jueves, 26 de julio de 2012

Día de los abuelos


Autor: P. Jesús Martí Ballester
San Joaquín y Santa Ana
Los padres de la Virgen María: un matrimonio santo.
 
San Joaquín y Santa Ana
San Joaquín y Santa Ana
San Joaquín

Joaquín (Yahvé prepara) fue el padre de la Virgen María, madre de Dios. Según San Pedro Damián, deberíamos tener por curiosidad censurable e innecesaria el inquirir sobre cuestiones que los evangelistas no tuvieron a bien relatar, y, en particular, acerca de los padres de la Virgen.

Con todo, la tradición, basándose en testimonios antiquísimos y muy tempranamente, saludó a los santos esposos Joaquín y Ana como padre y madre de la Madre de Dios.

Ciertamente, esta tradición parece tener su fundamento último en el llamado Protoevangelio de Santiago, en el Evangelio de la Natividad de Santa María y el Pseudomateo o Libro de la Natividad de Santa María la Virgen y de la infancia del Salvador; este origen es normal que levantara sospechas bastante fundadas.

No debería olvidarse, sin embargo, que el carácter apócrifo de tales escritos, es decir, su exclusión del canon y su falta de autenticidad no conlleva el prescindir totalmente de sus aportaciones.

En efecto, a la par que hechos poco fiables y legendarios, estas obras contienen datos históricos tomados de tradiciones o documentos fidedignos; y aunque no es fácil separar el grano de la paja, sería poco prudente y acrítico rechazar el conjunto indiscrimadamente.

Algunos comentaristas, que opinan que la genealogía aportada por San Lucas es la de la Virgen, hallan la mención de Joaquín en Helí (Lucas, 3, 23; Eliachim, es decir, Jeho-achim), y explican que José se había convertido a los ojos de la ley, a fuer de su matrimonio, en el hijo de Joaquín. Que esa sea el propósito y la intención del evangelista es más que dudoso, lo mismo que la identificación propuesta entre los dos nombres Helí y Joaquín.

Tampoco se puede afirmar con certeza, a pesar de la autoridad de los Bollandistas, que Joaquín fuera hijo de Helí y hermano de José; ni tampoco, como en ocasiones se dice a partir de fuentes de muy dudoso valor, que era propietario de innumerables cabezas de ganado y vastos rebaños.

Más interesantes son las bellas líneas en las que el Evangelio de Santiago describe, cómo, en su edad provecta, Joaquín y Ana hallaron respuesta a sus oraciones en favor de tener descendencia.

Es tradición que los padres de Santa María, que aparentemente vivieron primero en Galilea, se instalaron después en Jerusalén; donde nació y creció Nuestra Señora; allí también murieron y fueron enterrados.

Una iglesia, conocida en distintas épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María in Probática, Sagrada Probática y Santa Ana fue edificada en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena, en el lugar de la casa de San Joaquín y Santa Ana, y sus tumbas fueron allí veneradas hasta finales del siglo IX, en que fue convertida en una escuela musulmana.

La cripta que contenía en otro tiempo las sagradas tumbas fue redescubierta en 1889. San Joaquín fue honrado muy pronto por los griegos, que celebran su fiesta al día siguiente de la de la Natividad de Ntra. Señora. Los latinos tardaron en incluirlo en su calendario, donde le correspondió unas veces el 16 de septiembre y otras el 9 de diciembre.

Asociado por Julio II [el de la capilla Sixtina] al 20 de marzo, la solemnidad fue suprimida unos cinco años después, restaurada por Gregorio XV (1622), fijada por Clemente XII (1738) en el domingo posterior a la Asunción, y fue finalmente León XIII [el de la Rerum Novarum] quien, el 1 de agosto de 1879, dignificó la fiesta de estos esposos que se celebró por separado hasta la última reforma litúrgica.

Santa Ana

Ana (del hebreo Hannah, gracia) es el nombre que la tradición ha señalado para la madre de la Virgen. Las fuentes son las mismas que en el caso de San Joaquín. Aunque la versión más antigua de estas fuentes apócrifas se remonta al año 150 d.C., difícilmente podemos admitir como fuera de toda duda sus variopintas afirmaciones con fundamento en su sola autoridad.

En Oriente, el Protoevangelio gozó de gran autoridad y de él se leían pasajes en las fiestas marianas entre los griegos, los coptos y los árabes. En Occidente, sin embargo, como ya te adelanté con San Joaquín, fue rechazado por los Padres de la Iglesia hasta que su contenido fue incorporado por San Jacobo de Vorágine a su Leyenda Áurea en el siglo XIII.

A partir de entonces, la historia de Santa Ana se divulgó en Occidente y tuvo un considerable desarrollo, hasta que Santa Ana llegó a convertirse en uno de los santos más populares también para los cristianos de rito latino.

El Protoevangelio aporta la siguiente relación: En Nazaret vivía una pareja rica y piadosa, Joaquín y Ana. No tenían hijos. Cuando con
ocasión de cierto día festivo Joaquín se presentó a ofrecer un sacrificio en el templo, fue arrojado de él por un tal Rubén, porque los varones sin descendencia eran indignos de ser admitidos.

Joaquín entonces, transido de dolor, no regresó a su casa, sino que se dirigió a las montañas para manifestar su sentimiento a Dios en soledad. También Ana, puesta ya al tanto de la prolongada ausencia de su marido, dirigió lastimeras súplicas a Dios para que le levantara la maldición de la esterilidad, prometiendo dedicar el hijo a su servicio.

Sus plegarias fueron oídas; un ángel se presentó ante Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha visto tus lágrimas; concebirás y darás a luz, y el fruto de tu seno será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, que volvió al lado de su esposa. Ana dio a luz una hija, a la que llamó Miriam.

Dado que esta narración parece reproducir el relato bíblico de la concepción del profeta Samuel, cuya madre también se llamaba Hannah, la sombra de la duda se proyecta hasta en el nombre de la madre de María.

El célebre Padre John de Eck de Ingolstadt, en un sermón dedicado a Santa Ana (pronunciado en París en 1579), aparenta conocer hasta los nombres de los padres de Santa Ana. Los llama Estolano (Stollanus) y Emerencia (Emerentia).

Afirma que la santa nació después de que Estolano y Emerencia pasaran veinte años sin descendencia; que San Joaquín murió poco después de la presentación de María en el templo; que Santa Ana casó después con Cleofás, del cual tuvo a María de Cleofás; la mujer de Alfeo y madre de los apóstoles Santiago el Menor, Simón y Judas Tadeo, así como de José el Justo.

Después de la muerte de Cleofás, se dijo que casó con Salomas, de quien trajo al mundo a María Salomé (la mujer de Zebedeo y madre de los apóstoles Juan y Santiago el Mayor).

La misma leyenda espuria se halla en los textos de Gerson y en los de muchos otros. Allí surgió en el siglo XVI una animada controversia sobre los matrimonios de Santa Ana, en la que Baronio y Belarmino defendieron su monogamia.

En Oriente, al culto a Santa Ana se le puede seguir la pista hasta el siglo IV. Justiniano I hizo que se le dedicara una iglesia. El canon del oficio griego de Santa Ana fue compuesto por San Teófanes, pero partes aún más antiguas del oficio son atribuidas a Anatolio de Bizancio.

Su fiesta se celebra en Oriente el 25 de julio, que podría ser el día de la dedicación de su
primera iglesia en Constantinopla o el aniversario de la llegada de sus supuestas reliquias a esta ciudad (710).

Aparece ya en el más antiguo documento litúrgico de la Iglesia Griega, el Calendario de
Constantinopla (primera mitad del siglo VIII). Los griegos conservan una fiesta común de San Joaquín y Santa Ana el 9 de septiembre.

En la Iglesia Latina, Santa Ana no fue venerada, salvo, quizás, en el sur de Francia, antes del siglo XIII. Su imagen, pintada en el siglo
VIII y hallada más tarde en la Iglesia de Santa María la Antigua de Roma, acusa la influencia bizantina.

Su fiesta, bajo la influencia de la Leyenda Áurea, se puede ya rastrear (26 de julio) en el siglo XIII, en Douai. Fue introducida en Inglaterra por Urbano VI el 21 de noviembre de 1378, y a partir de entonces se extendió a toda la Iglesia occidental. Pasó a la Iglesia Latina universal en 1584.

Santa Ana es la patrona de Bretaña. Su imagen milagrosa (fiesta, 7 de marzo) es venerada en Notre Dame d´Auray, en la diócesis de Vannes.
También en Canadá -donde es la patrona principal de la provincia de Québec- el santuario de Santa Ana de Beaupré es muy famoso.

Santa Ana es patrona de las mujeres trabajadoras; se la representa con la Virgen María en su regazo, que también lleva en brazos al Niño Jesús. Es además la patrona de los mineros, que comparan a Cristo con el oro y con la plata a María.

Jesús Martí Ballester
jmarti@ciberia.es 

martes, 24 de julio de 2012

Santa Cristina


24 de julio

Santa Cristina

mártir
  
Autor: Archidiócesis de Madrid

Nació en Toscana, en la margen derecha del lago Bolsena, en un villorrio frecuentemente sacudido por elementos naturales y al mismo tiempo transformado por diversas culturas en el transcurso del tiempo.

Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región y presentado por los libros antiguos como enemigo acérrimo de los cristianos. La niña se ha aficionado desde pequeña a aquello que cuentan de ese Cristo tan perseguido y maltratado; la curiosidad primera se cambia en pensamiento cuando descubre que son muchos los cristianos juzgados por su padre y condenados porque son fieles dispuestos a dar la vida por su ideal. Crece más y más la simpatía y a escondidas busca datos de unas señoras cristianas; la instruyen y la forman; se bautiza en secreto y toma el nombre de Cristiana.

Entre juego y travesura formal ha hecho algo que saca de quicio a su padre y será el motivo que la lleve al martirio; no se le ha ocurrido otra cosa que apañar las estatuillas de ídolos que su padre siempre ha conservado con esmero, casi como un patrimonio familiar, las ha tomado por suyas, las ha destrozado y ha dado el rico material de que estaban hechas a los pobres para remedio de su necesidad.

El padre ha descubierto su condición y lleno de ira, al notar la rebeldía de la niña, la trata con peores modos que a los demás cristianos. "No se ha de decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre". El gobernador manda usar con ella azotes y garfios admirándose de que Cristina persista en su actitud. Manda el desnaturalizado padre preparar un brasero ardiente para quemarla poco a poco; mas el brasero se hizo una hoguera que abrasó a los verdugos y a los curiosos cercanos. Puesta en la cárcel para que cambie por la lobreguez de la mazmorra, la oscuridad y el hambre; pero allí es consolada con luminosas apariciones de ángeles que le curan sus heridas y le prometen protección. El padre, a los pocos días, manda atarle al cuello una pesada piedra y arrojarla al lago; sin embargo un ángel la transporta a la orilla. Esa noche muere de un sofoco Urbano en su cama.

Mandan las autoridades un nuevo gobernador que se siente estimulado a proseguir el asunto Cristina presumiendo que su padre, por padre, no supo solventarlo. Se llama Dion y ya piensa en nuevas crueldades: estanque de aceite hirviendo mezclado con pez del que la niña Cristina es liberada. Luego la manda llevar al templo de Apolo para obligarle a ofrecer sacrificio, pero, ante el asombro de todos, el ídolo se derrumba y se hace polvo ante el mismísimo gobernador que muere en el acto ¡claro que los verdugos y miles de testigos presenciales proclaman espantados proclaman a gritos que es el de Cristina el único Dios!

El tercero de los gobernadores poderosos se llama Juliano quien, preocupado por el caso pendiente, lo ha estudiado con detenimiento llegando a la conclusión de que se trata de artificios, encantamientos y magia que todos los cristianos profesan. Por ello maquina nuevos procedimientos para hacer desistir a la niña Cristina de sus pertinaces rebeldías y conseguir que el poder romano y los dioses propicios terminen con la situación que ha puesto al borde del caos a la región. Mandó preparar un horno encendido donde mete a la niña para que el fuego la consuma; siete días la tiene allí sin conseguir que le suceda daño alguno. Luego será una habitación oscura plagada de serpientes, víboras y escorpiones venenosos de la que sale indemne y sin ningún picotazo, cantando alabanzas a Dios; la desesperación del mandatario llegó entonces al extremo de decretar cortarle la lengua, pero ¡oh prodigio! ahora canta más fuerte y mejor.

Y acude, arremolinándose, toda la comarca ante la contemplación evidente del triunfo que se comenta por todas partes de la debilidad cristiana ante la fortaleza y brutalidad romana. Basta un tronco caído en donde atan a la delicada niña para que las saetas atraviesen su cuerpo y ella decida, suplicándole al buen Dios, rendirle su espíritu con el martirio.

Dicen que sus restos se trasladaron de Toscana a Palermo de Sicilia donde es reverenciada.

¿Verosímil? Parece más bien como si la vida y la muerte martirial de Cristina hubiera servido de modelo para expresar la confrontación entre el bien y el mal, o lo que es lo mismo, entre fe cristiana y paganismo, entre la frágil niña Cristina y la personalidad experimentada y abrumadora de tres hombres de gobierno sucesivos -el primero su propio padre- con el mismo común empeño de demostrar que ellos pueden más. Parece como si se tratara de exaltar en Cristina aquello que debe ser real en todo cristiano -la fe en su Cristo y la confianza sin límite en su ayuda constante-, mientras que los gobernadores representan la obstinación ciega que rechaza el poder cada vez más evidente, como in crescendo, de Dios. Los verdugos y el pueblo serían los testigos que en la narración van a testificar con sus reacciones -esas que se intuyen llenas de emoción compasiva- dónde está la verdad y lo grande que es el poder de Dios. Da la sensación de que la Passio que narra la muerte de Cristina intenta también cargar motivos veterotestamentarios en donde parecen inspirarse algunos hechos que se narran. El hecho histórico del martirio sería la ocasión que motiva la amplia catequesis. De todos modos, estas consideraciones más parecen próximas a la labor pasada de los bolandistas; pero, en el caso de que hubieran sido los hechos tal como expresa la Passio, nos quedaría el regusto de disfrutar el aroma extraño que desprende la fidelidad del débil a las exigencias amorosas divinas que no entienden de edades y que perduran más allá de la muerte.
 
FELICIDADES A TODAS LAS CRISTINAS Y CRISTINOS, CRISTIANAS Y CRISTIANOS.

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viernes, 6 de julio de 2012

Entre chupinazos y santos

Hoy 6 de julio los pamplonicas han dado el pistoletazo de salida de sus fiestas, los sanfermines, tan populares en todo el mundo. Hoy se ha disparado, como todos los 6 de julio, el chupinazo desde el balcón del ayuntamiento de Pamplona. Y como tantas otras veces la gente enfervorizada gritaba vivas y goras a San  Fermín. Pensando, pensando, me doy cuenta de que ya llevo un montón de chupinazos en mi vida, y no sólo por San Fermín. Considerando el chupinazo como ese momento de "pistoletazo de salida", los he tenido de lo más variado. Como supongo que os ha pasado a muchos de vosotros.


Pero hoy no sólo es el día del chupinazo, hoy la Iglesia recuerda a una niña santa, Santa María Goretti y me ha traído a la memoria mi visita a Nettuno, cerca de Roma, donde murió y vivió y tiene su santuario, donde está expuesta. Nettuno es una ciudad en la costa de la provincia de Roma, bañada por el mar Tirreno. Está a unos 60 km de Roma capital. El 6 de mayo del año pasado (ya estoy con las fechas), dos meses antes de su fiesta, estuve en Nettuno con Julia y con Stefania. Era viernes y hacía un día soleado y templado. Yo, la verdad, no tenía ni idea de que Santa María Goretti hubiera vivido allí, y debo reconocer que no sabía casi nada de ella. En Nettuno hay un santuario dedicado a Ntra. Sra de Gracia y a Santa María Goretti. No es que sea un edificio muy bello, pero el entorno es precioso ya que está al lado del mar y claro eso añade belleza a cualquier cosa. En la cripta está la momia de la santa en una urna de cristal. Bueno, en realidad, parte de ella, porque la pobrecilla está troceada y desperdigada por el globo. ¡Esa manía de repartir reliquias de santos por ahí! A mí, la verdad, me horroriza un poco (por no decir un  mucho) y me parece una costumbre atávica y terrible. Sé que para muchas personas las reliquias tienen su importancia y son motivo de profunda veneración, pero a mí no me dicen nada, o casi nada. Bueno, pues allí está la pobre María Goretti, o lo poco que queda de ella, a los pies del altar. María Goretti tiene una historia breve, porque murió con casi 12 años, y tampoco le dio tiempo de hacer muchas cosas. Es santa por defender su pureza, y morir perdonando a su asesino. En http://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Goretti y otras web podéis encontrar más información sobre ella.
Hoy, María Goretti, mañana, San Fermín, o sea 7 de julio, y parece que ayer fue 1 de enero.  

martes, 3 de julio de 2012

Días "apocalípticos"

Aunque por el título de la entrada pudiera parecer que me estoy refiriendo a días terroríficos o espantosos, nada más lejos de la realidad. Han sido días de "revelación", que al fin y al cabo es lo que significa Apocalipsis. Pero, como toda historia que se precie, empecemos por el principio.
Tengo unos buenos amigos que viven en Tomelloso (Ciudad Real) y que se llaman María y Mariano. Desde hace años hemos compartido en la Renovación muchos momentos, buenos y malos, y seguimos en contacto a través de Internet. Son dos personas inquietas (y muy libres), que trabajan con ahínco el tema de la evangelización, en definitiva de la construcción del Reino. Muchas veces me han invitado a cosas que organizaban, o a las que iban a asistir, pero por una razón u otra nunca podía ir con ellos. Pero, esta vez, todo estaba a favor de que pudiera aceptar su invitación. María y Mariano tienen una casa a las afueras de Tomelloso, a la que han puesto el nombre de Betania...
Así empezaba a escribir hace una semana sobre lo que había vivido desde el jueves anterior (21 de junio). Perdonadme que sea tan quisquillosa con las fechas, pero no lo puedo evitar. Como decía, así empezaba mi entrada dispuesta a contaros todas las maravillas vividas, pero entre unas cosas y otras todo se truncó. Yo volví de Tomelloso, de pasar unos días estupendos, el lunes por la tarde. El martes tuve que bajar a Madrid a  estar con mi madre. Le habían quitado una muela y como mi padre tenía que salir me quedé con ella. Volví a dormir a casa en Alpedrete, decidida a hacer un montón de cosas al día siguiente. Entre ellas, seguir esta entrada en el blog. Me levanté temprano, como casi siempre, y después de desayunar decidí ir a dar un paseo. Ya le había comentado a mi madre que quería empezar a caminar todos los días una hora o más, por aquello del colesterol y de la línea. Tenía trazado ya un plan de todo lo que iba a hacer y me fui tan contenta de paseo. El resultado fue, que desde entonces no he vuelto a mi casa. Andando, andando, salí del pueblo siguiendo la carretera hacia Guadarrama, estaba pensando que ya era hora de dar la vuelta cuando se me torció el tobillo izquierdo y caí al suelo. Con tan mala pata, que una piedra afilada como un cuchillo me cortó la rodilla derecha. En un principio yo intenté levantarme sin darme cuenta de lo que me había hecho. Pasaba un hombre corriendo que se paró y me ayudó. Fue a buscar a otros dos que estaban a la puerta de una casa y me vinieron a buscar con un coche para llevarme al Centro de Salud. La pierna no dejaba de sangrar y uno de ellos se quitó la camiseta y me envolvió la rodilla con ella. La verdad es que en aquel momento fueron mis ángeles de la guarda. En el Centro de Salud me limpiaron y me pusieron la antitetánica, luego valoraron la herida y decidieron mandarme al Hospital para que me cosiera un cirujano. La herida era demasiado profunda. Mi hija vino a buscarme y me llevo al Puerta de Hierro. Tardaron bastante en atenderme, pero finalmente un cirujano majísimo, Javier, me atendió. Conclusión: rodilla derecha cosida (puntos internos y externos) y tobillo izquierdo vendado por un esguince. ¡Todo un cuadro! Mi hija, Cecilia, fue a mi casa a prepararme una maleta con lo básico y luego me trajo a casa de mis padres donde estoy desde entonces. Gracias a Dios la herida no se ha infectado y el esguince es leve, de modo que ya me muevo con una muleta por toda la casa. En fin, que todos mis planes quedan postergados hasta el 11 de julio que me quitan los puntos. Llevo dos meses algo "pochos" y espero no tener más sustos en una temporada.

Os quiero acabar de contar lo que empecé a escribir la semana pasada y por eso, debemos darle al botón de "rebobinar" y volver para atrás, a Betania...
 Cuando compraron la casa no se llamaba así, se llamaba Dos Hermanas, pero otro amigo (hermano), Simón, fue el que les dio la idea de ponerle el nombre de Betania. Como el lugar donde Jesús iba a descansar, a retirarse, a disfrutar de sus amigos. Simón dijo que así sentía esa casa cada vez que iba, y Mariano y María le pusieron el nombre. En Betania reciben a hermanos, organizan retiros, y disfrutan a tope compartiéndola con todo el que quiera ir.  Y allá que me fui a disfrutar de su compañía y a compartir unos días "apocalípticos".  Hemos tenido un Retiro sobre el Apocalipsis con el P. Hernán Pereda de los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey. Yo llegué un día antes de que empezara "oficialmente" y pude disfrutar de María y Mariano, y de Lupo su perro, sólo para mí. El retiro empezó el viernes 22 por la tarde, y aprovechamos para hacer un poco de turismo manchego antes. Como yo no conocía las lagunas de Ruidera, pues allá que nos fuimos. ¡Qué maravilla! El jueves fue mi primer contacto, el viernes volvimos a comer por la zona y nos bañamos. Una de las cosas que más me impresionó fue el color del agua. Por la tarde, verde esmeralda, por la mañana, azul turquesa. ¡Asombroso!
El Retiro fue muy interesante. El P. Hernán es un auténtico erudito, tipo Vicente Borragán, y sabe transmitir con sencillez toda su sabiduría. Por supuesto que el Apocalipsis requiere mucho más tiempo, quizá toda la vida, pero al menos puedo decir que mi mirada y mi óptica han cambiado. Ahora entiendo claves que antes me eran herméticas y no me da miedo. La maravilla ha sido conocer al P. Hernán. Espero seguir en contacto con él, e incluso en la medida de mis posibilidades ayudarle con alguna traducción. Conocerle ha sido como una respuesta a mis oraciones. El Padre vino acompañado por otros Cooperadores Parroquiales (del grupo Filadelfia), 6 personas en total. Del grupo de los Coquitos de Yahvéh de Tomelloso había, a parte de Mariano y María, otros 6. También vino Simón con su recién estrenada esposa, Coumba, y había otra hermana de Tomelloso,  neocatecumenal. Entre pitos y flautas creo que éramos alrededor de 20 personas. Y, por supuesto, Lupo el perro más fantástico y simpático de La Mancha, Con un ojo azul y otro oscuro, delatando su origen huskie si no me equivoco por parte de madre. En definitiva, han sido días cargados de fraternidad, revelación, música (con su baile), nuevos y viejos amigos, baños, de sol, de agua y de luna, y mucho Señor, gozándose en medio de todos nosotros. Gracias María, gracias Mariano, por hacerlo posible y por quererme tanto. Espero saber corresponderos como os merecéis.
Doy gracias al Señor por todo ello, y sé que va a haber mucho más. Ahora, no lo estoy pasando bien, pero estoy segura, tengo la absoluta certeza de que todo, todo, es para bien de los que ama el Señor. Y yo sé que Él me ama con locura, como yo a Él.