jueves, 4 de octubre de 2012

Mayor de edad

Hoy cumplo ¡18 años! ¡Ya soy mayor de edad! No os sorprendáis, no me he vuelto loca. Hoy, hace 18 años, el Señor tuvo a bien venir en mi rescate, y aquí estoy celebrándolo. He contado tantas veces mi testimonio que a veces pienso que lo he "rutinizado" (¡toma palabro!), pero nada más lejos de la realidad. Creo que ese momento de encuentro personal, ese día, esa hora, son algo que nunca podrá ser algo rutinario; siempre conservará ese halo de momento extraordinario, especial. Encontrarse con Dios, os aseguro que es algo que desborda todo pensamiento, toda palabra, todo acontecimiento. No se puede resumir, ni definir. No se puede reducir a una vivencia más, es el momento cumbre, de verdad al desnudo, de una vida. Lo mío fue entre lágrimas, angustia, negrura, en resumen, puro infierno. Yo me encontré con el Padre, con su abrazo inmenso, con su amor sin medida. Como el hijo pródigo, regresé a casa, e hicieron fiesta por mí. Anduve embelesada con el Padre y empecé a ir al grupo de Renovación con mi suegra, a Maranatha. Allí hice el Seminario y recibí al Espíritu. Y meses después, en la siguiente Semana Santa, caí rendida ante el Hijo, Jesús. Ese fue mi proceso. Los 3 presentes desde el principio, pero yo abriéndome a cada uno poco a poco. Y, por supuesto, Mamá María. A ella me ha costado más descubrirla, amarla, pero me ha ganado completamente. 
Sólo sé que desde entonces no he dejado de alabar, de bendecir, de dar gracias por cada instante de mi vida. He llorado, he reído, he gozado, he amado, he sufrido, he peleado, he atravesado el desierto, he sentido la arena en mi boca, en mi corazón, he bebido en fuentes que nunca soñé, he bajado a mis infiernos, he subido montes y atravesado valles, y en todo momento no he dejado de sentir Su compañía. Además, por pura gracia, me ha regalado a tanta gente con la que comparto mi fe. Gente, que ni podía soñar conocer. De todos los rincones del mundo. ¿Qué más se puede pedir?
Por eso hoy quiero daros las gracias a todos los que, de un modo u otro, me habéis acompañado en este trayecto. A algunos os veo con frecuencia y os puedo abrazar, en vivo y en directo. A otros os mando un abrazo virtual y mi inmenso agradecimiento por estar allí. 
Y hoy me quiero despedir con la bendición de mi santo favorito, cuyo día celebramos hoy, Francisco de Asís:
El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz.
El Señor te bendiga.

1 comentario:

Encarna dijo...

Lourdes VIVA SAN FRANCISCO ADJUNTA.
OJALÁ SIGAS CELEBRANDO ESTA MAYOTÍA DE EDAD MUCHOS AÑOS.UN ABRAZO