miércoles, 4 de mayo de 2011

Crónica italiana bis













Hola a todos desde la Ciudad Eterna. Desde la última vez que escribí no he parado y espero ser capaz de acordarme de todo y de poder contaros mis "aventuras romanas". Del día 27 al 29 estuve encerrada traduciendo para el Ejecutivo de la Fraternidad en una casa de ejercicios en Roma que se llama Villa Aurelia. Un sitio precioso, rodeado de un jardín-bosque increíble, ¡en plena ciudad! Desde la terraza del comedor se veía esta espléndida vista de la cúpula de San Pedro. Traducir en reuniones de trabajo es siempre un poco aburrido. Lo que compensa son los momentos de compartir en las pausas de café, comida, cena, Misa, etc... Además yo era la única mujer, de modo que he estado de lo más atendida y cuidada. El viernes 29 se inauguraban oficialmente las oficinas de la Catholic Fraternity en el Palacio de San Calixto, y tuvimos una Misa solemne en la iglesia de Santa María en Trastevere. Para mi gusto demasiada pompa y circunstancia, y muy poca alabanza carismática, pero la iglesia es tan bonita que te elevaba el corazón a la vista de tanta belleza. Luego fuimos a las oficinas. El obispo Clemens, secretario del Pontificio Consejo para los Laicos, inauguró oficialmente las oficinas y luego hubo un pequeño refrigerio. El sábado amaneció gris y lluvioso, y algo frío. Estábamos agotadas después de tanto sarao, pero tuvimos que volver a la oficina porque Julia tenía cosas que hacer con Matteo. En fin, que fue un día sin demasiados sobresaltos. Ese día empezaban las actividades de la beatificación de Juan Pablo II. Esa tarde en el Circo Máximo hubo una velada y las Basílicas Mayores de Roma iban a permanecer abiertas toda la noche. A las 5 de la mañana abrirían las vallas de seguridad de San Pedro y la gente podría empezar a acceder a la Plaza. Yo he de reconocer que lo he visto todo por la tele. Ya, ya sé que estoy en Roma y todo eso, pero la masa me espanta y mi espalda me duele muchísimo. Antes de venir para acá tuve que ir a urgencias por una lumbalgia, y sigo con dolor de espalda. Aunque no me impide andar ni moverme, no puedo estar parada mucho tiempo de pie. Sólo pensar en las horas de espera, etc... me horrorizaba. De todos modos se palpaba en el aire el ambiente, ya que toda la ciudad estaba llena, y sigue estando llena, de gente de todos los continentes. El domingo fue un día precioso. Aunque anunciaban lluvia, el sol brilló resplandeciente durante todo el día. Estuvimos comiendo en casa de Stefania con toda su familia. Una auténtica comida italiana en familia, con abuela, tíos, nieta, papá, mamá e hijos. Luego una sobremesa en el balcón, con limoncello y risas. ¡Todo muy italiano! Después Julia y yo volvimos al Trastevere, a San Calixto, porque teníamos que ver a Matteo en la oficina. Fuimos a cenar con Matteo y cuatro americanos, miembros de las comunidades que fundaron la Fraternidad Católica. Fue una cena de lo más agradable y distendida. En un momento determinado uno de ellos, Bob, dijo algo que me encantó. Habló de lo bueno que es "perder el tiempo con los amigos, como lo hacía Jesús". Y qué verdad es. No se trata de pasar tiempo simplemente, sino de perderlo. Porque lo que parece una pérdida, es una gran ganancia. El lunes por la mañana se suponía que yo iba a remolonear un poco e ir luego a la Fraternidad, pero Matteo llamó a Julia y le dijo que nos pusiéramos guapas, según sus palabras "de Primera Comunión", porque teníamos que ir al Vaticano a una reunión con miembros del Ejecutivo en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Allí nos recibió Monseñor Ladaria, Secretario de la Congregación y otro obispo americano, Monseñor Brown. Yo tuve que traducir al francés, (Mon Dieu) y Julia al inglés. Después cuando salimos la plaza de San Pedro estaba llena de gente celebrando la Misa de Acción de Gracias por la beatificación. El martes, nos tomamos el día libre para visitar un poco por Roma. Fuimos a ver la Iglesia de Gesú, sede de los Jesuitas en Roma. Es una maravilla. Luego visitamos el Campidoglio, en la colina capitolina, el sitio favorito de Julia en Roma. Comimos frente a la casa de Estefania en un restaurante que se llama la Taverna Pretoriana. Es un sitio barato, pero se come genial y es precioso. Después fuimos a visitar la Basílica de Santa María la Mayor y luego a casa. La Basílica es preciosa y estuvimos un rato orando en la capilla de Santa María de la Salud del pueblo de Roma. Tiene un cuadro antiquísimo de María, que en un momento de la historia de la ciudad fue sacado en procesión para salvar a Roma de una plaga de peste. Existe mucha devoción por esta imagen de María y la verdad es que es una capilla preciosa. Volvimos al Trastevere y paramos en la plaza de San Cosimato, en nuestro café para disfrutar de uno de esos momentos de pérdida de tiempo. Y aquí estoy hoy miércoles escribiendo desde la Fraternidad. Suenan las campanas de la torre de Santa María, que me acompañan en mis noches y mis días en este barrio maravilloso del Trastevere donde vive Julia. Esta tarde iremos a visitar San Pablo Extramuros, otra de las Basílicas mayores que todavía no conozco. Julia me ha dicho que es una maravilla y estoy deseando verla. Y, de momento, nada más. Espero que todos estéis bien y que a mi vuelta podamos perder el tiempo juntos. Baci a tutti.

2 comentarios:

Maria Dolores dijo...

Querida Lourdes: Leo tus últimas noticias de las que ¡ME ALEGRO TANTO!. Sólo decirte que para l@s del coro fue un regalo poder compartir junt@s esas celebraciones de SSanta. Hay algo que nos une, más allá del lugar y del tiempo... y está en el espíritu que nos permite sentirnos comunidad. Y ¿qué decir de la importancia del trío DOLUMER? Pues eso: que siempre te esperamos. Un beso. Mª Dolores

frutines dijo...

Lou, sabes que a mí también me encanta perder plácidamente el tiempo con mis amigos, sin nada especial que hacer o que decir, sólo ESTANDO. Muchas veces hemos compartido momentos mágicos de risas,llantos y oración. Un abrazo, desde la cúpula de la "basílica" de Tri Canti in Bolilleri un bacio per te, fratella. Ya sabes que estoy estudiando italiano con mi método PONS, no está mal para iniciadas como yo. Soy la Frutines, este bicho se empeña en no reconocerme,quizá sea mi nuevo look capilar, malditos des-ordenadores!!.