miércoles, 20 de abril de 2011

Escucha y espera

Llevo tanto tiempo sin escribir que me siento como esos autores que se sientan desesperados ante una página en blanco. La cabeza te bulle de ideas pero te es imposible plasmarlas. Cada día empezaba a escribir algo, pero lo dejaba sin completar. Por eso esta entrada va a ser una sarta de todos esos pensamientos que he ido recopilando durante este mes. Espero no cansaros demasiado. La última vez que escribí acababa de volver de Italia, y hoy estoy a las puertas de volverme a marchar. Me voy el domingo 24 a Roma y volveré el 21 de mayo. ¡Casi un mes! Intentaré relataros mis aventuras italianas y no ser tan vaga como en este mes de abril. Hoy está lloviendo y parece más noviembre que abril, pero es que estamos en Semana Santa y ya se sabe...
El mes empezó con un tiempo increíble y parecía más verano que principios de primavera. Yo llegaba cargada de todo lo vivido en Italia y con ganas de compartirlo con quien quisiera escucharme. Como siempre, te quedas corto porque ¿cómo llegar a abarcar todo lo vivenciado? ¿cómo hacérselo vivir al que te escucha? De todos modos, yo tengo labia para rato y en cuanto tengo un oído "amigo" me explayo a gusto. A principios de abril estuve en casa de mis padres y aproveché a hacer cosas por Madrid. El día 4 me fui a comprar unos zapatos por la zona de Bravo Murillo y aproveché para ir a Misa en la Parroquia de San Antonio. Es una iglesia grande que tienen los franciscanos al lado del Mercado de Maravillas. Allí escribí lo siguiente:
"4 de abril de 2011. Parroquia de San Antonio en Bravo Murillo. Aquí estoy. He ido a Misa de 12 y me alegro de haber entrado en este remanso de paz. Sólo desde el Señor tendrán sentido tantos planes. Él es el único que puede hacerlo todo posible. "Caminaré en presencia del Señor". Me viene a la mente este estribillo/antífona, y es que me doy cuenta de que sólo en su presencia , por su presencia y con su presencia, podemos caminar. Podemos recorrer el trayecto de nuestras vidas, y hacerlo sin miedo, amparados por Su luz y rodeados de su amor. ¡Gracias, Señor! ¡Bendito eres por siempre!"
Al día siguiente, me volví a casa a Alpedrete y empecé mis paseos. El tiempo era tan bueno que invitaba a salir y disfrutar de la naturaleza. El campo está precioso, todo verde, lleno de flores y hierba. Las vacas están encantadas con tanto esplendor. ¡Pobres! Ya llegará el verano donde sólo tendrán cardos y hierba seca. Mis paseos han sido por las Dehesas de Villalba. Y en cada paseo he ido escuchando distintas charlas que llevo en mi grabadora digital. En una de ellas Vicente Borragán decía que no le gustaba estar "enlatado", que no era lo mismo escuchar la charla después que estar presente. De acuerdo, nada como el vivo y directo, pero ¡benditas grabaciones! Cuánto bien puede hacer escuchar en determinados momentos las palabras que el Señor ha inspirado a tantos hermanos que tienen el don precioso de la predicación. Yo os puedo asegurar que en este momento tengo una sed increíble de palabra ungida y que estas charlas "enlatadas" me han ayudado mucho en mi soledad. Esto es lo que escribí el día 7 de abril y que nunca llegué a publicar en su momento:
"Aprovechando este veranillo que disfrutamos estoy paseando más estos días. Ayer, me fui por una zona preciosa, las dehesas de Villalba. Me gusta ir escuchando música o alguna charla mientras paseo, y ayer estuve escuchando una charla de Pilar del Barrio. Como suele pasar con las cosas de Dios, no se vuelven viejas, ni pasan de moda. Es una enseñanza preciosa que trata de la escucha y la esperanza. Si no me falla la memoria, es de diciembre de 2009, pero por esas "diosidencias" o "jesualidades" era lo que necesitaba escuchar en este momento que estoy viviendo. Así es Dios, te da lo que necesitas en cada momento, incluso cuando no esperas recibir nada. Pilar ponía a María como ejemplo de escucha y de esperanza. Como modelo de saber escuchar y de saber esperar. En un momento nos pedía que nos preguntáramos en lo más profundo de nuestro corazón, qué esperábamos de Dios. Qué nos había prometido en nuestras vidas, dónde estaba nuestra esperanza. ¡Gran pregunta! . Y que es el tiempo de la escucha, de una escucha expectante, una escucha anhelante, una escucha de deseo, una escucha de esperanza. Y que también es el tiempo de llevar un poco a la práctica toda esa esperanza, y hacerla carne viva, hacerla realidad. Porque las promesas están ahí y nosotros si nos las creemos, estoy convencida de que éste es el tiempo de la esperanza y del cumplimiento de promesas. Éste es el tiempo que el Señor va a aprovechar para mostrar su inmenso amor."
Esta charla me tuvo pensando mucho en lo que yo esperaba del Señor y a abrirme en canal delante de Él, y sobre todo a desear escucharle como hacía tiempo que no me pasaba.
Seguí paseando, escuchando y esperando. El día 12 escribí lo siguiente:
"Ayer, de nuevo escuché una charla de Pilar del Barrio. Apoyándose en la lectura, creo que de Ezequiel, de las aguas que salen del templo, Pilar reflexionaba sobre el peligro del agua estancada. Y es que necesitamos constantemente que el agua fluya y que no se estanque. Hasta lo más sagrado, lo aparantemente mejor, puede estancarse y pudrirse. El agua puede remansarse, pero no debe estancarse. Cada uno que piense donde tiene el agua estancada: odios y quereres, creencias, actitudes, vivencias, relaciones, etc...; y pidámosle al Espíritu Santo que nos renueve y vivifique esas aguas estancadas. Estamos a punto de celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Miremos esa agua y sangre que nace de su costado y dejemos que nos riegue para purificar nuestras aguas estancadas. Jesús, templo vivo del Espíritu Santo, Tu muerte nos da la vida. ¡Gracias, Señor!"
Y así he ido día tras día paseando y escuchando. En otros días he escuchado charlas de la semana de oración de Santiago 2009: Mamen Sánchez y Vicente Borragán. Son charlas sobre la comunidad. La comunidad como lugar de crecimiento. La comunidad como lugar de oración. La comunidad como lugar de plenitud. ¡Una maravilla! Os puedo asegurar que no tienen desperdicio, y que aunque "enlatadas" como dice Vicente, a mí me han dado vida. No sólo he paseado y escuchado, también he traducido, he visto a gente que llevaba tiempo sin ver, he compartido con mis amigos y he disfrutado de cada minuto de este mes. Me da pena no poder ir a la Pascua con mi grupo a Herencia, pero no puede ser. Mi vida me lleva por otros derroteros y viviré la Semana Santa de otra manera. Pensaba hacerlo en mi Parroquia, pero por esas cosas de la vida me iré a Madrid a estar con mis padres. Ellos también necesitan de mí y no tengo duda de que es lo que tengo que hacer en este momento.
Espero que todos disfrutéis de todas las bendiciones que el Señor nos tiene reservadas estos días. Ya sabéis que Él reparte su gracia cada mañana y nos da 24 horas para disfrutarla a tope. Mañana será nueva. Os deseo a todos una feliz y bendita Pascua.

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