lunes, 2 de enero de 2017

Palabra para hoy

Levítico 21, 8: "Considerarás al sacerdote como cosa santa, porque él es quien ofrece el alimento de tu Dios. Lo tendrás por santo, pues santo soy yo, el Señor, el que los santifico".
Me ha impresionado esta palabra. Nunca la había leído, no tenía ni idea de su existencia. En este momento en que estoy a vueltas con el Retiro de sacerdotes, me impacta mucho que el Señor me regale esta palabra. Nada es por casualidad.

La venida de Nuestra Señora del Pilar. Santos: Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno, obispos y doctores de la Iglesia; Isidoro, Martiniano, Siridión, obispos; Acucio, Argeo, Narciso, Marcelino, mártires; Macario, Adalardo (Adelardo), abades; Edelmira, virgen.

Felicidades a todos los que cumplen años, celebran su Santo, su aniversario de boda, de ordenación episcopal, sacerdotal, diaconal o de profesión religiosa. 

En muchos lugares del mundo hoy se vuelve a la rutina. Pero la Navidad no se ha terminado. Seguimos celebrando hasta el 8 de enero, día del Bautismo del Señor. Aquí, en España, esperamos con ilusión la Fiesta de los Reyes Magos (la Epifanía). Como dicen en muchos mensajes que me han enviado, "todavía nos queda el roscón". 


1 comentario:

Anónimo dijo...

...

Si el Creador los santifica, claro que son santos.

Se podría interpretar también como: "si no se portan como santos, no los quiero como Mis sacerdotes."

(especialmente si cometen tan gravísimo y reiterado crimen como la pederastia (y los altos prelados que lo encubren años y años).

Por fin un sacerdote dijo públicamente en el púlpito de una misa televisada: "La Iglesia es pecadora, claro que es pecadora!"

Un buen cristiano no se alegra de este desprestigio de la Iglesia, pero sí se alegra de que sea denunciada una situación que han ocultado décadas o siglos.

Un buen cristiano desea que se corrija este gravísimo mal, y además sabe que el Creador en cualquier momento limpiará y santificará a su Esposa, igual que limpia y santifica al propio cristiano que se acerca a confesar sus propios crímenes y pecados.

Este pasaje del Levítico podría interpretarse como: "Mis sacerdotes serán santos, o serán apartados."

Santa Jacinta de Fátima dijo: los sacerdotes han de ser puros, muy puros. La Virgen conocía a esta santa y a los otros dos pastorcillos de Leiríe, por eso les confió a ellos los secretos, y no a los obispos, cardenales y Papas.

Satanás se ha frotado las manos con este encubrimiento de obispos y cardenales del crimen de la pederastia.

El Papa puede levantar la obligación del celibato para los sacerdotes. Quién sabe si con ello los curas, al casarse, tenderán menos a abusar de los niños.

Este mal de la Iglesia ha escandalizado a muchos. De ahí la satisfacción de Satán.

Jesús le dijo una vez a Pedro: "Vade retro, Satán." Esto quiere decir que hasta el Papa puede pecar. Y gravemente. Por eso en Jesús y la Virgen podemos confiar ciegamente.

Igual que le reprendió (a Pedro), luego le dijo: te santificarás como cabeza de mi Esposa, y te llevarán a donde no quieras, pero tendrás como premio las llaves del Cielo (nada menos).

Sin los abusos de la Iglesia católica (pederastia, complicidad con poderes seculares corruptos, fariseísmo) no habrían triunfado las iglesias protestantes.

La Iglesia triunfará, sí, seguro, pero sólo porque Jesús la limpia.

Pero, si recuerdas la parábola de los administradores infieles del Evangelio, la Iglesia ha caído en el crimen de querer adueñarse de la viña (el rebaño), en vez de recordar siempre que están de administradores nada más.

Pasó con los fariseos de Caifás, pero también ha pasado y sigue pasando con los fariseos de la Iglesia Católica.

¿En quién confiar? Repito: en Jesús y la Virgen. No fallan jamás. Ni pecan jamás.

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