viernes, 5 de noviembre de 2010

Padre, únenos


Ésta ha sido la música que ha acompañado mi estancia en Bari. La Comunidad de Jesús tiene como carisma buscar esa unidad entre los cristianos y eso hemos estado viviendo estos días. Han sido unos días muy especiales. Pero, de verdad, cuando digo especiales es porque lo han sido realmente. Ha sido una experiencia nueva, distinta. Poder compartir con hermanos cristianos, no católicos, ha sido más que hermoso. No hay palabras para expresarlo. Como un anticipo del cielo. Algo verdaderamente escatólogico. Es como si el Libro del Apocalipsis se hiciera realidad en nuestra vida. Gente de toda raza, condición, nación y confesión alabando, bendiciendo, celebrando al Cordero en el trono. ¡Pura gozada!
La ciudad de Bari, históricamente, tiene esta tradición de acogida. En la Basílica de San Nicolás, en la cripta, hay una capilla ortodoxa. Así se pueden celebrar liturgias católicas y ortodoxas en el mismo lugar. Estuvimos celebrando la Eucaristía en esa cripta. El altar es la tumba de San Nicolás. Poco a poco se fue llenando de ortodoxos de tradición rusa, que esperaban a que acabáramos nuestro culto para empezar el suyo. San Nicolás es un santo de antes de la separación entre Oriente y Occidente, y por eso se le rinde culto en ambas iglesias: ortodoxa y católica.
Lo que he visto, vivido y oído en estos días, me ha impresionado vivamente. Ahora hay que reposarlo y orarlo, para poder asimilarlo. Ya estoy de vuelta en Roma, y el lunes vuelvo a Madrid. De modo que a algunos os veré la semana que viene. Otros estáis más lejos, pero seguimos unidos por la oración.

1 comentario:

Vicky dijo...

Impresionante, me encanta esto de los encuentros ecuménicos! Niña, vaya días estás pasando, eh? Es, ya no para una crónica, sino para escribir un libro!!! Love u, sister!