lunes, 14 de abril de 2008

Animalitos


Quizá a algunos les pueda parecer ridículo, pero para los que queremos a los animales la muerte de uno de ellos nos llena de tristeza. Hoy, hace un rato, me ha llamado Fer para decirme que Hacker, nuestro perro, había muerto. Ha tenido un fallo renal y le han tenido que matar para que no sufriera más. Cuando Fer y yo nos separamos, los perros se quedaron con él. Al fin y al cabo él tenía una casa con jardín y yo iba a vivir en un piso. Me costó separarme de ellos. Puede parecer absurdo, pero yo he querido, y quiero mucho, a los animales que han pasado por mi vida. Cada uno de ellos ha compartido parte de ella, y ¡qué narices! se les echa de menos. Los que nunca han tenido esa experiencia puede que no la entiendan, pero os puedo asegurar que cada vez que muere uno se te rompe algo por dentro.

Hacker llegó con otros 3 hermanitos a mi casa en julio de 1999. Al final nos quedamos con él y con Blanca (la zalamera). Era un perro muy gracioso, se parecía al Golfo de la Dama y el Vagabundo. En fin, descanse en paz. Estoy segura de que Dios tiene un Cielo para los animalitos y allí estará Hacker haciendo el gamberro.

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