lunes, 26 de noviembre de 2007

In memoriam

Hoy, 26 de noviembre, hace 12 años que Miquette murió. Miquette es mi suegra. Como dicen en francés, "ma belle mere". Me parece mucho más bonito, porque Miki era bella en toda la dimensión de la palabra. Ella me enseñó muchas cosas, sobre todo me regaló su amor incondicional. A través de ese amor pude entender cómo Dios nos ama, sin pedir cuentas a nadie. Nos ama simplemente por ser nosotros, como somos y como estamos. Así amaba Miquette. Vivió entregada a amar sin límites y sobre todo a Su amado, Jesús. El dia que murió era Cristo Rey y siempre he pensado que murió ese día porque el Señor le quiso hacer un regalo después de toda una vida de entrega a Él. Cuando conocí a Miquette yo no creía en nada. Estaba en mi época atea o descreída o pasota, como lo queráis definir. Ella durante años oró en silencio, sin decirme nada, por mi conversión. Como Santa Mónica con San Agustín elevó su plegaria a Dios, y un día vio su oración respondida. Ella me llevó a Maranatha, mi grupo de oración, y pudimos compartir juntas muchos momentos de oración. Fue una época difícil para ella. El cáncer había hecho aparición en su vida y sufrió mucho. Tuvo su noche oscura del alma y se desesperó. Entonces me tocó a mí interceder por ella y pedirle al Señor que la ayudara. Así hace las cosas el Señor, primero ella oró por mí y cuando yo estaba preparada para ello, yo oré por ella. Ella recuperó la paz pocos meses antes de morir y vivió ese momento con una paz y una alegría contagiosas. La oración que la había acompañado en gran parte de su vida, y que proclamó antes de morir es la del Padre Foucauld:
Padre, me pongo en tus manos,
haz de mí, lo que quieras, sea lo que sea.
Te doy las gracias, lo acepto todo
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre, no deseo nada más.
Yo te ofrezco mi alma y te la doy
con todo el amor de que soy capaz;
porque deseo darme, ponerme en tus manos,
sin medida, con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
Una preciosidad. Desde aquí doy gracias al Señor por haber puesto a Miquette en mi vida, por haberme dado este ángel especial que sigue acompañándome con su amor e intercesión.

No hay comentarios: