domingo, 27 de mayo de 2012

SINVERGÜENZA

Hoy, día de Pentecostés, he decidido ser una sinvergüenza, y os invito a ser sinvergüenzas conmigo. He decidido soltarme la melena (que ya no tengo) y, sin pudor alguno, desnudarme ante el mundo.
¡Sí! ¡Creo en Jesús! Creo que Él es el único remedio para este mundo. Que no hay rescate como el que Él ya ha realizado.
¡Sí! Creo en el amor eterno del Padre. En su misericordia sin fin.
¡Sí! Creo en el poder del Espíritu Santo. En que con Él lo puedo todo.
¡Sí! Creo en María intercesora, madre, velando constantemente por mí. 
¡Sí! Creo en la Iglesia nacida en Pentecostés. Esposa, santa y meretriz.
Y además de creer los amo: a Jesús, al Padre, al Espíritu Santo, a María, a la Iglesia.
Y creo, firmemente, en el poder de la oración. En la comunión de los santos. En el perdón de los pecados. En la eficacia de los sacramentos.
¡Qué "sin vergüenza" soy!
Y doy inmensas gracias a Dios por poderlo vivir con otros tan sinvergüenzas como yo. 

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