domingo, 30 de junio de 2013

Siempre hay MAS

Dentro de una semana nos iremos para Loyola a hacer realidad un sueño. ¿Quién me iba a decir a mí que sería posible? Lo mejor, como casi siempre, será empezar por el principio, y así nadie se pierde.
¿A qué vamos a Loyola? Pues a celebrar un retiro de sacerdotes con el P. Kevin Scallon y Sor Briege McKenna. Probablemente, casi seguro, a muchos no os suenen de nada, pero habrá otros muchos que hayan oído hablar al menos de Sor Briege McKenna. Y ¿por qué es esto un sueño? Pues porque desde que les conocí en Roma en el año 2001, he soñado con que pudieran venir a España a dar un Retiro. El Padre Kevin y Sor Briege llevan muchos años (casi 40) llevando un ministerio de intercesión por los sacerdotes, primero en Irlanda y después por todo el mundo. Viajan de un país a otro haciendo estos retiros y nunca habían venido a España. La única condición es que el obispo de la diócesis donde se quiere celebrar el Retiro les invite. Con estas premisas comienza nuestra historia. (Como en el cine, fundido y "flashback").
En junio de 2011 coincidí con Monseñor Munilla, obispo de San Sebastián, en Roma. Yo había ido a traducir a un encuentro, Adoratio 2011, y él era uno de los ponentes. Charlando, charlando (algunos ya estarán pensando, qué raro con lo poquito que habla esta chica) me dijo que si algún día iba por San Sebastián le fuera a visitar. Y ahí se quedó la cosa. En el mes de agosto quedaba en Madrid con Jose Monedero para poner en común nuestras inquietudes y sueños. Junto con otros dos hermanos, matrimonio, colombianos que viven en Barcelona (Fredy y Andrea) nos pusimos a pensar seriamente la posibilidad de crear una Asociación con el fin de evangelizar a través del arte y los medios. Así nació MAS Evangelización. Todavía era sólo un proyecto, pero un proyecto muy orado. En septiembre me fui hacia Lourdes, en uno de esos viajes en solitario que suelo hacer, y como estaba por la zona fui a San Sebastián. Recordando lo que me había dicho Monseñor Munilla, me fui a visitarle. Le llevé el libro de Sor Briege (Los milagros sí existen) y le conté la idea de hacer un Retiro para sacerdotes en Loyola y le pareció muy bien. (¡Ya tenía al obispo!) Al volver, escribí a Sor Briege para ver si ella podía. Ah, se me olvidaba. Sin encomendarme a ningún santo me vino la fecha del 8 al 14 de julio de 2013.Sor Briege y el P. Kevin podían y el obispo Munilla también, ¡ya estaba en marcha! Fue una época de intercambio de mails hasta que todo cuadró. ¡Gloria a Dios!
Completado ese primer paso seguimos adelante, los 4 magníficos, para dar forma a la Asociación MAS. El 1 de abril de 2012 nos reuníamos en Barcelona y en una tormenta de ideas sin igual comenzamos a dar forma a nuestros sueños. Nuestro primer evento como Asociación iba a ser el Retiro de Sacerdotes en Loyola.
Empezó una época "creativa". Teníamos que crear un logo y nos pusimos manos a la obra. A través del Skype y del Drive fuimos compartiendo ideas y finalmente nos decidimos por uno que nos gustó a todos. Creamos el cartel anunciador del Retiro (en inglés y en español) con el lema que Sor Briege nos había enviado: "Creo Señor, pero ayuda a mi poca fe". Nos ilusionaba ver cómo iba desarrollándose la idea, cómo toma forma nuestro sueño.
Creamos un blog en Wordpress, y nos lanzamos al mundo de Facebook. Yo que me había negado, por activa y por pasiva, a estar en esa red social me abrí un perfil, y luego otro para MAS y otro para el Retiro de Sacerdotes. He de confesar que ahora estoy algo enganchada a esto del "Caralibro". Hicimos un reparto de funciones y a mí me tocó ser lo que llaman Community Manager. Cada día alimentar las redes, contestar mensajes y en general ser una especie de relaciones públicas en la red. En fin, que entre unas cosas y otras reservamos en Loyola para el Retiro y comenzamos a recopilar direcciones de sacerdotes para hacer envíos masivos anunciando el evento.  En enero empezaron a apuntarse los primeros sacerdotes y a fecha de hoy ya están inscritos 81 y  esperamos poder llegar a los 100. Con el tiempo cambiamos nuestro logo y creamos otro, con el cual nos identificamos hasta la fecha de momento.
Añadimos además un lema: "a tiempo y a destiempo".
En el mes de marzo el Padre Kevin me escribió pidiéndome si podía traducir un libro que había escrito en el 2009, y que le gustaría si fuera posible tener listo para el Retiro. ¡Manos a la obra! Y así se cumple otro sueño, largamente anhelado por Jose y por mí: ¡una editorial! Yo he traducido, José ha maquetado, entre los dos hemos corregido,  y este miércoles estará el libro preparado para vender en el Retiro y ¡editado por nosotros! Hemos creado una empresa entre los cuatro que se llama CREAMOS&PLAY y uno de nuestros fines es la edición de libros cristianos tanto en papel como en soporte digital. ¿Quién dijo miedo?
El Retiro de sacerdotes estaba en marcha cuando vimos la posibilidad de, una vez concluido el mismo, tener un día de Encuentro de laicos. ¡Dicho y hecho! El Retiro de sacerdotes es del 8 al 12 de julio, y el 13 será el Encuentro de laicos. El día 14 por la mañana Sor Briege y el P. Kevin se marchan.
Ha sido un tiempo lleno de bendiciones y también de tropezones y caídas. Pero de todo se aprende. Se nos han abierto puertas que ni esperábamos ni soñábamos. Para los cuatro ha sido un tiempo de aprendizaje, de probar nuestra paciencia, y de darnos cuenta de que a pesar de todo Él está por encima de todo. Para mí, ha sido un tiempo, y creo que todavía no ha terminado de serlo, de prueba de fe. Tantas veces he oído hablar del ciento por uno, de la fe probada, etc., que me creía que lo sabía todo, pero ahora me doy cuenta de que siempre hay más, de que a pesar de lo oscuro que pueda parecer el túnel existe una salida. Y os aseguro que ha habido momentos, y todavía los hay, en que me he sentido muy perdida, muy angustiada. Pero, siempre hay más.

jueves, 13 de junio de 2013

San Antonio de Padua

Autor: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net
Antonio de Padua, Santo
Presbítero y Doctor de la Iglesia, Junio 13
 
Antonio de Padua, Santo

Presbítero y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Antonio, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Portugal, primero fue canónigo regular y después entró en la Orden recién fundada de los Hermanos Menores, para propagar la fe entre los pueblos de África, pero se dedicó a predicar por Italia y Francia, donde atrajo a muchos a la verdadera fe. Escribió sermones notables por su doctrina y estilo, y por mandato de san Francisco enseñó teología a los hermanos, hasta que en Padua descansó en el Señor. (1231)

Fecha de canonización: 1 de junio de 1232 durante el pontificado de Gregorio IX
San Francisco de Asís, que encontró al joven fraile Antonio con ocasión del Capitulo general inaugurado en Pentecostés de 1221, lo llamaba confidencialmente “mi obispo”. Antonio, cuyo nombre anagráfico es Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, nació en Lisboa hacia el 1195. A Los quince años entró al colegio de Los canónigos regulares de San Agustín, y en sólo nueve meses profundizó tanto el estudio de la Sagrada Escritura que más tarde fue llamado por el Papa Gregorio IX “arca del Testamento”. A la cultura teológica añadió la filosófica y la científica, muy viva por la influencia de la filosofía árabe.

De esta vasta formación cultural dio muestras en los últimos años de vida predicando en la Italia septentrional y en Francia. Aquí recibió el titulo de “guardián del Limosino” por la abundante doctrina en la lucha contra la herejía. En 1946 Pio XII lo declaró doctor de la Iglesia con el apelativo de “Doctor evangelicus”. Cinco franciscanos habían sido martirizados en Marruecos, a donde habían ido a evangelizar a los infieles. Fernando vio los cuerpos, que habían sido llevados a Portugal en 1220, y resolvió seguir sus huellas: entró al convento de los frailes mendicantes de Coimbra, con el nombre de Antonio Olivares.

Durante el viaje de regreso de Marruecos, en donde no pudo estar sino pocos días a causa de su hidropesía, una tempestad empujó la embarcación hacia Las costas sicilianas. Estuvo algunos meses en Mesina, en el convento franciscano, y el superior de este convento lo llevó a Asís para el Capitulo general. Aquí Antonio conoció a San Francisco de Asís.

Lo mandaron a la provincia franciscana de Romaña en donde llevó vida de ermitaño en un convento cerca de Forli. Lo nombraron para el humilde oficio de cocinero y así vivió en la sombra hasta cuando sus superiores, dándose cuenta de sus extraordinarias cualidades de predicador, lo sacaron del yermo y lo enviaron al norte de Italia y a Francia a predicar en donde más se había difundido la herejía de Los albigenses.

Finalmente, Antonio fijó su residencia en el convento de la Arcella, a un kilómetro de Padua. De aquí iba a donde lo llamaban a predicar. En 1231, cuando su predicación tocó la cima de intensidad y se caracterizó por los contenidos sociales, Antonio se agravó y del convento de Camposampiero lo llevaron a Padua sobre un furgón lleno de heno. Murió en Arcella el 13 de junio de 1231. “El Santo” por antonomasia, como lo llaman en Padua, fue canonizado en Pentecostés de 1232, es decir, al año siguiente de su muerte, por la gran popularidad que se había ampliado con el correr de los tiempos.

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Fuente: Mercaba.org

Célebre apóstol franciscano, doctor de la Iglesia universal y uno de los santos más venerados por el pueblo cristiano. Es conocidocdomo «el santo de todo el mundo» por la amplísima devoción popular de que siempre ha gozado dentro de la Iglesia, como «el santo de los milagros», debido a los muchos portentos que se le atribuyen, y como «Doctor Evangélico» en atención al profundo conocimiento de la Sagrada Escritura que manifiesta en sus escritos.

Si prescindimos de los tópicos comunes a todas las hagiografías medievales en los que incurren también las dedicadas a A., cabe afirmar muy poco sobre su nacimiento y juventud. Sabemos que nació en Lisboa entre 1188 y 1191, en una casa próxima a la catedral. Recibió el nombre de Fernando. Sus padres pertenecían a la burguesía acomodada de la ciudad. Como tales, lo más probable es que proporcionaran al santo una sólida educación religiosa y que lo enviaran a formarse intelectualmente a la escuela de la catedral. Siendo todavía muy joven, ingresó en el monasterio de canónigos agustinos de San Vicente de Fora, situado en las afueras de Lisboa. Cosideró perjudiciales para su perfeccionamiento espiritual las frecuentes visitas familiares, razón por la que a la edad de 17 años dejó dicho monasterio por el de Santa Cruz de Coimbra. En uno y otro centro, probablemente de forma autodidacta, es donde debió adquirir los conocimientos escriturísticos que manifestaría más tarde.

Entre mayo y noviembre de 1220, con la licencia de sus superiores, abandonó el monasterio de Coimbra para profesar en la naciente Orden franciscano. Entonces cambió su nombre original de Fernando por el de Antonio. Su decisión obedeció al deseo de obtener el martirio (ideal irrealizable siendo monje agustino) al igual que los protomártires franciscanos de Marruecos de 1216, a quienes parece que conoció y asistió en el monasterio cuando a su paso por la península Ibérica se hospedaron en él y cuyas reliquias pudo contemplar personalmente a su llegada a Coimbra. Quizá no dejara de influir tampoco en su cambio de vocación el contraste que observaba entre la ejemplaridad de la nueva Orden religiosa, establecida recientemente cerca de Coimbra, y la inquietud política, así como los abusos introducidos en el monasterio de Santa Cruz.

Deseoso del martirio, entre septiembre y octubre de 1220 se dirigió a Marruecos, en compañía de otro franciscano. Una prolongada enfermedad le obligó a abandonar Mauritania y reemprender viaje a Portugal. Los vientos cambiaron el rumbo de la nave y terminó desembarcando en Sicilia en la primavera de 1221. Como la mayor parte de los franciscanos de entonces, asistió al Capítulo General de la Orden celebrado en Asís el 30 mayo 1221. Su presencia en el Capítulo pasó inadvertida y sólo a petición propia fue acogido por el ministro provincial de la Romagna (región italiana del valle del Po), con cuya anuencia se retiró al eremitorio de Monte Paolo. Probablemente en septiembre (otros sitúan el hecho en Coimbra, en 1220) fue ordenado de sacerdote en Forlí, descubriendo también en esta coyuntura su verdadera y relevante personalidad al verse obligado a dirigir la palabra a los franciscanos y dominicos reunidos en un ágape fraterno. A partir de este momento, el hasta entonces desconocido franciscano comenzó a revelarse cada vez más como un extraordinario apóstol.

Seleccionado para este ministerio, desde septiembre de 1221 hasta noviembre de 1223 recorrió la Romagna en todas las direcciones, enfrentándose públicamente con los herejes cátaros y patarinos. Las muchas conversiones obtenidas que le atribuyen sus biógrafos, así como la inexplicable confusión producida en los herejes, obedecieron fundamentalmente a su santidad personal, a sus dotes de persuasión y a su profunda preparación intelectual, especialmente escriturística también parecen haber influido varios hechos extraordinarios que, como los acaecidos en Rímini, ofrecen serias probabilidades de autenticidad.

A la vista de su preparación intelectual y de su fervor, el mismo S. Francisco (v.) lo designó en 1223 como primer lector o profesor de Teología en la Orden, trasladándose para ello a Bolonia. El profesorado fue breve. En otoño de 1224 fijaba su residencia en Montpellier, respondiendo con ello al papa Honorio III que deseaba se trasladasen a Francia los más fervorosos y cultos predicadores para atajar el alarmante desarrollo de la herejía valdense. En Montpellier alternó la predicación y las conferencias públicas con el profesorado de Teología, recorriendo posteriormente todo el sur y el centro de Francia con el mismo espíritu y los mismos abundantes frutos espirituales recogidos anteriormente en Italia.

En 1227 fue elegido ministro provincial de la Romagna. El nuevo cargo no le impidió el ministerio del apostolado. Al mismo tiempo que, en virtud de sus obligaciones, visitaba los conventos de su jurisdicción, predicaba también con el fervor y la elocuencia que le eran característicos en los lugares de su paso. Tras una cuaresma especialmente clamorosa predicada en Padua, parece ser que intervino activamente en el Capítulo General de la Orden reunido en Asís en mayo de 1230, en el que defendió los puros ideales de la Orden contra las desviaciones que comenzaban a apuntar. En este mismo capítulo fue relevado de su cargo de ministro provincial.

Necesitado de reposo y constreñido a mirar por su salud, a raíz del Capítulo se trasladó al eremitorio de Arcella, situado en las proximidades de Padua. Para ayuda de los predicadores escribió entonces sus Sermones in Solemnitatibus (Sermones para las fiestas), Sermones in honorem et laudem Beatissimac Virginis Mariaé (Sermones en honor y alabanza de la Santísima Virgen María), a los que habían precedido antes del Capítulo General, y también en Padua, los Sermones Dominicales. En todos ellos manifiesta un profundo conocimiento de la S. E. y de los Santos Padres, sin serle tampoco desconocida la cultura clásica.

Minado por la enfermedad murió en el eremitorio de Arcella el 13 de junio de 1231, siendo sepultado algunos días más tarde en el convento de Padua. Ese mismo año fue canonizado por Gregorio IX en atención a su indiscutible fama universal de santidad, pero no sin que antes se comprobase ésta mediante una comisión cardenalicia nombrada al efecto. Su sepulcro, en el que sólo se conserva la lengua, se encuentra en la basílica de su nombre en Padua. La Iglesia celebra su fiesta el 13 de junio. Tanto los pintores como los escultores han cultivado abundantemente su iconografía, sobresaliendo entre las obras artísticas los varios lienzos de Murillo.

Desde que Pío XII, mediante la bula Exulta, Lusitania felix del 16 en. 1946 declaró a San Antonio Doctor de la Iglesia Universal, su figura ha ido adquiriendo una nueva perspectiva. Sin perder su matiz de santo eminentemente popular al que acude el pueblo sencillo en busca de solución para todas sus necesidades, ha ido prestándosela cada vez mayor atención a la eficiencia de su apostolado y a la doctrina contenida en sus escritos.

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ORACIÓN
¡Oh admirable y esclarecido protector mío,
San Antonio de Padua!
Siempre he tenido grandísima confianza en que me habéis de ayudar en todas mis necesidades,
rogando por mi al Señor a quien servisteis,
a la Virgen Santísima a quien amasteis
y al divino Niño Jesús que tantos favores os hizo.
Rogadles por mi,
para que por vuestra poderosa intercesión me concedan lo que pido.

¡Oh Glorioso San Antonio!
Pues las cosas perdidas son halladas por vuestra mediación
y obráis tantos prodigios con vuestros devotos;
yo os ruego y suplico me alcancéis de la Divina Majestad
el recobrar la gracia que he perdido por mis pecados,
y el favor que ahora deseo y pido,
siendo para Gloria de Dios
y bien de mi alma.
Amén.