tienen las personas de deshacerse de los envoltorios de los regalos de Navidad el día siguiente. El origen se remonta a la Edad Media. Se ha sugerido que después de la Navidad, las clases nobles entregaban cajas con comida y frutas a su servidumbre. También se ha propuesto que este día los sacerdotes sacaban a la vista cajas con donaciones de caridad hechas previamente. Otra teoría indica que el 26 de diciembre, los empleados y aprendices se dirigían a sus puestos de trabajo con una caja, donde el empleador depositaba dinero, al final del día, los primeros se dividían el dinero, lo que constituía una especie de aguinaldo.

Boxing Day coincide con la festividad católica de San Esteban, aunque en algunas naciones la festividad es desplazada hacia el próximo día hábil en caso de que el 26 de diciembre sea sábado o domingo.

Este día suele ser utilizado tradicionalmente para la realización de competiciones deportivas como partidos de rugby, fútbol, cacería, etc.

Hasta aquí lo que la Wikipedia cuenta sobre este llamado "día de las cajas", 26 de diciembre. Aquí en Madrid no es fiesta, pero en Cataluña y creo que otras regiones de España sí que lo es. Hay una canción de Serrat que me encanta, "De cartón piedra", que yo cantaba de joven. En ella hay una frase que dice: "que de San Esteban a Navidades, entre saldos y novedades..." Pasaron años hasta que me dí cuenta de que se refería a un año completo donde se iban sucediendo las distintas estaciones del año, con esa maniquí luciendo distintos modelitos. Por esa época yo no tenía ni idea cuando era San Esteban, ni siquiera quién era ese Santo. Ahora, gracias a Dios, tengo algo más de cultura "católica" y puedo ubicar el Santo y el día.

"La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va", cantamos en un villancico tradicional, y eso es lo que ha pasado como todos los años. Parece que nunca va a llegar, y al final pasa a toda velocidad, como casi todo lo bueno. Ya queda atrás esta Navidad del 2011 y comenzamos a preparar las fiestas de despedida del año que se va, y recibimiento del año que empieza. Es difícil mantenerse ajeno a todo ello, porque nos bombardean por todas partes con resúmenes del año, con pronósticos del que viene, y con un sinfín de ideas de cómo celebrarlo. Debo reconocer que me produce algo de hastío este hartazgo de "vamos a divertirnos por decreto ley". Nochevieja nunca ha sido una de mis fiestas favoritas, ya que cuanto más me esforzaba por pasarlo bien solía pasarlo peor, y eso me ha dejado un regusto agridulce con respecto a la misma. Desde el 2006 la celebro con amigas en casa de Pilar Camacho. Solemos cocinar cada una alguna "delicatessen" y cada año se van añadiendo lo que hemos venido en llamar "corazones solitarios". Solitarios que no tristes, que conste. En la cena solemos ser sólo chicas, y luego después de las uvas se nos unen otras personas, por lo general parejas. La verdad es que lo solemos pasar bien y se está volviendo una agradable tradición. Suele pasar que las cosas más sencillas, las más pequeñas, son las que proporcionan mayor alegría. Por eso no deberíamos planear grandes cosas, creo que son más importantes las personas con las que celebrar. Lo bueno es que, en mi caso, esas personas suelen ser no sólo amigas, sino también compañeras de viaje en la fe, y eso las hace realmente especiales. Os aseguro que el modo de celebrar es completamente distinto. Por eso le doy muchas gracias al Señor por haberlas puesto en mi camino.


viernes, 23 de diciembre de 2011

Vísperas navideñas


Ayer cumplimos con el tradicional rito de la Lotería de Navidad. Las vocecillas de los niños de San Ildefonso son como el pistoletazo de salida de la Navidad en España. Hoy, también según la tradición, es el día de la salud. Ya que no nos ha tocado el gordo, al menos tenemos salud. Y es que ya se sabe que el que no se conforma o contenta, es porque no quiere. Otros esperarán ansiosos a la Lotería del Niño, para seguir soñando. Pero, mientras tanto, aquí estamos con los últimos preparativos de la cena de Nochebuena, de la comida de Navidad, etc... Algunos andarán enloquecidos buscando esos juguetes ya hace tiempo agotados y que pueblan los sueños de tantos niños. Los habrá que se gasten mucho más de lo que tienen, para intentar paliar estos tiempos tan negros que nos han tocado vivir. Y lo más triste es que cuando llegue enero estarán mucho más endeudados y probablemente no hayan conseguido comprar ni un poquito de felicidad y bienestar. Pero, todos los años ocurre el mismo ritual. Luces, prisas, sonrisas forzadas, deseos de paz, amor, felicidad, consumo desenfrenado. La Navidad se queda en muchos casos sólo en eso. Y te paras, y miras, y te preguntas, ¿qué estamos celebrando? Y lo más triste es que muchos no pueden contestar a ciencia cierta qué es lo que celebramos. Y además, ¿por qué lo celebramos así? Es decir, ¿es necesario tanto gasto y tanto fasto? Sinceramente yo creo que no. La Navidad no se puede quedar en la magia barata de un momento, tiene que ser mucho más. A veces tantas luminarias nos impiden ver la esencia de lo que realmente es. Y es que cegados por el brillo de tantas cosas, a menudo banales, no dejamos que nos alcance la luz del único que debe alumbrarnos. "Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto. Luz para alumbrar a las naciones". Yo, personalmente, en medio de mi oscuridad, de mis jaleos, de mis ruidos, deseo que esa Luz llegue. Que ilumine hasta el último rincón de mi vida, y de la de las personas que me rodean, los próximos y los más lejanos. Le pido al Señor que nazca en cada palabra no pronunciada, en cada silla vacía, en cada casa a oscuras. Que llene con Su presencia todo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Otra vez de puente en Puente

Ya en el 2007 escribí sobre estar "de puente en Puente" y ahora he vuelto 4 años después. Es la tercera vez que voy en estas fechas a Puente la Reina y siempre me deslumbra lo bonito que es. Como dicen que hay que tener amigos de todas partes (según el dicho "hasta en el infierno"), tengo mucha suerte de contar con una amiga, Encarna, de esta hermosa tierra navarrica.
Salimos el jueves 8, junto con Vicente Borragán, hacia Caleruega. Encarna nunca había estado allí y aprovechando el viaje hacia Navarra, paramos para disfrutar de la patria chica de Santo Domingo. Tuvimos mucha suerte porque el día era soleado y hasta calentito. En Caleruega visitamos la Iglesia de San Sebastián, donde el Párroco estaba preparando la Misa de la Inmaculada y Vicente pudo charlar animadamente con él. Después estuvimos en la casa de los dominicos, donde visitamos el museo donde se exponen esculturas del Padre Salas. Sobre todo nos impactó una de ellas sobre la Última Cena. Luego bajamos a la bodega de Juana de Aza, madre de Santo Domingo. Aunque es Beata, en Caleruega siempre la han llamado Santa Juana de Aza. De allí fuimos a la Iglesia de Santo Domingo donde nos encontramos con el Padre Salas, el de las esculturas, que estaba haciendo fotos en el coro. Quisimos bajar a ver el pozo pero estaba cerrado. Tuvimos la suerte de encontrarnos con una de las hermanas dominicas, que gentilmente nos dejó la llave para entrar. ¡Suerte de ir con Vicente Borragán! Me encantó cómo le dijo: "Padre, le tengo muy oído en cintas". ¡Benditas grabaciones! Luego fuimos a lo que llaman Museo, que es el claustro del convento de las dominicas, y nos volvieron a dejar la llave para entrar. Vicente estaba encantado. La verdad es que está cuidadísimo y da gusto verlo. Desde Caleruega nos dirigimos hacia Silos, pero no pudimos ver el claustro románico porque en festivos sólo lo abren por la tarde. ¡Otra vez será! Nuestro destino para comer era Lerma, donde nos reunimos con otros hermanos de Maranatha y Chus Villarroel. Por la tarde entraba de novicia en las dominicas de Lerma una chica que conocían y Chus presidía la ceremonia. Encarna y yo teníamos la intención de quedarnos pero la Iglesia estaba hasta la bandera y no se veía nada. Ante la perspectiva de pasar varias horas de pie decidimos seguir hacia Puente. Vicente se quedó y volvió a Madrid con otros dominicos. Llegamos bien a Puente, aunque hubo un momento de una niebla muy densa en el que se veía bastante poco. Gracias a Dios no duró mucho. La hermana de Encarna nos había preparado un conejo y unas verduritas con patatas para cenar. ¡Delicioso! Nos acostamos temprano después de ver un rato la tele. Lo mejor de estos viajecitos es que no tienes la obligación de hacer nada, simplemente dejarte llevar por lo que surja. Al día siguiente quedamos con Laura, la hermana de Encarna, y nos fuimos a caminar con ella. Es una andariega increíble. Ella sale todos los días y va a un pueblo que está al lado. En total camina 8 km diarios a buena marcha. El día amaneció con niebla pero poco a poco se fue despejando y las vistas eran increíbles. Al volver cogimos el coche para acercarnos al Señorío de Sarría. Es como de cuento de hadas, con castillo y todo. Encarna y Laura me hicieron un recorrido por lugares que recordaban de su infancia y adolescencia. Nos tomamos unas cañitas con Laura y nos fuimos a comer. Por la tarde habíamos quedado con Quintín en Estella. Estuvimos paseando y tomando unos vinitos. Volvimos a Puente a cenar y nos acostamos temprano. A la mañana siguiente estuvimos por Puente, era día de mercadillo, y estuvimos pululando por los puestos. Habíamos quedado con Quintín para ir a Pamplona. Allí estuvimos paseando, fuimos al Mercadillo de Navidad en la Plaza de toros, tomamos café en el famoso Café Iruña (¡precioso!) y luego fuimos por el Parque de la Taconera, subimos por la cuesta de Santo Domingo, Estafeta, etc... En resumen, recorrido de los famosos encierros. Luego ¡de pinchos! Es una ciudad muy viva y con unos bares muy bien surtidos de cosas deliciosas. Volvimos a Puente a tomar café con Laura en su casa. Luego estuvimos sesteando, Encarna en el sofá delante de la tele y yo en mi camita más a gusto que nada. La verdad es que he dormido muy bien estos días, cosa que no me sucedía desde hace tiempo. Por la noche habíamos quedado para ir al grupo de Puente y luego a cenar en La Casita, casa que tienen alquilada unos hermanos de Navarra donde tienen su comunidad. Habían estado todo el día de convivencia con los niños de los distintos grupos. Ese día habían estado unos 30 niños entre los 3 y los 5 años. La labor que hacen con niños y jóvenes es increíble. El grupo de oración es pequeñito, pero alaban con mucha fuerza. La cena fue deliciosa, preparada por Luci y sus pinches, Mari Cruz y Ana. Era la primera vez que visitaba La Casita, y debo confesar que me hizo mucha ilusión conocerla por fin. En una de las bajeras habían montado un Belén precioso, con figuras grandes, llenas de color. Esta gente trabaja muchísimo y tienen una entrega y un ímpetu increíbles. Entre platos deliciosos y agradable conversación se nos pasó el tiempo volando. Aunque nos acostamos tarde, nos levantamos temprano para salir cuanto antes para Madrid. El viaje de vuelta fue muy bueno, y llegué para comer con mis padres. Y luego para casa, donde llegué temprano por la tarde. Y aquí estoy escribiendo y preparándome para la Navidad. ¡Sólo quedan 12 días!
No puedo más que dar gracias al Señor por estos días tan llenos de cosas buenas y agradables. Sobre todo de gente buena y agradable. ¡Gracias, Enki, por hacerlo posible!

miércoles, 30 de noviembre de 2011

De visita

Después de meses de preparación por fin llegaron Sor Sophie y Laurent a Madrid. Venían a presentar su Asociación, ACAY, fundada por las Misioneras de María en Filipinas. Llegaron el viernes 25 hacia las 4 de la tarde desde París. Llevaban en Francia varias semanas presentando en distintos lugares su preciosa misión. Llegaban algo cansados, pero con ganas de emprender su "tournée" madrileña. Nos fuimos para casa de Jose Monedero en Majadahonda, quien generosamente nos ha alojado durante estos días. Después de descansar y comer algo nos fuimos al grupo de Santa María del Buen Humor donde Sor Sophie dio testimonio de su misión. Como siempre la acogida fue maravillosa. Al día siguiente estuvimos paseando por Madrid: Palacio Real, Catedral de la Almudena, Plaza Mayor y disfrutamos de una mañana soleada y luminosa de otoño. Hacia las 4, Jose se marchó porque tenía Confirmaciones en su Parroquia, y nosotros tres nos dirigimos hacia la Parroquia de la Araucana, donde a las 6 teníamos la presentación de ACAY. Llegamos cargados de ilusión a preparar el proyector, los distintos artículos que realizan las niñas de la Escuela de Vida (uno de sus programas), los folletos para apadrinar, etc.. Después de comunicarlo a diestra y siniestra ¡sólo acudieron 7 personas! Personas a las que agradezco profundamente su asistencia y participación. He de reconocer que me sentí bastante decepcionada y triste. Con todo el esfuerzo e ilusión que Laurent y Sor Sophie habían puesto para venir, me sentía muy mal por ellos. Aunque ellos siguieron adelante con la presentación como si tuvieran un auditorio multitudinario. Nos fuimos a casa de Jose a cenar, y se unió a nosotros Mariángeles de Frutos. La verdad es que fue una cena estupenda y nos reímos y charlamos hasta tarde. Dormí mal esa noche y al día siguiente me levanté con sabor a ceniza en la boca. Por la tarde teníamos que ir a la Parroquia de Sagra y Diego, a compartir con los jóvenes. Después del resultado del día anterior, reconozco que no me apetecía nada. Pero, nos esperaba una agradable sorpresa. Unos 15 jóvenes con el Padre Luis José, Sagra, Diego y otros adultos, nos recibieron con los brazos abiertos. Fue estupendo. Luego nos quedamos a la Misa con ellos y volvimos a casa de Jose con el ánimo muy levantado. Además el Padre Luis José mostró su interés por colaborar con la misión en Filipinas enviando algunos jóvenes voluntarios el año que viene. ¡Ya veremos! Al día siguiente, lunes 28, nos levantamos tarde, disfrutamos de un buen desayuno y dedicamos el día a hacer turismo. Les llevé a San Lorenzo del Escorial. El monasterio estaba cerrado, era lunes, pero pudimos pasear y disfrutar del sol del otoño. Desde allí decidí ir a La Granja de San Ildefonso, a que vieran el Palacio y los Jardines. Se quedaron maravillados. ¡Tan francés! De allí fuimos a Segovia donde visitamos la iglesia de San Juan de la Cruz y la Fuencisla. Se quedaron estupefactos con el Acueducto y el Alcázar. La verdad es que es una ciudad preciosa. No pudimos visitar mucho más porque ya se nos hacía tarde. Teníamos que levantarnos a las 3 y media de la mañana, para llegar al aeropuerto. Nos acostamos pronto y salimos de casa a las 4 de la mañana. No había nadie en la carretera y llegamos al aeropuerto a las 4 y media. Allí les dejé y me fui para casa. Dormí algo y, sobre todo, descansé después de unos días de intenso ajetreo.
Me ha encantado convivir estos días con ellos, y a pesar de la decepción puedo aseguraros que su visita ha sido una bendición por muchos motivos. Tienen los pies bien afianzados en la tierra y un empuje que sólo puede venir de lo alto. Éste no ha sido un final, sino el principio de tantas cosas por hacer.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Acción de gracias

Ayer celebraban los americanos, los de EEUU, el día de Acción de Gracias. A través de la tele y las películas lo hemos visto cientos de veces. La familia se reúne, come pavo, calabaza, puré de patatas, salsa de arándanos, etc. La verdad es que es algo totalmente ajeno a nosotros como tantas otras fiestas importadas desde "allende los mares". Pero he de reconocer que es bonito tener una fiesta para dar gracias. ¡Y tenemos tantos motivos para hacerlo! En nuestra Iglesia Católica existe una fiesta de acción de gracias, que suele pasar desapercibida por la mayoría. Es el día 5 de octubre, las Témporas de Acción de Gracias. Pero como ya he dicho pasa sin pena ni gloria; no se anuncia ni sale en la tele, se queda sólo para los que van a Misa ese día y poco más. La verdad es que es una pena, ¡qué mal vendemos nuestro producto!
Este mes he tenido muchos motivos para dar gracias a Dios. En primer lugar por mi hija Cecilia. El lunes 14 la tenían que ingresar de urgencias y estuvo dos días en el Hospital. Tenía un dolor abdominal muy fuerte, y como ya está operada de apendicitis no daban realmente con lo que tenía. Finalmente determinaron que era una pielonefritis (palabreja que yo nunca había oído antes), en definitiva una infección de orina grave. Yo tenía que irme a Alemania, a traducir en una reunión del ESCI (subcomité europeo del ICCRS), y no tenía nada seguro si podría ir o no. Finalmente, le dieron el alta hospitalaria el miércoles 16, y la dejé al cuidado de mi familia y su novio, y me pude ir, aunque reconozco que con el ánimo preocupado. Como siempre le digo al Señor: "Yo me voy a ocupar de tus cosas, y te pido que Tú te encargues de las mías". Hablé con Cecilia desde Alemania y me contó que había ido a su ginecóloga, que resulta que es mi prima, y le había dicho que a parte de la infección de orina, le había estallado un quiste en un ovario y había tenido una peritonitis química. A mí me ha pasado y os puedo asegurar que duele muchísimo. Gracias a Dios todo está bien y Cecilia está ya totalmente recuperada. Además en estos días ha tenido la alegría de ver renovado su contrato de trabajo y ya tiene un contrato indefinido, lo cual en estos tiempos es motivo suficiente para dar muchísimas gracias a Dios. A parte de todo esto, ya se va haciendo un nombre en el mundo del cine y ha presentado su corto en un festival en Madrid, y en dos festivales en Italia. ¡Gloria a Dios!
Mi viaje a Alemania también es motivo de acción de gracias. Siempre es una gozada volver a ver a tantos hermanos y hermanas que no tengo ocasión de ver a menudo. Sobre todo, porque viven lejos. Además fui con Mamen Sánchez y Mª Jesús Casares, de modo que pude compartir un montón con ellas. Estuvimos en un santuario llamado Heilligenbrunn, donde la comunidad de las Familias con Cristo tienen una casa. El nombre en español sería Fuente Santa, y es que tiene una fuente de agua milagrosa y es lugar de peregrinación. Está cerca de Munich, como a tres cuartos de hora, y a ese aeropuerto llegamos. Como suele pasar en mis viajes, no vimos nada "turísticamente" hablando, pero tuvimos la oportunidad de ver cómo el Señor está actuando en tantos países de Europa, y, sobre todo, ver como está la Renovación Carismática en los mismos. En estos días, que han sido agridulces, he aprendido una lección de la cual doy muchísimas gracias a Dios. ¡Qué importante es nuestro trato con los demás! Es decir, cuan exquisitos debemos ser con los que nos rodean. A veces, una palabra a destiempo, una broma aparentemente no maliciosa, pueden herir la sensibilidad de otro, y qué importante es solucionar la cuestión en el momento. Sobre todo, cuando nos encontramos en una posición de "liderazgo" o "superioridad" frente al otro. En fin, ¡qué importante es que las cosas no se enquisten!
Por esto y mucho más le doy gracias al Señor y le pido que no deje que me olvide de cada lección aprendida.

lunes, 7 de noviembre de 2011

LAS MISIONERAS DE MARÍA

Estando en Asís, en la celebración de Pentecostés, conocí a las Misioneras de María. Nos intercambiamos direcciones y empezamos a escribirnos. Me ofrecí a ayudarlas para darse a conocer en España y van a venir ahora en noviembre. Por eso me gustaría que pudierais venir a conocerlas en persona. Se dedican a ayudar a chicas adolescentes que han sufrido abusos de todo tipo, violencia, etc., y a chicos jóvenes en prisión para que tengan una segunda oportunidad en la vida. Además trabajan también con las familias para que estas terribles situaciones de vida no sucedan.
De modo que os convoco a estar con ellas el sábado 26 de noviembre, a las 6 de la tarde, en la Parroquia del Espíritu Santo y Nuestra Señora de la Araucana en la calle Puerto Rico, 29 de Madrid.

A los que estáis lejos o no podéis venir os invito a entrar en su web: http://www.acaymission.com/ Allí podréis ver todo lo que hacen.

Sin duda es bueno salir de nosotros mismos y pensar en otros más desfavorecidos. Por eso espero veros el día 26.


lunes, 31 de octubre de 2011

4 años "Tirandopalante"

No pretende ser una entrada larga, en la que os explique todo lo que he han supuesto estos 4 años. ¡Sería demasiado! Sólo os invito a "bucear" por el blog y descubrirlo por vosotros mismos. ¿Qué me gustaria tener comentarios? ¡Por supuesto! ¿Qué pensáis que no me gusta saber que me leen? Pero no escribo por eso. Empecé a escribir (exactamente el 30 de octubre de 2007), como terapia. Me acababa de separar y no encontraba mi "hueco". Este blog me ha ayudado, y acompañado, en esta fase de mi vida. Y ¡cómo me ha ayudado! Me encanta poder compartirlo con gente que ni conozco, con los que conozco, los que están cerca y los que están lejos. ¡Gracias por estar ahí!

martes, 18 de octubre de 2011

De Corazón a corazón

Allí he estado, en Paray-le-Monial, en el corazón de la Borgoña (Francia), la ciudad del Sagrado Corazón de Jesús. Se celebraba el Primer Congreso Mundial del Sagrado Corazón, y me pidieron que fuera a ayudar con la traducción. Como necesitaban a dos intérpretes de español, llamé a Margot y allá que nos fuimos las dos como tantas otras veces. La verdad es que hemos disfrutado muchísimo. Han sido días muy intensos, y una no sabe muy bien por donde empezar a contar. Como todas las historias lo mejor es empezar por el principio.
Salimos de Madrid el día 6 de octubre, jueves, con un poco de retraso (ya se sabe ¡Iberia!) sobre el horario previsto, que eran las 10 de la mañana. Volamos a Lyon, allí nos esperaba un autobús que nos trasladaría a Paray-le-Monial. Estábamos un poco apuradas porque uno de los autobuses salía a las 12, y si no llegábamos a ese teníamos que esperar hasta las 15:30, ¡un rollo! Gracias a Dios, llegamos a tiempo e incluso tuvimos que esperar a que llegaran otros pasajeros. El paisaje en esa zona es precioso. Todo lleno de las famosas vacas charolesas, que son todas blancas y como blanditas. Parecen peluches. Al cabo de 2 horas llegamos a Paray y pudimos dejar las cosas en la habitación, antes de empezar a trabajar. La cena fue a las ¡5 de la tarde! y la verdad es que yo tenía ya un hambre espectacular, porque desde la mañana no había probado bocado. A las 19:30, después de la acogida y algunos avisos, hubo una procesión con la imagen de Nuestra Señora de Fátima y los estandartes del Sagrado Corazón. 5 personas llevaban cinco velas grandes de distinto color, representando a los 5 continentes: blanco por Europa, verde por África, rojo por América, amarillo por Asia y azul por Oceanía. Estas velas han estado presentes en cada acto. El obispo local, diócesis de Autun, Mons. Benoit Riviere, nos dio un discurso de bienvenida. Luego tuvimos la Eucaristía, presidida por el obispo. Al final de la Eucaristía se expuso el Santísimo y se llevó en procesión por toda la Basílica. El Santísimo quedó expuesto en el altar y se celebró una Hora Santa, con una meditación (¡preciosa!) conducida por un Prof. americano, Timothy O'Donnell. La custodia me encantó, porque era una imagen de Jesús, de pie, y en el lugar del corazón se colocaba la sagrada forma. Acabaríamos sobre las 10:30 y nos fuimos a dormir porque al día siguiente teníamos que levantarnos muy temprano. El desayuno era a las 7:15 y empezábamos a las 8:30. El día siguiente, primer viernes de mes, no tuvo desperdicio. Cada enseñanza era mejor que la anterior. Por la mañana más "sesudas", y por la tarde más testimoniales, pero todas muy ungidas. La verdad es que ese día fue como un curso de inmersión en la historia y devoción del Sagrado Corazón de Jesús. La Eucaristía se celebró por la mañana antes de comer. Como estaba organizado por americanos comimos a las 12:30 y a las 14:00 ya estábamos de vuelta. Cenamos a las 5 de la tarde (¡!), y a las 7 fuimos a la Basílica donde se celebró una adoración especial bajo el título de "Sanación interior por el Corazón de Jesús". ¡Impresionante! Se expuso el Santísimo y se paseó por toda la Basílica, despacito. Hubo una oración-meditación y en un momento determinado los sacerdotes fueron imponiendo las manos sobre cada persona pidiendo, una liberación del Espíritu Santo en sus vidas. Nosotros lo llamamos efusión, ellos liberación, pero el resultado es el mismo: Jesús reinando como Señor en nuestra vida por el poder del Espíritu Santo. Detrás del altar, en el coro, se colocaron grupos de intercesión para orar por los hermanos que se quisieran acercar. La cola que se formó era interminable, lo que demuestra la necesidad que tenemos todos de abrirnos a otros para que oren por nosotros. Tenéis que considerar que este Congreso no estaba organizado por la Renovación Carismática, y por eso poder vivir con "otros" hermanos la realidad preciosa que son la efusión y la intercesión, esponjó mi corazón y sentí como el Señor iba tejiendo en su Iglesia con hilos de todos los colores formando un tapiz precioso. De repente entendí, viví y palpé lo que supone ser IGLESIA. Fue algo precioso, y aunque acabamos tarde y cansadas, mereció la pena vivir en primera persona ese momento.
El sábado amaneció gris y lluvioso. Otoño en todo su esplendor. De nuevo comenzamos a las 8:30 y, tras tres enseñanzas preciosas, nos separamos a las 11:30 en grupos más pequeños para una sesión de talleres o seminarios. Uno de mujeres, otro de hombres, otro de religiosas, otro de sacerdotes y religiosos y otro de viudas, viudos y padres/madres sin pareja. Yo tuve que ir al grupo de mujeres, y Margot fue al de religiosas. Mi grupo fue precioso. Lo llevaron dos mujeres: Gloria y Anna. Fue muy testimonial y se trataba de vivir la santidad en tu estado de vida. Acabamos todas llorando escuchando el testimonio de Gloria y su hija. Escuchando a Gloria el Señor me reveló cómo Él cuida de nuestra familia, en mi caso de Cecilia. Fue un momento muy especial que me llenó de una paz muy grande. En mi cuaderno escribí esto: "El Señor reveló a mi corazón que yo no tenía que sentirme mal ni acomplejada por mi situación familiar porque Él se hacía cargo de todo. Yo estaba donde tenía que estar y al haber depositado toda mi confianza y vida en Él, Él tomaba todas mis cosas haciéndolas suyas. ¡Qué tranquilidad! ¡Qué descarga!" Gloria y Anna oraron sobre cada una de nosotras. Anna no te impone las manos sobre la cabeza. Te coge la cara con sus dos manos y luego te abraza. Te sientes como si el Señor mismo te agarrara como si fueras una niña chiquitita. Aunque teníamos que acabar a las 12:30 salimos casi a la 1. Comimos deprisa porque a las 2 volvíamos a empezar. Hasta las 15:30 tuvimos dos enseñanzas y a las 4 de la tarde tuvimos la Eucaristía. Después tuvimos, ¡por fin!, tiempo libre hasta las 7:30 de la tarde. A esa hora empezó una cena especial, realmente un banquete, con el Cardenal Burke, Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica. Todas las mesas estaban decoradas como si fuera Navidad. A mí se me hizo eterno y cuando llegó el discurso final del Cardenal (más de 40 minutos de una enseñanza demasiado profunda para esas horas) yo ya no podía con mi alma. Margot y yo tuvimos que ir traduciendo cada vez que alguien hablaba, y os aseguro que no pudimos disfrutar mucho de la cena. Acabamos como a las 11 y pico de la noche. Al día siguiente empezábamos un poco más tarde (9 de la mañana) y se agradecía esa media hora de más. El domingo fue un día más ligero, con menos enseñanzas y pudimos descansar un poco más. La Eucaristía fue a las 4 de la tarde y después de cenar a las 6 no hubo sesión nocturna. Margot y yo aprovechamos para darnos un paseo enorme por Paray.
Al día siguiente, un grupo se fue de peregrinación a Ars, que está cerca, y otros nos quedamos a una sesión de catequesis de la entronización del Corazón de Jesús. Volvimos a comer a las 12, y a las 3 fuimos en procesión hasta la Capilla de las Apariciones donde celebramos la Eucaristía de envío y misión. Nos impusieron una medalla del Sagrado Corazón a cada uno y nos dijeron que desde ese momento éramos apóstoles del Sagrado Corazón. Cenamos a las 17:30 y nos acostamos muy temprano. Al día siguiente volvíamos a Madrid y, como había huelga general en Francia, teníamos que coger un autobús a las ¡4 de la madrugada! Como la mayoría tenía vuelos muy temprano y Paray está a dos horas de Lyon, los autobuses que había puesto la organización eran a las 2 y a las 4 de la madrugada. No nos quedaba más remedio que ir en ese autobús porque la huelga iba a paralizar todo el país y no tendríamos manera de llegar al aeropuerto. Lo malo es que nosotras teníamos el vuelo a las 8 de la tarde, al reservar los billetes pensábamos que el encuentro terminaba el martes al mediodía y por eso teníamos el billete tan tarde. O sea que nos esperaba un día largo de espera en el aeropuerto. Nos acostamos antes de las 9 de la noche. Nos despertamos a las 2 y cuarto para celebrar la Eucaristía a las 3 de la madrugada. A las 4 salimos hacia el aeropuerto y llegamos un poco antes de las 6 de la mañana. Nos despedimos de todos nuestros nuevos amigos y enfilamos hacia el mostrador de Iberia con santa resignación. Miramos las pantallas y vimos que había vuelos antes y decidimos acercarnos a ver si podíamos cambiar nuestro billete. Gracias a Dios (¿a quién si no?) por 50€ pudimos cambiar el billete. Tuvimos la inmensa suerte de que el vuelo que tenía que salir a las 7:15 de la mañana estaba retrasado y salía a las 9. De modo que nos ahorramos más de 12 horas de larga espera y pudimos llegar a Madrid mucho antes de lo previsto.
Y ahora después de una semana, sigo encendida por todo lo vivido. Y me dan ganas de gritarle al mundo entero que es posible, que frente a la cultura de muerte que nos quieren imponer existe una civilización del amor, una cultura de Pentecostés para tener vida y vida en abundancia. No son quimeras ni palabras huecas, es tangible, es real. ¡Qué maravilla! ¿Seré capaz de transmitir todo lo vivido? Al menos, al escribirlo, espero haber conseguido haceros vivir parte (aunque pequeña) de toda esta maravillosa experiencia.

martes, 4 de octubre de 2011

Responder con amor

Ya ha pasado septiembre y el verano parece que no se quiere ir. El día 30 tenía intención de escribir una entrada, pero como siempre me pilló el toro y se fue septiembre sin que me despidiera de él. Quería escribir una carta de amor. Hoy lo voy a intentar. AMOR con mayúsculas.
Hace unos años en la Parroquia, un domingo en la Misa de niños, el párroco hablaba de las distintas personas que de modo voluntario ayudaban en los distintos servicios: catequistas, lectores, coro, etc... El párroco nos preguntó directamente a los del coro por qué lo hacíamos, por qué estábamos ahí, y a mí me brotó, sin pensarlo, esta respuesta: "por amor". Fue algo instintivo, espontáneo. Algo natural. En la JMJ el Papa les dijo a los voluntarios algo así: "tenéis que devolver en amor lo que por amor Él ha hecho por vosotros". Y es que se trata de eso. Si no lo hacemos por puro amor agradecido, nos quemaremos hagamos lo que hagamos. Por muy santo que sea. "Al atardecer de la vida nos examinarán del amor", escribió San Juan de la Cruz. Medirán nuestro amor, el amor con que hemos hecho cada cosa en nuestra vida.
El día 1 celebrábamos a Santa Teresa de Lisieux, la del Niño Jesús. Vivió abandonada y confiada al Amor de Jesús. Las lecturas de la Misa del día eran preciosas. Hablaban de abandonarse como un niño y reflejaban muy bien como fue la vida de esta Santa, tan grande y tan pequeña a la vez. El día 6 me voy a Paray-le-Monial (Francia), al Primer Congreso Mundial del Sagrado Corazón. Leyendo la vida de Santa Margarita María de Alacoque (para entrar en ambiente), me doy cuenta de lo que supone amar hasta el extremo. Entrar en la dimensión del corazón de Jesús que arde de amor por cada uno de nosotros. Estos días que ando algo revuelta, cuando me paro (o mejor dicho, paro mi cabeza) y pienso y siento Su amor, no tengo más remedio que elevar una acción de gracias y devolverle amor por amor. En estos días de revolución interior necesito recordar constantemente ese inmenso Amor. Mi corazón sólo encuentra reposo cuando se deja llevar en ese amor. Por eso sólo puedo devolver en amor lo que por amor Él me da desde que me levanto. Tengo ganas de ir a Paray. Tengo ganas de sumergirme en Su Amor y poder volver para repartirlo a manos llenas.
Desde la creación, puro acto de amor, este mundo se mueve por puro Amor de Dios. Pensándolo bien me doy cuenta de que evangelizar no debe ser más que transmitir ese amor a manos llenas, para que todos puedan participar de él. Si sólo se tratara de transmitir normas y códigos de moral, sería demasiado triste. El Señor no quiere cargarnos, quiere liberarnos. Su carga es ligera, su yugo suave. Nos ata con lazos de amor infinito, y es un amor que no tiene medida. No podemos ni imaginar su anchura, su altura, su profundidad. Lo llena y lo envuelve todo.
Algunos a lo largo de la Historia, han sabido vivir en la dimensión de ese inmenso Amor, y han hecho de su vida un puro canto de agradecimiento amando a sus prójimos hasta el extremo. Hoy celebramos a uno de ellos, San Francisco de Asís. ¿Qué más se puede decir de él? Es uno de los favoritos entre los santos, ¿o no? Para mí tiene un significado especial, pues fue en un día como éste, hace 17 años, que volví a la Casa del Padre. Hecho inolvidable que ha marcado mi vida. Desde entonces nada ha sido igual. Hoy puedo decir que es sin duda alguna lo mejor que me ha pasado, que no lo cambiaría por nada y que ¡TENGO EL MEJOR AMANTE DEL MUNDO!

martes, 20 de septiembre de 2011

De Siete Picos a Jaizquibel y más allá

Hace unos años empecé a viajar sola. Me montaba excursiones por los alrededores de Guethary, y cuando venían visitas les llevaba a enseñarles mis "salidas". La verdad es que siempre he sido un bicho muy independiente. Muy sociable, pero muy independiente. Por eso no me cuesta nada montarme en el coche y largarme a la aventura. ¡Me encanta! Y eso hice la semana pasada. El día 12 salí tempranito con rumbo Norte. Dejé atrás mis montañas madrileñas (Siete Picos es mi favorita) y me fui a ver mis montañas vascas (Jaizquibel es de de mis favoritas). Allí se acaba el País Vasco español en Irún, y empieza el País Vasco francés en Hendaya. Luego la preciosa carretera de la Corniche, Socoa y la bahía de San Juan de Luz. He estado recuperando paisajes que echo mucho de menos. Y además todo bañado con la "luz de septiembre" que es especial, y que te deja un sabor dorado y nostálgico de fin de estación. Paré en Ciboure, donde Fer tiene el barco, y estuve unos días con él. El barco está anclado a los pies de la casa de Ravel, un sitio precioso. Se ve todo el puerto de San Juan de Luz y la salida hacia la bahía. Es raro vivir en un barco. Se mece todo el tiempo y estás a expensas de las mareas. Unas veces arriba, otras abajo. ¡Como la vida misma! El tiempo fue estupendo e incluso disfruté de algún día de playa. Luego subí a Lourdes y tuve mi pequeño retiro personal. Como siempre llovía y aunque había menos gente que en pleno verano, seguía habiendo bastante gente. Sobre todo italianos. Lourdes tiene "un color especial". En cuanto entras en la Explanada sientes que el mundo se detiene. Es algo indefinible que se siente dentro. Se respira fe. Se palpa. Desde la primera vez que vine me ha pasado. La primera vez yo no creía en nada y me conmoví hasta lo más hondo. Entonces no podía ponerle nombre a lo que me pasaba. Ahora sí: J-E-S-Ú-S, el Nombre sobre todo nombre. Estuve paseando y empapándome de Lourdes y su ambiente. Volví a parar en el barco con Fer y aproveché para ir a Biarritz y a mi playa de Ilbarritz(Milady). Tenía ya ganas de volver al tiempo ordinario y llamé a Pedro del grupo de San Sebastián y me fui a comer con ellos. Tenían una comida en una sociedad en Lasarte todos los del grupo Pakea. Era la comida de empiece de curso. Me encantó poder compartir con todos ellos y me fui a Loyola a dormir. Al día siguiente ya bajaba para Madrid. Por la mañana fui a rezar a la capilla de la conversión y a visitar la Basílica. Previamente había estado un rato en la capilla de la Casa Arrupe, recordando todo lo que viví allí ya hace un año. Emprendí el camino de vuelta y me acerqué a conocer Getaria. Hacía un día gris y lluvioso y el mar estaba increíble lleno de tonos grises y verdes. En fin, me encantó el sitio y me apetece volver a conocer un poco más de este trozo de costa. Al pasar por Burgos decidí parar y comer allí. Después de comer visité la Catedral y me quedé maravillada. Yo había estado de pequeña y tenía un vago recuerdo. ¡Es una joya! Y por fin llegué a casa, algo cansada pero muy contenta y renovada.
Ha sido un viaje precioso. En momentos agridulce. A cada vuelta de la esquina me esperaba algún recuerdo agazapado, un poco como en la canción de Serrat, 'Pequeñas cosas': "Uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia, pero su tren vendió boleto de ida y vuelta. Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas en un papel, en un cajón o en un rincón. Como un ladrón te acechan detrás de la puerta. Te tienen tan a su merced como hojas muertas, que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve". Pues eso, que alguna lagrimita se me ha escapado estos días. Eso sí a escondidas. No es tristeza, es algo de nostalgia. Pero tampoco mucha. Enseguida mi mirada se elevaba y daba gracias por poder estar allí, donde me encontraba. Yo podría escribir una novela comenzando "Yo tenía una casa en Guethary, Francia...", tipo Memorias de África. Pero... ahora tengo el mundo a mi disposición, todo me pertenece y nada me retiene ni obliga. Los lugares, los paisajes, son de todos. Mirar es gratis. Poner todos nuestros sentidos en las cosas que miramos, es la mejor manera de disfrutar de todo lo que nos rodea. Los paisajes huelen, suenan, cambian de color, están secos o húmedos, etc.. Sean de ciudad, mar, montaña, llanura o valle, todos vibran y transmiten su historia. Y allá donde vayamos podemos hacernos protagonistas de cada uno de ellos y vivir a tope todo lo que el Señor dispone cada día para nosotros.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Empezar bien, realmente bien

Esta entrada se iba a llamar calendario y comencé a escribirla el día 2 de septiembre. En ella iba a hablar de los calendarios, que están entre las cosas que más me gustan. Hubo una época en que todos mis cuadernos tenían un calendario hecho por mí, en la última página. Una de las cosas que me producen más placer es girar la hoja del calendario cada mes. ¡Todo un mes a estrenar! Es como un ritual. En fin, aquí estamos, estrenando hoja del calendario. Como sigo teniendo mentalidad de estudiante, septiembre es el inicio del año para mí. Creo que nos pasa a muchos. Y puedo ahora decir que ha empezado bien, realmente bien. Yo tenía que estar en Roma, en un curso de formación, pero por unas cosas y otras no he podido ir. Mis planes una vez más no han coincidido con los del "Jefe", y claro los suyos siempre son mejores.
Habían convocado un Retiro de Música para el primer fin de semana de septiembre (3 y 4), y a mí me había parecido una equivocación en un principio. Sobre todo por la fecha que no me parecía la más adecuada. De todos modos, como yo me iba a Roma y no iba a ir, pues tampoco me preocupaba demasiado, la verdad. Al final, no he ido a Roma y he ido al Retiro. ¡Pura bendición! Y no lo digo por decir, es que hemos vivido un auténtico paso del Señor, con fuerza, con poder, con majestad. No ha sido un encuentro más, no, ha sido un kairós auténtico. Creo que ya expliqué en otra entrada que kairós es la palabra griega que define algo así como el momento adecuado para que algo suceda. Es el tiempo cualitativo, no cuantitativo; mide la experiencia del momento oportuno. Y es que este retiro ha sido justo eso. Planteado como Retiro de Música, se ha convertido por pura gracia de Dios, en un Retiro de Sanación Interior. Hemos podido interceder unos por otros, hemos reído y llorado juntos y, en definitiva, nos hemos podido amar un poco más. Para mí es como si el Señor nos dijera: "Sí, sí, me encanta que cantéis y toquéis lo mejor posible, pero ahora quiero afinar las cuerdas de vuestro corazón. Quiero primero limpiaros de tantas cosas que os bloquean, para que luego podáis cantar con una sola voz y un solo corazón". A base de dinámicas muy sencillas, el Señor ha hecho su obra de sanación y restauración. Éramos pocos, pero yo creo que estábamos los que teníamos que estar. En la adoración del sábado por la noche, la música y las voces sonaban a algo celestial. Estaba tan ungido todo. Había sido un día intenso, lleno de momentos muy duros incluso, pero al final se notaba que estábamos más unidos que nunca en el canto. Estos días todavía tengo la sensación como de resaca después del retiro. Y esto es sólo el principio, pero ¡qué bien hemos empezado!

lunes, 22 de agosto de 2011

Viviendo la JMJ



Después de estos días tan intensos, llega el momento de la reflexión, de la asimilación de todo lo vivido. En resumen, volvemos al "tiempo ordinario". Os voy a contar cómo lo he vivido yo, aunque creo que me quedaré corta porque es difícil expresar con palabras tantas emociones.
El día 15 me vine para Madrid dispuesta a vivir a tope la JMJ. Me apetecía pasearme por la ciudad, con la cámara, y ver las sorpresas que tenía preparadas el Señor estos días. Mi único cometido "oficial" era traducir en la Plaza de España en el encuentro de la Reno con los jóvenes de todo el mundo el día 17, fuera de eso podía disfrutar de todo el tiempo para deambular a mi gusto. Me levanté temprano el día 16 y pasé a buscar a Christof, de Alemania, para enseñarle Madrid. Ya en el Metro se empezaba a palpar lo que iban a ser estos días. Había grupos de jóvenes, ruidosos y coloridos, que empezaban a inundar los pasillos y los vagones. Uno de los grupos, de franceses, saludaron alegres a unos sacerdotes, argentinos, y se pusieron a alabar y cantar al Señor. Fue algo tan espontáneo, tan natural, pero al mismo tiempo tan sorprendente, que se me llenó el corazón de algo muy especial. Supe desde ese momento que algo iba a suceder en esta ciudad que iba a cambiar el corazón de muchos. ¡Y sólo era el principio! Christof y yo nos fuimos para Cibeles y al salir del Metro, ¡no había tráfico! Se podía pasear por el medio de la calzada con toda libertad. Vimos el gran escenario montado en Cibeles para la JMJ y subimos por la calle Alcalá hasta la Puerta del Sol. Todo se iba llenando de jóvenes que inundaban las calles de color y alegría. Cruzamos la Plaza Mayor, que Christof recordaba de otra visita y le había gustado mucho, e intentamos entrar en San Isidro. La pena es que acababan de cerrar la iglesia porque había un grupo que estaba ensayando algo para esa tarde. Comimos en una callecita lateral de la Calle Segovia, evitando los locales abarrotados de peregrinos. Después fuimos hacia la Catedral de la Almudena. La explanada entre el Palacio Real y la Catedral estaba llena de peregrinos. Christof me acababa de comentar que le gustaría saber como les iba a su grupo de Alemania, con los que acababa de estar en Santiago y se había separado de ellos en Madrid. Por esas "jesualidades" o "Diosidencias" que suceden el primer grupo con el que nos encontramos en la puerta de La Almudena, ¡era el suyo! Abrazos, saludos, risas. Yo tuve la alegría de volver a ver a Elizabeth, una chica alemana que conocí en Rumanía y con la que he mantenido correspondencia electrónica. Les hice una visita guiada por la Almudena y luego bajamos a la cripta. Les encantó. Entre otras cosas porque allí abajo hacía un fresquito maravilloso. La verdad es que hacía un calor pegajoso en la calle y se agradecía ese momento de frescor. Fuimos paseando hasta la Plaza de Oriente y allí repusimos fuerzas con unas buenas botellas de agua. El kiosko de la plaza ha hecho su agosto verdaderamente. Las colas de gente comprando agua, helados o chuches eran interminables. Creo que nunca se habrá visto en otra igual. La verdad es que esa ha sido la norma en todo Madrid. Para que luego digan que la JMJ no reporta ningún beneficio y sólo gastos. ¡Que se lo pregunten a los kiosqueros! Dejamos a los alemanes y nos fuimos a la Plaza de España para ver el escenario donde iba a tener lugar nuestro evento al día siguiente. Había mucha animación, y pudimos ver el escenario y todo lo que estaba montado por allí. Nos separamos en el Metro hasta el día siguiente. Llegué a casa de mi hermana, donde me quedo estos días en Madrid, y vi un rato la Misa de inauguración de las Jornadas.
El día 17 amaneció tan soleado y caluroso como el anterior, incluso diría que más caluroso. Había quedado en la Plaza de España a las 12 con la gente que organizaba el encuentro de la Reno y allí me encaminé. Llegué como a las 11:30 y ya había un hervidero de gente por la plaza. (Empleo bien el término hervidero, porque se podía freír un huevo frito en el suelo del calor que hacía). Allí estuvimos probando micros, los músicos y cantantes, y los demás orando. Christof, Michelle Moran y Peter (su marido), se unieron a nosotros y fue un momento muy ungido de oración. Los jóvenes de la Renovación Carismática Católica de España han dedicado tiempo y esfuerzo para hacer de este encuentro un momento único y especial para los hermanos y hermanas de todo el mundo que se han reunido en Madrid. Y creo que lo lograron. A pesar de las dificultades, de las piedrecitas que "el del rabo" ha puesto en su camino, ellos se han fiado a tope del Señor y contra viento y marea han seguido adelante. El resultado: ¡maravilloso! Teníamos que empezar a las 7 de la tarde, y teníamos que terminar a las 9 en punto. Pero... todo se retrasó. Por problemas técnicos y de prueba de micros empezamos más de media hora más tarde. Lo bueno fue que eso hizo que el calor se mitigara. La Plaza de España estaba llena de gente, sobre todo jóvenes. Después de las presentaciones, cantó La Voz del Desierto. Es un grupo de curas y laicos, muy jóvenes y muy rockeros. Era impresionante ver cómo coreaban sus canciones los jóvenes y cómo bailaban sin parar. Yo nunca les había escuchado antes, y no es especialmente mi música favorita, pero daba gusto ver lo bien que se lo pasaban los asistentes. Luego predicó Monseñor de la Rosa, arzobispo de la ciudad de Santiago en la República Dominicana. Monseñor es un hombre amable y simpático. Su discurso fue claro, sencillo y, la verdad, no me costó nada traducirle al inglés. Y después, llegó Él, el Rey de Reyes: JESÚS. Ni en mis mejores sueños pude imaginar algo así. En mitad de Madrid miles de personas adorando al Señor. Fue algo impresionante, ¡precioso! Muchos me habéis contado lo impresionante que fue para vosotros. Desde arriba, ver a la gente de rodillas, en un silencio impresionante, recibir la bendición, es algo que me va a costar olvidar. Tengo la certeza que a muchos les tocó el corazón de un modo muy especial. Con el broche de oro del Señor acabó todo y nos fuimos a cenar con la sensación del deber cumplido. Cada uno había puesto sus talentos al servicio del Señor y de los hermanos, y de eso se trata, de intentar hacerlo lo mejor posible sabiendo que nada depende de nosotros y que el único que debe brillar es Él.
El día 18 llegaba el Papa y creo que todos ya esperábamos con ansias el momento. Quedé en el Retiro con Mariángeles para comer juntas y luego con Encarna, Quintín y Vicente Borragán, ver la llegada del Papa. De camino me encontré en el Metro con una familia simpatiquísima. Ya os digo que estos días ibas hablando con unos y otros. Me llamaron la atención estos niños con sus banderas, que iban trasteando en el vagón. Me puse hablar con sus madres. Eran dos hermanas, Elena y Almudena que iban con la chiquillería a recibir al Papa. Les acompañaba también el marido de una de ellas, Santiago, profesor que al día siguiente iba a ir a El Escorial al encuentro del Santo Padre con los profesores universitarios. Hablando, hablando, salimos del Metro y nos encaminamos al Parque. Otra "jesualidad", o "Diosidencia": Almudena me contó que vive en Toledo desde hace 11 años, pero que su trabajo es en la farmacia de ¡Sonseca! Conoce bien a la gente de la Reno de allí: Balbi, Pilar, Ana Belén, etc... La próxima vez que vaya a Sonseca iré a saludarla. Me separé de ellos y estuve paseando por El Retiro viendo todo lo que allí habían montado: los distintos puestos de grupos misioneros, etc.. y los confesionarios (creo que eran 200). Me encontré con más gente. Esta vez del Cole donde trabajé. ¡Otra alegría! Mariángeles llegó y nos fuimos a comer. Luego nos reunimos con Encarna y los demás y vimos la llegada del Papa. Estábamos al lado de la verja del Parque por dentro, a la sombra, con un pantallón viéndolo todo muy bien. El ambiente era de fiesta. Los gritos, los globos, las banderas y pancartas en los edificios. Cuando cruzó la Puerta de Alcalá con los jóvenes de los cinco continentes me eché a llorar. Luego lo he vuelto a ver en la tele, ya con más detalle, pero nada comparable a estar allí con toda la gente viviendo y palpando el momento. Nos fuimos a tomar algo y Quintín y yo decidimos seguir paseando por Madrid. Destino: el Paseo de Recoletos. Allí iba a ser el Via Crucis al día siguiente y queríamos ver "in situ" dónde iban a colocar los pasos que decoraban cada estación. Al bajar hacia la Puerta de Alcalá desde el Retiro, nos vimos sorprendidos al comprobar que toda la zona seguía cortada al tráfico y se podía pasar andando por debajo de los arcos de la Puerta. Podéis imaginaros que ni cortos ni perezosos así lo hicimos. Con la correspondiente foto, por supuesto. Pasamos por el arco central por donde horas antes lo había hecho el Papa. En Recoletos hablamos con una de las voluntarias, quien amablemente nos informó que iban a instalar los pasos a partir de las 3 de la mañana, y que lo abrían a la gente a las 9 de la mañana. Quintín y yo decidimos quedar a la mañana siguiente a las 10 para poder verlos antes de que hubiera mucho mogollón. Era más de medianoche, pero la calle estaba a rebosar, al igual que el Metro. Yo soy muy miedosa para eso de andar por la noche por Madrid, pero me fui en el Metro tan tranquila al verme rodeada de tanta gente. Había un grupo de chilenos algo perdidos a los que ayudé a encontrar la estación que buscaban.
El día 19 me fui hacia Colón, donde había quedado con Quintín. De nuevo, en el Metro. Había muchísimos grupos pululando por todas partes. Muchos de ellos iban hacia las catequesis de los obispos que se celebraban en distintas parroquias. Era una gozada ver que después, probablemente, de no dormir muchas horas, allí estaban dispuestos a seguir viviendo la JMJ a tope. Me llamaron especialmente la atención un grupo de brasileñas que dormían plácidamente, recostadas unas sobre otras. El Paseo de Recoletos ya empezaba a bullir de gente, pero pudimos pasear tranquilamente, fotografiando cada paso que decoraba el Via Crucis. ¡Olé, el arte español! Como si de un Museo al aire libre se tratara, ahí estaban algunas de las mejores muestras de la imaginería española de Murcia, Cuenca, Zamora, Orihuela, Granada, Málaga, Madrid, Sevilla, León y no sé qué otras ciudades, decorando el centro de Madrid. Un auténtico despliegue artístico. Los catorce pasos culminaban en Cibeles con la Virgen de Regla de Sevilla, la de los panaderos que la llaman. Era realmente impresionante. Quintín y yo desayunamos en la terraza del Círculo de Bellas Artes haciendo algo que nos encanta a los dos, ¡mirar! Y es que la calle era un espectáculo. Al estar cerrada toda esa parte de Madrid al tráfico, la gente deambulaba tranquilamente por mitad de la calzada. De nuevo era un día caluroso, de sol rabioso, y un cielo azul espectacular. Madrid parecía una postal. Entramos en San José y en el Oratorio del Caballero de Gracia. Yo decidí quedarme por la zona para pillar un buen sitio para la tarde, y Quintín se fue a comer a casa de Encarna. Quedamos en vernos luego si fuera posible. Yo me instalé en la terraza del Café del Espejo, dispuesta a pasar las horas tranquilamente. Mariángeles llegó a comer, y a instancias de un camarero simpatiquísimo nos instalamos en otra mesa donde nos dijo que lo veríamos mucho mejor. Allí estábamos a la sombra, sentaditas y con una pantalla estupenda para verlo todo. Además que también veíamos parte del recorrido por donde iba a pasar el Via Crucis. Para ser más exactos entre la tercera y cuarta estación, donde estaba el Jesús de Medinaceli. Los camareros del Café del Espejo fueron muy amables. No ponían pegas a nada, a pesar del follón que se iba organizando en la terraza. Fuimos avisando a gente para que se uniera a nosotras y llegó Belén Benito. Más tarde también apareció Pilar Bermúdez, que por lo que nos contó había tenido su "viacrucis" particular para llegar hasta allí. Y sucedió otra de esas "jesualidades" (Diosidencias) que tanto me gustan. De pronto alguien me tocó en el hombro, y veo a dos amigos de Alpedrete, Azucena y Jorge, a los que yo hacía veraneando en la playa. Resulta que habían venido para la JMJ, y junto con más gente de Alpedrete se habían bajado a Madrid a ver el Via Crucis. El resto del grupo se había quedado en la otra acera, desde donde no se veía casi nada, y ellos habían decidido pasar al otro lado por donde pudieran. Andando, andando, habían llegado hasta donde yo estaba. Y allí se quedaron. El Vía Crucis empezó con la llegada del Papa a Colón. Recorrió, pasando por delante nuestro, todo el Paseo de Recoletos y se instaló en Cibeles en el altar. El recorrido del Papa fue recibido con las correspondientes muestras de alegría. Lo impresionante fue en que en el momento en que se comenzó a rezar, se produjo un silencio impresionante. La Cruz de la JMJ, fue recorriendo de estación en estación, portada por grupos de jóvenes de zonas del mundo donde la Iglesia está perseguida o necesitada. En cada parada se leía el Evangelio correspondiente, se leía una reflexión y se cantaba. Todo en un ambiente de recogimiento que impresionaba. De nuevo se me saltaron las lágrimas, pero es que hay que ser de piedra para no emocionarse ante la Pasión del Señor. Al terminar todo nos quedamos Belén, Mariángeles y yo para ver cómo se llevaban los distintos pasos. Fue una auténtica "madrugá" en pleno agosto en Madrid. Para los que nunca hayáis estado en España, durante la Semana Santa las calles de muchas ciudades se llenan de procesiones, donde sacan las distintas hermandades sus pasos. Entre las más famosas están las de Sevilla, donde entre la noche del Jueves al Viernes Santo se vive lo que se llama la "madrugá". Pues allí, en pleno agosto en Madrid, es lo que pudimos vivir. Cada paso, o trono, venía acompañado de su banda de música, de su hermandad o cofradía, y fueron desfilando uno a uno, por las calles del centro de Madrid. Era algo único, que será difícil repetir, porque esos pasos no suelen desfilar juntos al ser cada uno de una ciudad diferente. Todos impresionaban pero a mí me gustaron especialmente los dos de Málaga y uno de León. Entre una cosa y otra me acosté a las 5 de la mañana, pero mereció la pena.
Desde un principio no pensaba ir a Cuatro Vientos, ¡cositas de la edad! y vi el resto en la tele tan a gustito. Sagra y Mariángeles se vinieron a ver la Vigilia conmigo. Un sobrino de Sagra, Diego, que no pudo acceder a Cuatro Vientos, también estuvo con nosotras. Nos contó que estaba todo desbordado, que muchos se quedaron fuera (según la tele unos 200.000). Antes de la Vigilia, vimos el encuentro del Papa con un grupo de discapacitados en la Fundación San José. Sagra estaba muy orgullosa porque su hija María iba a tocar el violoncello en ese acto. (Inciso: esta familia ha estado muy implicada en la JMJ, antes y durante. Han acogido peregrinos, de Hong Kong en su casa, Sagra ha estado acompañando a los jóvenes de su Parroquia y acogidos, Diego, su marido, estaba en el Coro de la JMJ, su hija María tocando el cello y Rocío colaborando en lo que podía. Como ellos habrá habido otros muchos, pero como me tocan muy de cerca les quería hacer un pequeño homenaje. ¡Gracias, familia Montes!) Bueno, volviendo al día de la Vigilia. En la Fundación San José el encuentro con el Papa fue muy emotivo. De lo más bonito de estos días fue el mensaje que dio un chaval, de unos 16 años, sordo de nacimiento, al Santo Padre. Sin medias tintas, habló de su "noche oscura" en algunos momentos, pero de la firmeza y fortaleza de sus padres, del inmenso cariño que Jesús y María le brindaban día a día. Las tres llorábamos a moco tendido, como creo que harían todos los que allí estaban, incluido Benedicto. Por fin, llegó la gran Vigilia de adoración, y con ella, la lluvia. Supongo que muchos lo vivisteis y otros lo visteis por la tele, de modo que no me voy a explayar. Las imágenes hablan por sí mismas. Todos se quedaron "emPAPAdos". Impresionaba ver el momento de la adoración. Cientos de miles (dicen que millón y medio) de personas en silencio ante el Señor. Aquí estuvimos comentando, orando, cenando y disfrutando.
Ya sola estuve delante de la tele todo el día 21. Me encantó la Homilía de la Misa de Cuatro Vientos, y me emocioné cuando la Cruz pasó a manos de los brasileños, que se encargarán de preparar la JMJ 2013 en Río de Janeiro. Por la tarde estuve viendo el encuentro del Papa con los voluntarios. Otro momento cumbre fue el mensaje de una voluntaria brasileña al Santo Padre. Sin papeles, mirándole a los ojos le habló con todo el corazón. Fue precioso. Y ya, por fin, la despedida en Barajas, mucho más solemne y oficial.
Y, como todo lo bueno, se nos ha pasado volando. Como decía ahora llega el tiempo ordinario. Ahora, veremos los frutos, que creo van a ser muchos. Con unos y otros que he ido hablando, me han expresado su sentir y su vivir, y creo que todo esto no va a caer en saco roto. Y si no, al tiempo. Como decía el Santo Padre, ahora es momento de salir y anunciar por todas partes la buena noticia del amor de Dios, encarnado en Jesucristo. Al llegar nos dijo que no nos avergonzáramos de nuestra fe, y yo he podido constatar en mis paseos por Madrid, que estos jóvenes, y no tan jóvenes, peregrinos no se avergüenzan de su fe. Con orgullo la han hecho muy visible por todas partes. Le doy muchísimas gracias al Señor por haberme permitido ser testigo de todo esto y por todas las bendiciones que ha derramado en estos días y en los venideros.

jueves, 28 de julio de 2011

En verano

Después de más de un mes sin escribir aquí estoy de nuevo. No puedo decir que no haya tenido tiempo de escribir, sino que estoy algo "vaguilla". Del día 30 de junio hasta el 8 de julio me fui a Orihuela Costa con mi amiga Marga. Días de sol y playa, siestas, lectura y descanso en general. Lo necesitaba después de tanto viaje de trabajo. Volví a Alpedrete con las pilas cargadas, y un poco más morena. En esta época del año una agradece vivir en la Sierra de Madrid. No es que este año esté siendo especialmente caluroso, pero aquí te libras de los humos y "calores" de la gran ciudad. Además está la piscina, las montañas y esa luz preciosa del verano que se alarga en atardeceres preciosos. No voy a ir a ningún otro sitio este verano, de modo que pretendo disfrutar al máximo de lo que tengo. ¡Y es mucho, gracias a Dios! Aunque más relajada sigo embarcada en distintos proyectos de misión, y no dejo de traducir distintas cosas. Hay tanto que hacer y a veces mi cabeza se pone a galopar y apenas tengo tiempo de atrapar mis pensamientos que corren desbocados. Le pido al Señor que todo ello no se quede en agua de borrajas, y que si es Su voluntad puedan cumplirse todas estas cosas. La verdad es que en estos tiempos que corren hacen falta buenas noticias, porque si nos quedamos a ras de suelo, con la que está cayendo, nos entran ganas de pedir que se pare el mundo que nos bajamos. Por eso es tan gratificante compartir con tantas personas buenas que hacen que todo sea más agradable para el resto. Estos días he podido constatar de primera mano la labor de esa gente buena. Entre ellos están Gonzalo y Rosa con su apoyo a los ancianos en Volan. Estuve dos días en la Residencia Reina Sofía de Las Rozas, alegrando un poco el día a los residentes, y es una gozada ver cómo disfrutan de lo poco que puedes hacer por ellos. Un poco de música, unos bailes y unas sonrisas convierten su tedioso día en una fiesta. ¡Y cuesta tan poco! Con Gonzalo tuve la oportunidad de conocer la casa de las Calcutas en Madrid. No hay palabras para expresar lo que sentí. Mezcla de temor y respeto por lo que allí sucede. Personas abandonadas por la sociedad, por sus familias, por todos en general, recuperando su dignidad y recibiendo el cariño y el cuidado de esa gente buena que gracias a Dios todavía existe. Era conmovedor escuchar sus peticiones antes del Rosario que rezamos juntos. Si tenéis oportunidad de hacerlo, id un día a visitarles, siempre se recibe mucho más de lo que se da.
Entre las actividades veraniegas está el famoso rastrillo de Aurita en la Parroquia de Alpedrete. Aurita, tocada por el dedo de Dios, no para de alegrar la vida de todos cuantos la rodean. Incansable, va recogiendo todo tipo de trastos para sus rastrillos. Es un volcán de actividad que te arrastra con su energía desbordante. Todo el dinero que se recoge va para fines benéficos y es increíble ver todo lo que se compra y se vende.
Gonzalo, Rosa, Aurita, son sólo pequeños ejemplos de cómo es posible salir de uno mismo, de mirarnos el ombligo, y construir un mundo mejor. Lo mejor de todo es que no lo hacen por quedar bien, por ser mejores que nadie, por colgarse medallitas, sino por puro amor de Dios. Y eso es algo que hace falta, como el maná, en este desierto en que nos ha tocado vivir. Por eso hay que elevar los ojos y dar las gracias constantemente por tantos que, aparentemente, haciendo tan poco consiguen más que esos que haciendo mucho ruido no consiguen nada.

domingo, 26 de junio de 2011

De nuevo en Roma

Aunque tenía intención de quedarme tranquilamente en casa por un tiempo, tuve que volver a Roma inesperadamente. Por eso no pude ir a Caleruega como tenía planeado. Cathy Brenti me envió un mensaje de auxilio para que ayudara traduciendo en un Congreso de adoración, Adoratio 2011. Como ya me advirtió Cathy no era un encuentro de la Reno sino una cosa mucho más seria y pesada. Con esto no quiero decir que la Adoración sea una cosa pesada, pero puede resultar pesado el modo en que se hable de ella. La verdad es que han sido días muy cargados de trabajo. Las charlas eran muy largas y "sesudas", y acababas el día un poco agotada de tanto traducir. Lo mejor, como casi siempre, conocer a gente de todo el mundo. Compartir vivencias y hacer nuevos amigos. El jueves 23 estuvimos en Roma celebrando el Corpus en San Juan de Letrán con el Papa. Luego fuimos de procesión desde San Juan de Letrán a Santa María la Mayor por toda la vía Merulana. ¡Bastante impresionante! La foto que acompaña es después de la procesión con Monseñor Munilla, obispo de San Sebastián. ¡Un encanto de persona!
Ahora ya estoy de vuelta y hoy he podido disfrutar del Corpus aquí en Alpedrete con mi coro. Me ha encantado volver a verles después de tanto tiempo y poder cantar con ellos una vez más. La verdad es que lo echaba de menos. Hoy me preguntaban cuando volvía a marcharme y de momento no tengo intención hasta septiembre, pero nunca se sabe porque con el Señor uno siempre tiene que estar abierto a las sorpresas.

martes, 14 de junio de 2011

Pentecostés en Asís


El día 8 de madrugada me fui de nuevo para Italia. Allí tenía que ir a Asís para traducir en un Encuentro de ICCRS de Pentecostés. Me hacía ilusión volver a Asís, la tierra de Francisco y Clara. Y es que Asís tiene algo especial, y si a eso añadimos la alegría de celebrar con hermanos de todo el mundo, pues ya el corazón se desborda. En Asís estábamos alojados en la Domus Pacis, al lado de la Basílica de Santa María de los Ángeles, donde está la Porziuncola. De España fuimos bastantes, y la verdad es que se ha notado nuestra presencia. El Encuentro tenía como tema el Crecimiento en los Carismas, esos regalos especiales que nos da el Espíritu Santo para el bien común. El Encuentro empezó el miércoles 8 por la tarde, con una Eucaristía de bienvenida. Luego la Presidente de ICCRS, Michelle Moran, habló sobre "La Renovación Carismática, una gracia". En los días siguientes, hasta el día 12, nos hablaron de distintos carismas, comenzando con "La alabanza, una puerta a los carismas". Y se fueron desgranando más carismas: el don de lenguas, la profecía, la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento, la sanación, el carisma de fe, el carisma de milagros. También nos hablaron de los carismas en el corazón de la Iglesia y de los carismas y la nueva evangelización. En fin, bastante completo, aunque, como dice Nancy Kellar, "there's always more" (siempre hay más). El domingo por la mañana, después de toda una noche de adoración esperando la llegada del Espíritu Santo, celebramos un desfile de las naciones. Allí nos envolvimos cada grupo con nuestra bandera y algunos con trajes regionales, y salimos de paseo hasta la Plaza de la Basílica. No era un gran recorrido, pero hicimos mucho ruido, cantando y bailando, y alabando. En el grupo de españoles algunos nos vestimos de pamplonicas, rojo y blanco como en San Fermín, una iba de dama española con mantilla y todo, y otras de "faralaes". Los demás parecían hinchas de la selección española, cubiertos de banderas y gorras, etc... ¡Todo muy patriótico! El Encuentro concluyó con una Eucaristía presidida por el obispo de Asís, Monseñor Domenico Sorrentino. Hombre de Dios, lleno de Espíritu Santo. ¡Pura bendición! Al final de la Eucaristía algunos hermanos italianos recibieron la Efusión del Espíritu Santo por primera vez. ¡Un auténtico Pentecostés!
Y ahora ya estamos de vuelta. De momento tengo planeado quedarme un tiempito en España, pero con esto del Espíritu nunca se sabe. Ese fin de semana, si Dios quiere, me iré a Caleruega a un retiro con los del Buen Humor. Ya os contaré.

martes, 7 de junio de 2011

Gerundios

¡Vaya titulito! Pero todo tiene explicación. La última vez que escribí lo hacía desde Roma, quedaban dos días para volver a Madrid y me envolvía una cierta nostalgia de todo lo vivido, y un anticipo de lo que me esperaba a la vuelta. El día 21 de mayo volé de regreso a Madrid. Me costó unos días aterrizar. ¡Tantas cosas vividas! Los dos últimos días en Roma los viví de despedida, y los primeros días en España, los viví de reencuentros. Pero, en el fondo, así es la vida. Gracias a Dios, mi familia y mis amigos están todos bien, y eso es de mucho agradecer. También es de mucho, muchísimo, agradecer haberme librado de la campaña electoral y de toda su agitación. De todos modos, como buena ciudadana fui a votar nada más volver. Creo firmemente que hay que participar y que a pesar de no gustarme nada la política, debemos ejercer nuestro derecho como ciudadanos. Hasta aquí la arenga mitinera.
Y ahora el porqué del titulito. El otro día estaba escuchando la radio, cosa que suelo hacer por la mañana, y escuché lo siguiente: "Las cosas sólo se pueden aprender en gerundio, haciéndolas". Era algo así, y lo decía Rosa Mª Calaf, ex-corresponsal de TVE. Y claro, mi cabecita loca se puso a rumiar. Y es que es verdad. El domingo pasado fui con Mamen Sánchez a Torrijos, un pueblo de Toledo, a un retiro de un grupo, y Mamen dijo algo parecido: "A amar se aprende amando". Y así con cualquier cosa que podamos pensar en nuestras vidas: a rezar, rezando; a querer, queriendo; a leer, leyendo; a hablar, hablando; a escuchar, escuchando; a comer, comiendo, etc... y a vivir, viviendo. Sería muy importante que todos fuéramos conscientes de ello y empleáramos los gerundios con fruición. Pues eso manos a la obra, y a tirarpalante, tirandopalante.
¡FELIZ PENTECOSTÉS a todos!

jueves, 19 de mayo de 2011

Roma -Bari-Roma



Después de muchas andanzas, aquí estoy. Dentro de dos días vuelvo para Madrid y espero "perder el tiempo" a gusto con muchos de vosotros. Ahora que está por finalizar mi "soggiorno" por estas tierras, echo la vista atrás y me parece que llevo aquí media vida, pero a la vez siento que el tiempo ha pasado volando. La última vez os dejé paseando por Roma y desde entonces han pasado muchos paseos y muchas cosas. Aunque me había propuesto ir escribiéndolo todo, la verdad es que ha habido momentos en que no he encontrado tiempo para hacerlo. Me fiaré de mi memoria. Desde el día 4 hasta el 12 que nos fuimos para Bari estuve bastante ocupada. Tenía que terminar una traducción para el ICCRS de modo que pasé tiempo con ellos en la oficina y pude disfrutar de largas conversaciones con Oreste, el director de la oficina. Oreste me invitó a su grupo de oración y allá me fui encantada de la vida. Más que un grupo de oración son una comunidad de alianza que se llama Magnificat. Se reúnen en una iglesia muy grande que se llama San José. Allí disfruté de la alabanza y de una Eucaristía preciosa. Echaba de menos estar en un grupo alabando, cantando, escuchando, compartiendo. Después tuvimos un rato de adoración. Con Julia y Stefania estuve dentro del Vaticano comprando en la Farmacia y curioseando por los jardines de esta pequeña ciudad-estado. Me sorprendió el centro comercial que tienen, ¡todo con las grandes marcas de lujo! Parecía Harrods en Londres. Es curioso esto de pasar a otro país cruzando una verja. Podemos entrar porque Julia tiene un pase que le permite tener acceso a este estado tan chiquito. El día 12 tomamos un tren para Bari, donde nos esperaba el encuentro de Kairós, con la Comunidad de Jesús. Julia se encontraba muy mal y con mucho dolor en un costado. Al final terminó en el Hospital donde le diagnosticaron un ¡herpes zoster! ¡Horror! La pobre sigue bastante pocha y dolorida, aunque progresa adecuadamente dentro de su dolor. Los dos primeros días en Bari los pasé cuidando de Julia y no salí de la casa de las monjitas donde nos alojábamos. El sábado 14 por la tarde, ya pude ir al Encuentro y compartir algo de lo que se cocía en Bari. El Kairós es un encuentro ecuménico internacional organizado desde hace unos 10 años por la Comunidad de Jesús. Estábamos hermanos católicos, ortodoxos, anglicanos, evangélicos, pentecostales, no denominacionales, etc... de distintos países (Brasil, Angola, Argentina, Inglaterra, Canadá, España, Italia, Grecia, Albania, Rumanía) compartiendo experiencias, alabanzas, cantos, oraciones. El domingo tuvimos un acto de oración ecuménica, presidido por el Cardenal Rylko (presidente del Pontificio Consejo para los Laicos) en la Basílica de San Nicolás. Luego tuvimos un desfile de las naciones por las calles de Bari. Allí estuve ondeando la bandera de España y haciendo un poco de patria. El encuentro terminó con una Eucaristía en la catedral de Bari. Cantaron dos coros. Uno ortodoxo y otro católico. El coro ortodoxo era de Rumanía y lo componían sólo hombres. ¡Cantaban como los ángeles! Hubo un momento impresionante en el que se cantó el Evangelio en griego con el coro ortodoxo contestando y persignándose en determinados momentos. Yo tenía al lado a mi amiga Caterina, griega ortodoxa, que lloraba emocionada. La única nota triste es que todavía no podemos compartir juntos de la mesa de Nuestro Señor. Pero, llegará el día en que con un solo corazón podamos acercarnos a "cenar" juntos.
Los dos días siguientes, lunes y martes, los pasamos en el local de la Comunidad de Jesús, compartiendo testimonios y momentos preciosos de intercesión y reconciliación. Ayer, volvimos para Roma, donde llegamos a las 7 de la tarde. Nos fuimos a cenar por la zona de la Piazza Navona. Estaba hasta la bandera de gente y nos comimos unas pizzas increíbles. Estábamos, Julia, Caterina, Stefania, Tiziana (hija de Stefania) y la que suscribe. Después nos llevó Stefania a una heladería enorme, donde habia un surtido de helados increíble. Yo no como helado de manera que me dediqué a sacarles fotos mientras consumían gigantescas creaciones de distintos sabores, coronadas por montañas de nata. La pobre Julia se ha pasado la noche malísima en el baño. Yo creo que entre tanta medicina y el helado que se tomó, su cuerpo no lo ha resistido. Y bueno, aquí estoy descargando las fotos de estos días y mirando los correos que no he podido mirar ni contestar. He pasado un rato por la oficina de ICCRS y mañana volveré a despedirme. Pero, como me han dicho, sólo hasta el día 8 de junio donde con algunos de vosotros me iré a Asís a celebrar Pentecostés. Pero eso será otra historia y otro momento. Mentiría si dijera que no os echo de menos, y que no tengo ganas de volver a casa. Mi corazón lleva cantando desde anoche "Arrivederci, Roma". Dentro de poco entonará: "Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací". Baci a tutti.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Crónica italiana bis













Hola a todos desde la Ciudad Eterna. Desde la última vez que escribí no he parado y espero ser capaz de acordarme de todo y de poder contaros mis "aventuras romanas". Del día 27 al 29 estuve encerrada traduciendo para el Ejecutivo de la Fraternidad en una casa de ejercicios en Roma que se llama Villa Aurelia. Un sitio precioso, rodeado de un jardín-bosque increíble, ¡en plena ciudad! Desde la terraza del comedor se veía esta espléndida vista de la cúpula de San Pedro. Traducir en reuniones de trabajo es siempre un poco aburrido. Lo que compensa son los momentos de compartir en las pausas de café, comida, cena, Misa, etc... Además yo era la única mujer, de modo que he estado de lo más atendida y cuidada. El viernes 29 se inauguraban oficialmente las oficinas de la Catholic Fraternity en el Palacio de San Calixto, y tuvimos una Misa solemne en la iglesia de Santa María en Trastevere. Para mi gusto demasiada pompa y circunstancia, y muy poca alabanza carismática, pero la iglesia es tan bonita que te elevaba el corazón a la vista de tanta belleza. Luego fuimos a las oficinas. El obispo Clemens, secretario del Pontificio Consejo para los Laicos, inauguró oficialmente las oficinas y luego hubo un pequeño refrigerio. El sábado amaneció gris y lluvioso, y algo frío. Estábamos agotadas después de tanto sarao, pero tuvimos que volver a la oficina porque Julia tenía cosas que hacer con Matteo. En fin, que fue un día sin demasiados sobresaltos. Ese día empezaban las actividades de la beatificación de Juan Pablo II. Esa tarde en el Circo Máximo hubo una velada y las Basílicas Mayores de Roma iban a permanecer abiertas toda la noche. A las 5 de la mañana abrirían las vallas de seguridad de San Pedro y la gente podría empezar a acceder a la Plaza. Yo he de reconocer que lo he visto todo por la tele. Ya, ya sé que estoy en Roma y todo eso, pero la masa me espanta y mi espalda me duele muchísimo. Antes de venir para acá tuve que ir a urgencias por una lumbalgia, y sigo con dolor de espalda. Aunque no me impide andar ni moverme, no puedo estar parada mucho tiempo de pie. Sólo pensar en las horas de espera, etc... me horrorizaba. De todos modos se palpaba en el aire el ambiente, ya que toda la ciudad estaba llena, y sigue estando llena, de gente de todos los continentes. El domingo fue un día precioso. Aunque anunciaban lluvia, el sol brilló resplandeciente durante todo el día. Estuvimos comiendo en casa de Stefania con toda su familia. Una auténtica comida italiana en familia, con abuela, tíos, nieta, papá, mamá e hijos. Luego una sobremesa en el balcón, con limoncello y risas. ¡Todo muy italiano! Después Julia y yo volvimos al Trastevere, a San Calixto, porque teníamos que ver a Matteo en la oficina. Fuimos a cenar con Matteo y cuatro americanos, miembros de las comunidades que fundaron la Fraternidad Católica. Fue una cena de lo más agradable y distendida. En un momento determinado uno de ellos, Bob, dijo algo que me encantó. Habló de lo bueno que es "perder el tiempo con los amigos, como lo hacía Jesús". Y qué verdad es. No se trata de pasar tiempo simplemente, sino de perderlo. Porque lo que parece una pérdida, es una gran ganancia. El lunes por la mañana se suponía que yo iba a remolonear un poco e ir luego a la Fraternidad, pero Matteo llamó a Julia y le dijo que nos pusiéramos guapas, según sus palabras "de Primera Comunión", porque teníamos que ir al Vaticano a una reunión con miembros del Ejecutivo en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Allí nos recibió Monseñor Ladaria, Secretario de la Congregación y otro obispo americano, Monseñor Brown. Yo tuve que traducir al francés, (Mon Dieu) y Julia al inglés. Después cuando salimos la plaza de San Pedro estaba llena de gente celebrando la Misa de Acción de Gracias por la beatificación. El martes, nos tomamos el día libre para visitar un poco por Roma. Fuimos a ver la Iglesia de Gesú, sede de los Jesuitas en Roma. Es una maravilla. Luego visitamos el Campidoglio, en la colina capitolina, el sitio favorito de Julia en Roma. Comimos frente a la casa de Estefania en un restaurante que se llama la Taverna Pretoriana. Es un sitio barato, pero se come genial y es precioso. Después fuimos a visitar la Basílica de Santa María la Mayor y luego a casa. La Basílica es preciosa y estuvimos un rato orando en la capilla de Santa María de la Salud del pueblo de Roma. Tiene un cuadro antiquísimo de María, que en un momento de la historia de la ciudad fue sacado en procesión para salvar a Roma de una plaga de peste. Existe mucha devoción por esta imagen de María y la verdad es que es una capilla preciosa. Volvimos al Trastevere y paramos en la plaza de San Cosimato, en nuestro café para disfrutar de uno de esos momentos de pérdida de tiempo. Y aquí estoy hoy miércoles escribiendo desde la Fraternidad. Suenan las campanas de la torre de Santa María, que me acompañan en mis noches y mis días en este barrio maravilloso del Trastevere donde vive Julia. Esta tarde iremos a visitar San Pablo Extramuros, otra de las Basílicas mayores que todavía no conozco. Julia me ha dicho que es una maravilla y estoy deseando verla. Y, de momento, nada más. Espero que todos estéis bien y que a mi vuelta podamos perder el tiempo juntos. Baci a tutti.