martes, 6 de noviembre de 2007

Yamba, yamba

Ayer iba en el Metro de Madrid, línea 6 (circular). De pronto un chico empezó a hablar de manera rápida y muy alto. Se trataba, sin duda, de un actor de teatro o de un estudiante de teatro. Iba vestido con un mono azul, como si fuera mecánico u operario. En un minuto nos tenía a todos atentos y sonrientes. a veces cuando alquien empieza a hacer algo así, tenemos la tendencia de mirar al suelo y nos sobreviene un ataque repentino de vergüenza ajena. Pues a los que nos pasaba eso nos interpelaba diciendo: "no mires al suelo, te vas a quedar sin cuello intentando no mirarme". Eso te hacía levantar la mirada rápidamente. Nos dividió en cuatro grupos, según íbamos sentados. El primer grupo tenía que gritar: "¡YAMBA!" El segundo, "¡YAMBA! ¡YAMBA!" El tercero, "¡HEY!" Y el cuarto "¡YAMBA, YAMBA, HEY!". Creo que era así. Bueno, pues, se trataba de sobresaltar a los que se iban montando en distintas estaciones y no tenían ni idea de lo que ahí se cocía. Fue divertidísimo. La cara de susto, alucine y demás de los que se iban incorporando era un poema. ¿Qué sucedió? Pues que lo que suele ser un viaje aburrido, con todos serios y no mirándonos, se convirtió en un momento de fiesta y carcajada. Nos entíamos cómplices, compinches. Al final, por supuesto, pasó la gorra y desde luego no se fue de vacío. Es una gozada tener la cara de hacer algo así. Bienaventurados los que nos hacen reír porque de ellos será un trocito de cielo.

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