domingo, 5 de octubre de 2014

DOMINGO DE LA XXVII SEMANA

Foto: + EVANGELIO DE MATEO 21,33-43
XXVII del A 3 (A) del salterio
| 05 de Octubre de 2014 | 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?». Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Palabra del Señor.

Santos: Astiero, confesor; Plácido, Eutiquio, Victorino, Donato, Firmato, Flaviana, Palmacio, mártires; Caritina, virgen y mártir; aurea, Flavina, Flora, Faustina Kowalsca, vírgenes; Froilán, Gala, Apolinar, Atilano, Diviciano, Marcelino, Masalvio, obispos; Traseas, obispo y mártir; Tranquilino Ubiarco Robles, sacerdote y mártir; Firmato, diácono; Mauro, Plácido, Simón, monjes; Aimardo, Mauricio, abades.
Felicidades a todos los que cumplen años, celebran su santo, su aniversario de boda, de ordenación episcopal, sacerdotal, diaconal o de profesión religiosa.
La lección, reto, desafío, o como quieras llamarlo, para hoy es darme cuenta de que no importa el éxito o el fracaso en la misión, lo importante es el fruto. Tantas veces mido por el rasero mundano, buscando las mieles del triunfo, cuando debo ser consciente de que el Señor es el único que debe brillar. Yo soy una sierva inútil.

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