martes, 13 de diciembre de 2011

Otra vez de puente en Puente

Ya en el 2007 escribí sobre estar "de puente en Puente" y ahora he vuelto 4 años después. Es la tercera vez que voy en estas fechas a Puente la Reina y siempre me deslumbra lo bonito que es. Como dicen que hay que tener amigos de todas partes (según el dicho "hasta en el infierno"), tengo mucha suerte de contar con una amiga, Encarna, de esta hermosa tierra navarrica.
Salimos el jueves 8, junto con Vicente Borragán, hacia Caleruega. Encarna nunca había estado allí y aprovechando el viaje hacia Navarra, paramos para disfrutar de la patria chica de Santo Domingo. Tuvimos mucha suerte porque el día era soleado y hasta calentito. En Caleruega visitamos la Iglesia de San Sebastián, donde el Párroco estaba preparando la Misa de la Inmaculada y Vicente pudo charlar animadamente con él. Después estuvimos en la casa de los dominicos, donde visitamos el museo donde se exponen esculturas del Padre Salas. Sobre todo nos impactó una de ellas sobre la Última Cena. Luego bajamos a la bodega de Juana de Aza, madre de Santo Domingo. Aunque es Beata, en Caleruega siempre la han llamado Santa Juana de Aza. De allí fuimos a la Iglesia de Santo Domingo donde nos encontramos con el Padre Salas, el de las esculturas, que estaba haciendo fotos en el coro. Quisimos bajar a ver el pozo pero estaba cerrado. Tuvimos la suerte de encontrarnos con una de las hermanas dominicas, que gentilmente nos dejó la llave para entrar. ¡Suerte de ir con Vicente Borragán! Me encantó cómo le dijo: "Padre, le tengo muy oído en cintas". ¡Benditas grabaciones! Luego fuimos a lo que llaman Museo, que es el claustro del convento de las dominicas, y nos volvieron a dejar la llave para entrar. Vicente estaba encantado. La verdad es que está cuidadísimo y da gusto verlo. Desde Caleruega nos dirigimos hacia Silos, pero no pudimos ver el claustro románico porque en festivos sólo lo abren por la tarde. ¡Otra vez será! Nuestro destino para comer era Lerma, donde nos reunimos con otros hermanos de Maranatha y Chus Villarroel. Por la tarde entraba de novicia en las dominicas de Lerma una chica que conocían y Chus presidía la ceremonia. Encarna y yo teníamos la intención de quedarnos pero la Iglesia estaba hasta la bandera y no se veía nada. Ante la perspectiva de pasar varias horas de pie decidimos seguir hacia Puente. Vicente se quedó y volvió a Madrid con otros dominicos. Llegamos bien a Puente, aunque hubo un momento de una niebla muy densa en el que se veía bastante poco. Gracias a Dios no duró mucho. La hermana de Encarna nos había preparado un conejo y unas verduritas con patatas para cenar. ¡Delicioso! Nos acostamos temprano después de ver un rato la tele. Lo mejor de estos viajecitos es que no tienes la obligación de hacer nada, simplemente dejarte llevar por lo que surja. Al día siguiente quedamos con Laura, la hermana de Encarna, y nos fuimos a caminar con ella. Es una andariega increíble. Ella sale todos los días y va a un pueblo que está al lado. En total camina 8 km diarios a buena marcha. El día amaneció con niebla pero poco a poco se fue despejando y las vistas eran increíbles. Al volver cogimos el coche para acercarnos al Señorío de Sarría. Es como de cuento de hadas, con castillo y todo. Encarna y Laura me hicieron un recorrido por lugares que recordaban de su infancia y adolescencia. Nos tomamos unas cañitas con Laura y nos fuimos a comer. Por la tarde habíamos quedado con Quintín en Estella. Estuvimos paseando y tomando unos vinitos. Volvimos a Puente a cenar y nos acostamos temprano. A la mañana siguiente estuvimos por Puente, era día de mercadillo, y estuvimos pululando por los puestos. Habíamos quedado con Quintín para ir a Pamplona. Allí estuvimos paseando, fuimos al Mercadillo de Navidad en la Plaza de toros, tomamos café en el famoso Café Iruña (¡precioso!) y luego fuimos por el Parque de la Taconera, subimos por la cuesta de Santo Domingo, Estafeta, etc... En resumen, recorrido de los famosos encierros. Luego ¡de pinchos! Es una ciudad muy viva y con unos bares muy bien surtidos de cosas deliciosas. Volvimos a Puente a tomar café con Laura en su casa. Luego estuvimos sesteando, Encarna en el sofá delante de la tele y yo en mi camita más a gusto que nada. La verdad es que he dormido muy bien estos días, cosa que no me sucedía desde hace tiempo. Por la noche habíamos quedado para ir al grupo de Puente y luego a cenar en La Casita, casa que tienen alquilada unos hermanos de Navarra donde tienen su comunidad. Habían estado todo el día de convivencia con los niños de los distintos grupos. Ese día habían estado unos 30 niños entre los 3 y los 5 años. La labor que hacen con niños y jóvenes es increíble. El grupo de oración es pequeñito, pero alaban con mucha fuerza. La cena fue deliciosa, preparada por Luci y sus pinches, Mari Cruz y Ana. Era la primera vez que visitaba La Casita, y debo confesar que me hizo mucha ilusión conocerla por fin. En una de las bajeras habían montado un Belén precioso, con figuras grandes, llenas de color. Esta gente trabaja muchísimo y tienen una entrega y un ímpetu increíbles. Entre platos deliciosos y agradable conversación se nos pasó el tiempo volando. Aunque nos acostamos tarde, nos levantamos temprano para salir cuanto antes para Madrid. El viaje de vuelta fue muy bueno, y llegué para comer con mis padres. Y luego para casa, donde llegué temprano por la tarde. Y aquí estoy escribiendo y preparándome para la Navidad. ¡Sólo quedan 12 días!
No puedo más que dar gracias al Señor por estos días tan llenos de cosas buenas y agradables. Sobre todo de gente buena y agradable. ¡Gracias, Enki, por hacerlo posible!

3 comentarios:

Gonzalo Sanz dijo...

Lourdes como siempre bonita y muy interesante crónica viajera. Que el Señor te siga bendiciendo. Feliz Navidad.

Lou dijo...

Gracias, Gonzalo, tú siempre tan fiel lector. A ver si nos hacemos un tour navarro con los "travellers". Espero que Encarna se anime a organizarlo. Besitos.

Encarna dijo...

Buen reportaje Serrana.Un beso