viernes, 19 de noviembre de 2010

Ayúdame a ayudar

Esta es la frase que resuena en mi interior desde que volví. "¡Ayúdame a ayudar!" Como un grito de auxilio. Quiero ayudar, pero ayúdame, Tú, Señor, a saber dónde, cómo y cuándo. Quiero poner todo mi ser, mis talentos a tu disposición, pero sólo desde Ti. Por Cristo, con Él y en Él. Y sólo desde la acción poderosa del Espíritu Santo, sin el cual poco o nada podemos hacer. El activismo para Dios, sin Dios, es algo que me horripila. Lo veo con tanta frecuencia a mi alrededor, y además con la mejor intención, desde la más absoluta entrega. Y luego nos quemamos y todo nos pesa, y estamos como tristes cuando deberíamos estar alegres. En fin, no sé, que todo esto es difícil y a la vez la cosa más sencilla del mundo. Pero es que ese "ayúdame a ayudar" es como de ida y vuelta. Parece que el Señor me lo está gritando y a la vez se lo pido yo a Él. Todo esto me lleva a ponerme mucho más las pilas, a agarrarme a la oración, la Eucaristía, el Rosario, para dejarme hacer desde Él. He descubierto en Mamá María una aliada estupenda. Siento su sonrisa y su apoyo permanente, cuando yo flojeo, y eso me anima a seguir. Me voy a ir unos días a solas con el Señor, para aclarar mi cabeza y poner orden a todo lo que quiero hacer. He reservado unos días en La Trapa en Palencia (del 3o de noviembre al 3 de diciembre) y os pido que me acompañéis con vuestra oración desde donde estéis.

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