sábado, 12 de enero de 2013

30 AÑOS


El día 4 de enero puse título a esta entrada. Tenía la intención de escribir sobre los 30 años que mi hija cumplía ese día. Tener una hija de 30 años no es algo baladí. Una siempre se ve joven, o al menos espera aparentarlo, pero cuando te das cuenta de que tu bebé ha cumplido 30 años no puedes dejar de lado lo obvio, ¡te estás haciendo mayor!
Cecilia es, ha sido y será la niña de mis ojos. No soy ni mucho menos la madre perfecta, ni Cecilia es el modelo de hija perfecta. Al menos según los cánones. Pero creo que tanto ella como yo intentamos ser lo mejor la una para la otra. 
Cada año empieza igual para mí, desde hace 30. Al cumplir años tan pronto, Cecilia protagoniza siempre estos primeros días de enero. Desde el bullicio de Año Nuevo, pasando por su cumple, el día de Reyes y la resaca fin de fiesta. Así año tras año. Yo, en éste, no dejo de tener un sabor agridulce en mi boca. Sensaciones contrarias. La alegría de poder celebrar los 30 años de mi hija, con salud, y la sensación de sentirme perdida en tantos momentos. Sigo en un túnel y todavía no encuentro la salida. Veo destellos, pero sigo en la oscuridad.
Pero sigo agarrada al Señor con fuerza. A veces pienso que si no fuera por Él... En fin, prefiero no recrearme demasiado en esos pensamientos. 
Lo que traiga este año, sólo Dios lo sabe. Creo que lo único que podemos poner nosotros es la actitud con la que vivamos los distintos acontecimientos. Yo, por el momento, lo quiero encarar con una sonrisa, con esperanza y con ilusión. 

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