Mañana es mi cumpleaños (¡54!), y quiero escribir hoy como si fuera víspera de Año Nuevo, lo que llamamos por aquí, Nochevieja. Uno suele hacer balance de lo acontecido en el año que se acaba, y yo no quería ser menos. Pero, ¿por qué sólo un año? Creo que habiendo llegado hasta aquí (54), puedo permitirme el lujo de echar la vista atrás y reflexionar sobre el camino recorrido. Además, ahora que vuelvo a estar en época de cambios, me viene bien para aclarar mis ideas. Separar la paja del grano y esas cosillas. En términos generales no me puedo quejar en absoluto. Podría resumirlo así: balance positivo. Pero, si voy partida por partida, me doy cuenta de que a los ojos del mundo, soy una perdedora. Pero, ¿a mí qué me importa el mundo? Os puedo asegurar que absolutamente nada. Son otros criterios los que rigen mi vida, ¡gracias a Dios! ¿Por qué perdedora? Pues porque lo he perdido casi todo: marido, posesiones, trabajo, etc.. Y para el mundo esas cosas son muy importantes. Cuando la vida se cifra por lo que se tiene, cualquier pérdida es fracaso. Pero, gracias a Dios (y sólo gracias a Él) yo me siento muy ganadora. ¿Qué más puedo pedir si lo tengo todo con Él y en Él? Cada día el Señor me sorprende con un regalo: ¡estar viva! Desde la mañana a la noche me acompaña con su amor y su gracia. viernes, 21 de septiembre de 2012
Mi Nochevieja
Mañana es mi cumpleaños (¡54!), y quiero escribir hoy como si fuera víspera de Año Nuevo, lo que llamamos por aquí, Nochevieja. Uno suele hacer balance de lo acontecido en el año que se acaba, y yo no quería ser menos. Pero, ¿por qué sólo un año? Creo que habiendo llegado hasta aquí (54), puedo permitirme el lujo de echar la vista atrás y reflexionar sobre el camino recorrido. Además, ahora que vuelvo a estar en época de cambios, me viene bien para aclarar mis ideas. Separar la paja del grano y esas cosillas. En términos generales no me puedo quejar en absoluto. Podría resumirlo así: balance positivo. Pero, si voy partida por partida, me doy cuenta de que a los ojos del mundo, soy una perdedora. Pero, ¿a mí qué me importa el mundo? Os puedo asegurar que absolutamente nada. Son otros criterios los que rigen mi vida, ¡gracias a Dios! ¿Por qué perdedora? Pues porque lo he perdido casi todo: marido, posesiones, trabajo, etc.. Y para el mundo esas cosas son muy importantes. Cuando la vida se cifra por lo que se tiene, cualquier pérdida es fracaso. Pero, gracias a Dios (y sólo gracias a Él) yo me siento muy ganadora. ¿Qué más puedo pedir si lo tengo todo con Él y en Él? Cada día el Señor me sorprende con un regalo: ¡estar viva! Desde la mañana a la noche me acompaña con su amor y su gracia.
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3 comentarios:
Casualmente, por ser tu cumpleaños, he entrado en tu blog y me he sentido atrapado en la lectura de esta reflexión que haces. Por supuesto que no es mucho pedir que te pongamos un comentarios. Te deseo un año lleno de las cosas del Señor.
Yo también te deseo muchas bendiciones y que sigas con los oídos abiertos para saber qué quiere EL SEÑOR para tu vida
HOLA GUAPA, SE NOS HA PASADO TU CUMPLE, PERDÓN PERDÓN, PERDÓN, PERO COMO TODOS LOS SANTOS TIENEN OCTAVA FELICIDADES MUCHAS MUCHAS MUCHAS. TE QUEREMOS UN MONTÓN. GRACIAS PORQUE SE QUE YA NOS HAS PERDONDADO.
BESITOS Y BENDICIONES
MARÍA Y MARIANO
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