viernes, 7 de marzo de 2008

Una vez más

De nuevo el horror. De nuevo el dolor ante el terror. Te viene a la mente la frase ¿qué hemos hecho para merecer esto? ¿Por qué? Es un absurdo sin límites. Otra familia rota ante lo absurdo. Los políticos dejan sus mensajes de solidaridad. Pero, ¿sirve para algo? La verdad es que no lo sé. Lo único que sé es que es un nombre más que añadir a una larga lista. Una lista que se nos olvida, una lista de nombres, de familias, de amigos que se preguntan qué ha pasado. Dicen que la niña, su hija lo ha presenciado. ¿Qué puede pensar esa niña? Ojos grandes, inocentes ante el horror de ver morir a su padre. Realmente, espantoso.
El domingo hay que votar. Hay que volver a ponerse ante una urna vacía y llenarla de esperanza. Y de nuevo el terror se hace presente. Hace cuatro años, el famoso 11 M, nos golpeó con todo su horror. Hoy, de nuevo, el terrorismo absurdo nos golpea. No nos debemos callar, no nos pueden callar. Hay mucho en juego. Por eso digo, votemos, con cabeza, con corazón, con todas nuestras fuerzas. No nos callemos. Por esa niña, por todos los niños, por el futuro. Hagamos lo que hagamos, no dejemos de votar el domingo y demostremos que nuestra voz sirve para algo. Unámosnos frente al terror, frente a la barbarie, frente al absurdo.
Dan ganas de no hacerlo, de quedarse en la retaguardia mirando, pero no podemos hacerles el juego a los malos. Sí, "a los malos", porque son "malos", con todas las letras, con toda la intensidad de esa palabra. ¿Quién dijo miedo? Pueden matar el cuerpo pero no pueden matar el alma. No pueden ni deben hacerlo. No les dejemos.
"Encendamos la luz de Jesús". Gritemos: "¡Basta ya!" Ellos utilizan armas, nosotros la palabra, el voto. No callemos, no permitamos que ganen en este juego que llamamos vida.

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