lunes, 16 de agosto de 2010

De regreso


De vuelta del viaje a Rusia, me parece mentira haber vivido todo lo que hemos vivido. Han sido días intensos, ¡es dura la vida del turista! Madrugones, calor, atascos, corriendo de un lado a otro con todo en una maleta. Pero realmente merece la pena. ¡Me encanta viajar! Empezamos en San Petersburgo y terminamos en Moscú. Entre San Petersburgo hemos ido visitando ciudades preciosas, de la Rusia profunda: Novgorod, Valday, Tver, Sergiev Posad, Rostov, Jaroslavl, Kostroma, Suzdal, Bogolubovo, Vladimir. Hemos visto y navegado en ríos impresionantes, Neva y Volga. Iglesia tras iglesia a cual más bonita, iconostasios impresionantes, cúpulas doradas, pintadas, de cerámica, frescos. Palacios y jardines. Moscú de noche brillante y espléndida. El Ermitage con todos sus tesoros. Ahora cuando miro las fotos revivo cada momento vivido, cada paso dado. Hemos podido celebrar la Eucaristía casi todos los días, dos de ellos en iglesias católicas en San Petersburgo y Moscú. Un auténtico regalo. Además hemos tenido suerte con el problema de los incendios y el humo y no hemos tenido que hacer uso de las mascarillas. Pero, tenemos que seguir pidiendo para que se acaben los incendios y el pueblo ruso pueda recuperarse de tan tremenda tragedia.
La verdad es que resumir todo lo vivido es difícil, son tantas vivencias en poco tiempo, que se amontonan los datos y no sabes ni por donde empezar. Ahora estoy ordenando las fotos y las ideas y quiero hacer un diario del viaje para que no se me olvide. Además de todo lo que hemos visitado la otra parte preciosa es la de la convivencia con el resto de los viajeros. Gracias a Dios no sólo nos une el haber hecho este viaje, sino que llevamos viajando muchos años juntos, recorriendo este camino precioso que el Señor nos ha dado para compartir. Y eso ayuda mucho a la hora de convivir. Le doy muchas gracias al Señor por haberme regalado esta vivencia tan preciosa.

No hay comentarios: